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Un solo espíritu expresándose a través de diferentes manifestaciones

Muchas veces hay cristianos que, a pesar de que viven una vida piadosa y aman al Señor, y se han arrepentido de sus pecados, y han recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, y tienen la Presencia del Espíritu Santo en sus vidas, no han recibido esa experiencia pentecostal de saturación y bautismo en la Persona del Espíritu Santo.

Y estos discípulos de Éfeso que Pablo encuentra en Hechos capítulo 19, ejemplifican ese segmento de la vida cristiana que no ha tenido esa experiencia, a pesar de que reconocen a Jesús como su Señor y su Salvador, y por lo tanto son salvos, y tienen el Espíritu Santo dentro de ellos pero no en esa manera abundante y abrumadora, y dinámica en que Dios quiere que esté en ellos.

De paso, otro pasaje bien ilustrativo de esto es donde el Señor Jesucristo dice que: «Los que creen en Mí, ríos de agua viva correrán de su interior» y dice la Palabra que esto el Señor lo decía de ese Espíritu que iba a morar en los creyentes. Y esa idea de: ríos de agua viva, que corren del interior de los hijos de Dios se refiere a esa Presencia manifiesta, poderosa, dinámica, efervescente del Espíritu de Dios en nuestras vidas.

Dios quiere que la Presencia de Su Espíritu sea algo dinámico, explosivo, vibrante que destruya los espíritus de depresión, de pasividad y como estancamiento que hay en la vida de los creyentes, y que la vida del cristiano lleno del Espíritu Santo es una vida de fluir como ríos que fluyen y saltan para bendición, y para provecho del Reino de Dios y de sus propias vidas también. La vida cristiana es una vida así, es una vida dinámica, de nuevas experiencias, nuevas revelaciones, crecimiento perpetuo, y eso sólo lo obtenemos cuando tenemos esa llenura del Espíritu Santo.

Porque derramaré agua sobre la tierra sedienta, y torrentes sobre la tierra seca. Derramaré Mi Espíritu sobre tu posteridad, y Mi bendición sobre tus descendientes.
Isaías 44:3

Uno puede tener la Presencia del Espíritu Santo como un lago quieto, apacible, como una superficie lisa, pero también por medio del bautismo del Espíritu Santo y del Poder de Dios infundido en un creyente, ese lago plácido puede también convertirse en algo también que salta, como un río que corre y que manifiesta esa actividad dinámica del Poder de Dios en la vida del creyente, y eso es lo que buscamos en nuestras vidas.

Yo creo que por ese hecho de que hay tanta gente que ignora la importancia de vivir una vida en intensa e íntima relación con el Espíritu Santo, es por eso que Pablo escribe sus capítulos 12, 13 y 14 de Primera de Corintios, porque yo creo que aquí tenemos expuesta la doctrina más completa de la relación del Espíritu Santo con cada creyente y con la Iglesia en general.

El Espíritu de Dios guió al apóstol Pablo a exponernos allí una serie de enseñanzas acerca de la vida en relación con el Espíritu Santo que es absolutamente esencial, y yo quiero invertir unas cuantas meditaciones antes de ya terminar esta serie sobre el bautismo del Espíritu Santo, en estos pasajes de Primera de Corintios 12, 13 y 14. Por eso me he tomado tanto tiempo en exponer esta doctrina y yo espero que ustedes aprecien la importancia de lo que estoy exponiendo acá, es doctrina y enseñanza muy esencial que estoy enseñando acá.

Entonces en el capítulo 12 de Primera de Corintios Pablo dice: «No quiero hermanos que ignoréis acerca de los dones espirituales.» Mire lo que dice acá. El Espíritu Santo por medio del apóstol Pablo dice: mis hermanos creyentes, no quiero que ustedes estén en ignorancia de los asuntos que tienen que ver con los dones espirituales.

