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Un Uno a Uno con Dios

El desarrollo de tu relación con Dios está en la oración.  Creces en tu relación con Dios por la oración.  Creces en tus relaciones personales, y hay cosas que distorsionan tu tiempo de oración por problemas en las relaciones.  Podemos ver a Dios como el Dios complaciente, o como el Dios punitivo, pero tú necesitas verlo como el Dios redentor; solo así podrás acercarte a Él.

La pluralidad de la oración
Muchas veces, practicamos oración en colectivo, y a muchos se les hace más fácil de esa manera.  Comenzamos y terminamos un servicio orando.  La experiencia de fe comienza orando.  Hay actividades, incluso seculares, que comienzan con una oración en la que todos participamos.  Esa es la pluralidad de la oración.  Por esa pluralidad obtenemos ciertos beneficios, pero veamos la oración en su singularidad; el uno a uno con Dios.

La singularidad de la oración: El uno a uno con Dios
¿Qué sucede en ese momento de intimidad con Dios?  ¿Qué puede distorsionar ese momento de intimidad?  ¿Qué hace que no nos expongamos a tener ese momento singular con Dios?

Hay experiencias que tenemos con Dios en lo singular y que no podemos tener de su parte si no tenemos la revelación correcta, que viene del uno a uno.  No te atreves a tener una relación con Él porque piensas que es el Dios que castiga; o tienes una relación con Él, pero no lo ves de la manera correcta y lo tratas como si fuera el genio de la lámpara de Aladino: pides y pides.  Pero para verlo como el redentivo y el Redentor de tu vida, más allá de una experiencia del colectivo, se requiere una experiencia del singular, del uno a uno.

La salvación de Dios, ese gran milagro, aunque todos creamos que la estamos experimentando, esa salvación es individual.  La forma en que tú conociste salvación no es la misma forma en que otros la conocieron.  Las cosas que tú pasaste no son las que otro pasó para decir: hoy estoy experimentando la salvación de Dios.  Esto, aunque la sangre de Jesucristo es la misma.

Ese crecimiento de esa relación con Dios tiene que ver mucho con ese momento a solas, ese momento de uno a uno, ese momento individual, momento donde te toca estar solo con Dios.  Es un momento donde, si no tienes la consciencia correcta, no lo aprovechas al máximo o ni te expones a él.

5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”  Mateo 6:5-6

Había gente que oraba solo por que los vieran, y como su fin era que los vieran, ya tenían su recompensa, ya los habían visto.  Y Jesús les dijo que así no se hace.  La efectividad de la oración personal, singular, no se vale en público.  La efectividad de tu oración no está en qué tan lindo tú oras, sino en cómo tú entras delante de la presencia del Señor, y a solas te expones a tener una experiencia con Él que, entonces, trae crecimiento a tu vida.  Jesús les está diciendo a sus discípulos que otros lo hacen de cierta manera, pero ellos tenían que hacerlo de manera diferente.  A otros los veía la gente, a ellos los vería el Padre.

Aunque la oración es algo que tenemos que compartir y lo haremos muchas veces acompañados, el mayor crecimiento como individuos lo tenemos solos.

Pero el problema es que a la mayoría de la gente no le gusta estar solo.  Y aunque la oración es con Dios, no entras con nadie.  Si has tenido la experiencia de montarte en una montaña rusa alguna vez, probablemente tu primera vez ante una impresionante montaña rusa, hayas dicho: Que alguien se monte conmigo; si esto se cae, nos caemos juntos, no me caigo solo.  ¿Es más fácil un negocio solo o una sociedad?  Si haces una sociedad y el negocio no sale, la responsabilidad es compartida y no solo tuya.  Para tomar alguna decisión, a la gente le encanta la consejería porque cuando las cosas salen mal entonces fue por lo que otro le dijo; no les gusta tomar decisiones solos.

No es del agrado de muchos estar solos, y cuando vamos a la presencia de Dios en lo individual, en la singularidad de la oración, para tener ese crecimiento, es solo.  Y aunque estás acompañado por Dios y con Dios, y la conversación es con Dios, tú entras solo.  ¿De quién son los defectos si vas solo?  Una de las cosas que puede pasar cuando tú vas solo es que llegue el pensamiento de que no eres digno de entrar a su presencia porque eres malo, pero ese momento de oración a solas es precisamente para cambiar eso que consideras malo y ser transformado.

Tú necesitas aprender a procesar la soledad en la oración.  Ten plena confianza de entrar a la presencia de Dios de manera efectiva, de modo que puedas obtener el crecimiento que proviene de poder tener un gran tiempo delante de su presencia.  A veces no entramos solos porque no sabemos qué hacer.  Tenemos herramientas, pero hay quienes se sienten menos, no se sienten aptos; otros, lo único que saben es pedir.  Pero tú tienes que aprender a manejar esa soledad con Dios.

Estos versos nos ayudan a tener la consciencia correcta de quién está hablando contigo.  Dice que cierres la puerta y allí te vas a encontrar con el Padre.  Lo que pasa es que en nuestra vida natural no todos tenemos una buena experiencia con el padre.  Y ahora comenzamos a medir la relación sobrenatural que podemos tener con Dios, con el Padre, filtrándola a través de la relación que tuviste en tu vida natural con tu padre.  Esto distorsiona tu momento de soledad con Dios.  Hay quienes no pueden cruzar palabras con su padre sin terminar peleando; y ahora entras a la presencia del Señor y te vas a encontrar con tu Padre.  Una mente distorsionada y no tener la consciencia correcta de con quién te encuentras, te hace pensar que cuando vas ante la presencia de Dios en oración, te vas a encontrar con el Dios punitivo, el que castiga.  Vas con un pensamiento distorsionado.  Tú necesitas tener la consciencia correcta de con quién estás hablando.

Ese mismo verso en la Nueva Traducción Viviente dice:

6 Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.”

Cierra la puerta detrás de ti.  Cuánta gente no se acerca a Dios tan solo por el hecho de no haber cerrado la puerta detrás de ellos, por recordar el pasado, por aquel error que todavía recuerdan y piensan que les distancia de Dios, cuando es todo lo contrario.  El mismo Jesús te dice que lo que tienes que hacer es cerrar la puerta que está detrás de ti y encontrarte con el Padre.  No importa si tuviste una mala relación con tu padre, cierra la puerta de atrás y encuéntrate a solas con Jesús; sin importar la mala decisión que tomaste, el mismo Padre está esperando para entonces ser el redentivo y hacer todas las cosas nuevas.  Pero si en tu mente tú no cierras la puerta detrás de ti, definitivamente no vas a poder obtener uno de los resultados más grandes de esos tiempos de soledad en oración con Dios que es el futuro que determina Dios para ti.

Cierra la puerta de atrás, y verás la efectividad delante; cierra la puerta de tu pasado, y verás la efectividad de tu oración a solas con Dios en tu futuro.

Lo que pasó, pasó.  No hay forma de enmendarlo aunque pueda haber una enmienda que surge de ese momento a solas y que te dirige al futuro grandioso que tiene Dios para ti.  Tu pasado no determina la relación que tú puedes tener con Dios.  Cierra la puerta detrás de ti y dirígete al futuro glorioso que tiene Dios para tu vida.

Fuente:
Carlos Rafael Bonilla

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