Voz del Tabernáculo

Un último llamado del espíritu en el 2025

Hay momentos en la historia espiritual de un pueblo donde el Espíritu Santo alza Su voz con fuerza, no para asustar, sino para despertar.

Y mientras el 2025 se acerca a su final, siento que este es uno de esos momentos:
un último llamado, una invitación divina que no debemos ignorar.

Este no es un llamado al ruido, sino al silencio que discierne.
No es un llamado a las emociones, sino a la obediencia.
No es un llamado a hacer más, sino a estar donde Dios quiere que estemos, con un corazón limpio y sensible a Su dirección.

El Espíritu hace un último llamado. a volver.

A volver a la oración que dejamos.
A volver a la comunión que descuidamos.
A volver a la santidad que se nos ha ido diluyendo con el cansancio del año.
A volver a escuchar Su voz por encima del ruido de la prisa, de la ansiedad, del mundo y hasta de nuestras propias opiniones.

El Espíritu hace un último llamado. a soltar.

Soltar aquello que no podemos llevar al 2026.
Soltar culpas, rencores, temores y cargas que solo ocupan el espacio que debería pertenecer a la presencia de Dios.
Soltar lo que nos drena, lo que nos distrae, lo que nos desvía.
Porque entrar a un año nuevo con cadenas viejas es cerrar la puerta a lo que Dios quiere hacer.

El Espíritu hace un último llamado. a alinearnos.

Alinearnos con Su voluntad, no con nuestro deseo.
Alinearnos con Su propósito, no con lo que parece más cómodo.
Alinearnos con Su Palabra, no con la opinión del momento.

Hay decisiones que Dios quiere corregir antes de que el año termine.
Hay caminos que deben enderezarse.
Hay corazones que deben rendirse.

Este es un llamado urgente, pero lleno de amor.

No es la voz del juicio, es la voz del Padre buscando a sus hijos.
Es la voz de Jesús diciendo: “Venid a mí.”
Es la voz del Espíritu diciendo: Escucha. Vuelve. Rinde. Obedece.

El 2025 termina, pero Su misericordia no termina.
Y antes de que cerremos este ciclo, el Espíritu nos llama a algo más grande que un cambio de fecha:
a un cambio de corazón.

Que este último llamado despierte en nosotros una búsqueda nueva, una adoración más profunda y un compromiso renovado con Aquel que jamás deja de hablarnos. Gracia y Paz.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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