“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”. 1 Timoteo 6.6
Si querés obtener una gran ganancia, necesitás desarrollar piedad y acompañarla con contentamiento.
La piedad es la obediencia de los principios de la Palabra de Dios, es decir, buscar al Señor y vivir como Él quiere que vivamos.
El contentamiento es saber estar contento con lo que tenemos, sin caer en el conformismo pero evitando estar siempre insatisfechos.
Esta fórmula debe aplicarse de forma completa y no parcial, para que podamos experimentar toda la bendición que Dios nos quiere dar.
Si sabés administrarte pero no tenés contentamiento, no crecerás económicamente debido a no saber poner límites a tus deseos.
Por otro lado, si aprendiste a contentarte pero no conocés los principios para desarrollar una economía sólida, no crecerás económicamente.
Si carecés de ambos, terminarás en pobreza, porque no hay peor cosa que la ignorancia acompañada de falta de contentamiento.
Por lo general esto se traduce en endeudamiento, por no estar contentos con lo que tenemos, y por administrar mal aquello de lo que disponemos.
La gran ganancia no solo es material, sino también espiritual, ya que esta fórmula nos dará paz personal y familiar.
Recordá que el crecimiento económico no es fruto de la casualidad sino de aplicar los principios de la Palabra de Dios y desarrollar el comportamiento adecuado.
Recordá también que el contentamiento no surge naturalmente, debemos desarrollarlo en nuestra vida ejercitándonos en él.
Por eso el apóstol Pablo dice que él aprendió a contentarse cualquiera que fuera su situación, y nosotros debemos hacer lo mismo.
Enseñale esta fórmula también a tus hijos, para que puedan ser felices y además aprovechar todo lo que reciban de parte del Señor.
Yo bendigo tu vida para que Dios te fortalezca y puedas desarrollar piedad y contentamiento, y de esta forma obtener una gran ganancia.
