
En tiempos de incertidumbre y desafíos, la verdadera esperanza de una nación no se encuentra en sus riquezas ni en sus logros, sino en la firmeza de su confianza en Dios. Un país que se rige por la verdad divina es un país que se fortalece, que avanza con justicia y que encuentra paz en medio de la adversidad.
La Palabra de Dios nos recuerda: “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí.” — Salmo 33:12
Cuando una nación busca a Dios y camina en Su verdad, Él la guía con sabiduría, la protege con Su gracia y la bendice con Su amor. La esperanza no está en los hombres, sino en Aquel que tiene el control de todo. Que nuestro compromiso sea sembrar valores firmes y vivir con fe, para que nuestra tierra sea un reflejo de Su gloria.
¡Que nuestra nación se levante en la verdad de Dios. Gracia y Paz