En el griego original la palabra que se usa es: neumaticon, de donde viene la palabra: neumático, aire, espíritu. En realidad Pablo está diciendo: no quiero que ignoren de las cosas, los asuntos del Espíritu. Dios no quiere que ningún creyente viva su vida en ignorancia de las cosas profundas acerca de los asuntos del Espíritu, incluyendo los dones espirituales. Dios quiere que seamos entendidos, que estemos instruidos, que sepamos cómo movernos en esa dimensión maravillosa del Poder y la unción, y los dones del Espíritu Santo. Y por eso Pablo escribe estos pasajes acá.

Y entonces comienza diciendo que: «Sabéis que cuando érais gentiles se os extraviaba llevándoos a los ídolos mudos. Por tanto os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios puede llamar anatema a Jesús, y nadie puede llamar a Jesús: Señor, si no por el Espíritu Santo.» Pablo le está hablando aquí a una población que conocía de las cosas del Espíritu. Sin embargo, desgraciadamente en Corinto y en todo el mundo greco-romano lo que pasaba por espiritual era mas bien demonios. La gente adoraba ídolos que eran realmente demonios encubiertos.

Entonces esa población tenía mucha experiencia en los asuntos del Espíritu pero no espíritu santo, no espíritu divino sino espíritu demoníaco. Y entonces lo que Pablo quiere que entiendan es que hay diferentes espíritus, y que el Espíritu Santo en el cual se mueven los hijos de Dios, los creyentes en Jesucristo es un Espíritu muy diferente a los demás espíritus entre los cuales ellos están acostumbrados a moverse, en brujería, en idolatría, en ocultismo y todas esas doctrinas demoníacas que corrían y traficaban en el mundo greco-romano, en la India, en Europa, las tribus de Europa y todas estas cosas; entonces Pablo quería que tuvieran una enseñanza sobre cómo se mueve el Espíritu Santo.

Y por eso aquí él comienza diciendo: lo primero es ¿cómo pueden ustedes identificar algo que es verdaderamente un espíritu de Dios o el Espíritu Santo? es porque ese espíritu confiesa a Jesucristo como Señor y como Hijo de Dios. «Nadie puede llamar a Jesús: Señor, si no por el Espíritu Santo.» Cualquier otro espíritu que ande por ahí, cualquier otra religión que no reconozca exclusivamente a Jesús como Señor, Hijo de Dios, intermediario entre Dios y el hombre no es el Espíritu Santo, y por lo tanto es un espíritu anatema; ustedes no deben tener ninguna relación con él. Debe ser ese espíritu que reconozca que Jesucristo es el Señor.

Y entonces Pablo comienza, en el versículo 4 de Primera de Corintios capítulo 12 hablando de que es un solo espíritu, el Espíritu Santo, pero ese espíritu se manifiesta en diferentes maneras. Dice: hay diversidad de dones, carismaton, o carísmaton, hay diferentes regalos y dotaciones que el Señor le da a Su pueblo, pero el Espíritu es el mismo, es uno solo. Dios es uno.

Entonces Pablo dice: sí, hay diferentes manifestaciones del Espíritu pero siempre es uno solo, un solo espíritu expresándose a través de diferentes manifestaciones. Y hay diversidad de ministerios, diaconia, de donde viene la palabra: diácono, de servicios y formas de servir y de moverse en la vida cristiana, pero el Señor es el mismo.

Entonces hay diferentes dones y poder de Dios manifestándose y hay diferentes personas que se mueven en diferentes aspectos de la vida cristiana, pero el Espíritu Santo es uno solo, no son diferentes espíritus.

Entonces, quiero dejarles aquí porque nos hemos extendido bastante, Dios no quiere que ignoremos acerca de Su Espíritu, y Dios quiere que el Espíritu con el cual nosotros nos movamos sea un espíritu que reconozca, el Espíritu que reconozca que Jesús es el Señor, y también, ese Espíritu es uno solo, no diferentes espíritus. Dios les bendiga y continuaremos con nuestro mensaje más adelante, bendiciones.

El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva.
Juan 7:38

Fuente:
Apóstol Roberto Miranda

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