Entonces el Señor visitó a Sara como había dicho, e hizo el Señor por Sara como había prometido Génesis 21:1
A medida que septiembre se acercaba, comencé a buscar a Dios por lo que estaba en Su corazón. Una mañana, me desperté con el sonido de un suave susurro que me decía que abriera mi Biblia en Génesis 21. En total obediencia, corrí hacia la Palabra y comencé a leer. “Entonces el Señor visitó a Sara como había dicho, e hizo el Señor por Sara como había prometido” (Génesis 21:1)
VISITACIONES DIVINAS
Mientras leía estas palabras, una sensación de emoción comenzó a llenar mi ser, y cuando comencé a llevar este versículo en oración, escuché la voz del Espíritu Santo señalar claramente que el mes de septiembre será un mes de visitas divinas. Sin embargo, el propósito de estas visitas no es entregar una nueva promesa, sino cumplir lo prometido anteriormente. Volví a leer este poderoso versículo otra vez. “Entonces el Señor visitó a Sara como había dicho, e hizo el Señor por Sara como había prometido” En ese momento, Dios comenzó a llevarme en un viaje y a enseñarme acerca de las visitas divinas. Señaló que cada visita divina siempre debe tener un propósito. Por ejemplo, Dios visitó a Abraham y le prometió a él y a su descendencia la tierra de Canaán y hacerle una gran nación, y que las familias de la tierra serían benditas (ver Génesis 12).
Claramente, aún no había llegado el momento de cumplir estas promesas. Posteriormente, Dios lo visitó nuevamente para asegurarle que iba a tener un hijo biológico (ver Génesis 15:1-5; Génesis 17:15-19). Otra visitación poderosa tuvo lugar en Génesis 18:10 cuando, a través de uno de sus mensajeros, Dios le dijo: «Ciertamente volveré a ti por este tiempo el año próximo; y he aquí, Sara tu mujer tendrá un hijo”. Una vez más, Abraham tuvo que esperar antes de poder ver el cumplimiento de esta promesa.
Curiosamente, él tenía noventa y nueve años en ese momento, por lo que era imposible ver el cumplimiento de la promesa. Anteriormente, Abraham trató de que Dios aceptara que su siervo, Eliezer de Damasco, sería su heredero. Dios dijo: «Tu heredero no será este, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu heredero” (Génesis 15:4). Una vez más, Abraham contendió con Dios, diciendo: «¿Qué hay de Ismael?» Una vez más, Dios dijo: «No, sino que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y le pondrás el nombre de Isaac”. (Génesis 17:19). En otras palabras, «Abraham, todavía necesitas esperar y ver el cumplimiento de lo que te he prometido».
En ese momento, Dios comenzó a recordarme viejas promesas que había olvidado: promesas imposibles, promesas muertas, promesas tremendas y también promesas increíbles. También recordé a personas en mi vida que prometieron ciertas cosas y nunca cumplieron estas promesas. Entonces escuché a Dios decir: «Yo Soy diferente a los que prometen y nunca cumplen. Cuando te prometo, también vengo para cumplir, sin importar cuán imposible parezca la situación, o cuán muerta parezca la situación». Mi espíritu estaba tan lleno de alegría, y seguí leyendo. La Palabra nos dice claramente: «Y Sara concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo señalado que Dios le había dicho.» (Génesis 21:2). La Biblia es clara al especificar que no fue Agar quien dio a luz a Isaac; más bien, el cumplimiento tuvo lugar a través de la mujer con la matriz muerta.
Génesis 21:6-7 Y dijo Sara: Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Pues bien, le he dado a luz un hijo en su vejez.
CUMPLIMIENTO DE PROMESAS
Hacia fines de agosto, mientras le contaba esto a mi esposo, él se llenó de gozo porque el Señor también le estaba diciendo lo mismo. El Señor le habló claramente de la promesa del Padre y de cómo Jesús prometió a los discípulos que nunca los dejaría, y que les enviaría otro igual y como él. Pero tuvieron que esperar el cumplimiento de la promesa. Cuando Jesús ascendió, el Padre derramó el Espíritu Santo; entonces hubo un cumplimiento y manifestación de la promesa. Mi esposo me confirmó que así como esta todopoderosa promesa del Espíritu Santo se cumplió con una clara manifestación, así se cumplirán muchas promesas que han sido demoradas, estorbadas y hasta muertas como la matriz de Sara. Pero el Señor visitará a muchos con visitas divinas para el cumplimiento de sus promesas.
En ese momento, me encontré riendo de alegría. Dios visitará a Su pueblo para cumplir lo que les ha prometido previamente. No hay situación que sea demasiado difícil para Dios. Nada es imposible para Él. Levanté mis manos en alto y comencé a darle alabanza por el mes de septiembre, y mientras comenzaba a alabarlo, comencé a escuchar Su dulce voz descargando esta dulce palabra:
EL TIEMPO DE LA BENDICION
«¿Estás listo para recibir el mes de la visitación divina? ¿Estás listo para el cumplimiento divino? Has esperado lo suficiente para ver cumplidas tus promesas. Has orado, has creído y ahora es el momento. En lo natural, es imposible; pero cuando es imposible para el mundo, es posible para Mí. Cuando tu promesa está muerta, esa es Mi oportunidad de mostrarte que Yo soy Dios Todopoderoso, lleno de poder y lleno de fuerzas. Porque Issac nacerá. Llegaré a tiempo, no demasiado temprano ni demasiado tarde. El cumplimiento de Mis promesas te traerá risas. Ya no reiras por la incredulidad, sino por el desconcierto. Estaras desconcertado de Mi bondad; te reirás de lo que Yo estoy a punto de hacer. No Me preguntes cómo. ¿Hay algo imposible para Mí? Confía en Mí con todo tu corazón. Confía en Mí con tu mente y conoce que Yo estoy abriendo un camino; estoy haciendo espacio para que prosperes, haciendo espacio para que salgas adelante. Ya no serás quebrantado, recibirás tu avance, porque el Rey ha deseado tu hermosura, te ha escogido para mostrar Su gloria, Su majestad, Su poder. Desecha las obras de la carne. Desecha todo pensamiento burlón de incredulidad; desecha toda duda, porque ha llegado el tiempo de tu visitación. Ha llegado el tiempo de la bendición». (Ivon Attia)
2 Corintios 1:20 Pues tantas como sean las promesas de Dios, en Él todas son sí; por eso también por medio de Él, Amén, para la gloria de Dios por medio de nosotros.
Ezequiel 12:28 Por tanto, diles: «Así dice el Señor Dios: “Ninguna de mis palabras se demorará más. Toda palabra que diga se cumplirá”» —declara el Señor Dios.
Con amor y oraciones,