Articulos

Un llamado a la santificación y a la consagración

Vamos a la palabra del Señor en el libro de Josué. Quiero ir al capítulo 7. Unas semanas atrás tuvimos ese primer mensaje que como yo les decía no era buscado, no era planificado. El Señor puso simplemente ese pensamiento en mi mente porque nunca antes habíes pasado por este camino, jamás habéis pasado por este camino, y de ahí salió esa meditación acerca de que el Señor nos llevaba a otra zona, otra tierra, otra dimensión más bien que estaba a punto de abrirse delante de nosotros y es un camino, una zona, una dimensión donde nunca antes hemos estado.

Yo no sé qué exactamente eso quiere decir, pero lo que es claro es que es algo nuevo, es algo diferente, es algo no familiar, una tierra, como le dijo a Abrahán, vete a una tierra que yo te he de enseñar. Y el Señor me detuvo en esa idea de un camino, una dimensión nueva, inusitada donde Dios nos llevaba y que debemos tener esa expectativa de algo nuevo que se desencadena, que se desata, una unción diferente, una entrada más hondo en el llamado que Dios ha tenido para nosotros como iglesia.

El domingo siguiente completé ese pensamiento con la idea que vemos en el libro de Josué, en los capítulos anteriores, de que como vamos por un camino diferente a algo que a cualquier camino que hemos antes caminado, entonces tenemos que seguir el arca, porque el arca es la que nos guía en esa tierra no explorada donde Dios nos lleva. Y por eso en ese mismo capítulo 3 Dios le dice al pueblo que cuando vean el arca del pacto se levanten, ese arca que está llevada por los sacerdotes y los levitas, y la sigan a fin de que sepan, en el versículo 4:

“…a fin de que ustedes sepan el camino por donde han de ir por cuanto ustedes nunca antes han pasado por ese camino.”

Entonces la idea que Dios puso en mi corazón como parte un pensamiento que se ha ido desarrollando en mi espíritu es esa idea de que si vamos a entrar por un camino no explorado antes, totalmente fuera de lo familiar, tenemos que dejarnos guiar por el arca, tenemos que estar abiertos a la dirección específica del Señor, tenemos que estar abiertos a iluminaciones y pensamientos y cosas no exploradas.

Yo creo que este es un tiempo para la congregación León de Judá en que nosotros nos dejemos… que aprendamos, hermanos, a fluir en el espíritu de manera que si Dios pone algo nuevo en el servicio o si Dios nos llama por un camino diferente que estemos bien abiertos a lo que Dios quiera. Este es un tiempo para ser flexibles, hermanos. Este es un tiempo para estar atentos a lo que Dios dice, estar atentos a cambios sutiles en el programa de la adoración y que nos soltemos y no estemos tan tensos porque la tensión…

Yo he oído por ahí, ustedes corríjanme, que las mujeres cuando están demasiado tensas no paren, cuando las mujeres se relajan pueden parir. Y yo he oído de mujeres, hemos conocido, recuerdo por ejemplo, en Maine, una familia que ella ya le habían dicho que no podía dar a luz. Estuvieron años queriendo estar ella embarazada, no podían concebir y entonces decidieron finalmente ya desesperanzados adoptar una niña asiática, de hecho, y después que ella adoptó esa niña comenzó a parir y yo creo que tenía dos más o tres después. Por qué? Porque se relajó.

Y parece que sí, que los médicos dicen que cuando una mujer está muy ansiosa y muy tensa para dar a luz, paradójicamente cuando más se afana menos pare. Pero cuando se relaja, ella habrá dicho, bueno, ya tengo mi hija, qué bueno y entonces vino la bendición.

Y yo he oído, yo veo a muchos de ustedes asintiendo como que estoy hablando de algo que… no me estoy inventando esto. Y yo creo que muchas veces para dar a luz la presencia de Dios, los dones de Dios, la bendición de Dios en una congregación hay que relajarse. Mientras ´más tenso estamos acerca del programa y más tenso acerca de que todo quede perfectamente bien, más control queremos ejercer, a veces menos bendición hay.

Y no es que seamos desorganizados, no es que seamos indisciplinados, es que yo creo que si somos un pueblo que se deja guiar por el espíritu entonces tenemos que esperar que el espíritu nos va a dirigir. Y tenemos que relajarnos.

Como por ejemplo esta mañana aquí, de momento yo estaba pensando… porque esta mañana fue Gregory que dirigió la santa cena, okay, lo hacemos antes de los anuncios, después de los anuncios, que esto y que lo otro. Y mire qué fácil se resuelven las cosas, porque yo lo dejé en el espíritu y es de bendición.

De nuevo, no es que vamos a ser desordenados, yo creo en el orden, creo en planificar, pero también he aprendido a través de los años que hay que dejarse guiar por el Señor. Así que este es el primer mensaje del día. Pero lo que quería decirles es, cuando un pueblo se está queriendo dejarse dirigir por el Espíritu Santo entonces tiene que estar atento a dónde va el arca, si el arca va por aquí, si va por allí. Cómo ve usted ese GPS? Usted va a un sitio que no conoce, usted siempre está mirando qué le está diciendo, la calle por donde va si es a la derecha o la izquierdo, cuántas millas hay, cuántos pies antes de doblar, cuándo vino el último anuncio de que tiene que doblar y cuando vino el próximo, ya cuando esté ahí en la esquina. Usted sabe a qué me refiero.

Así mismo uno tiene que escuchar la voz de Dios y Dios quiere un pueblo que se deje dirigir por el Espíritu Santo, un pueblo que ore, un pueblo que cada mañana se despierte diciendo, okay, Padre, cuáles son las instrucciones para hoy? qué tu tienes para mí? No simplemente que vamos en automático. Bueno, ya yo oré hace 3 semanas, así que esa unción me tiene que llevar en adelante. Cuántas veces usted come? Ahí sí que no somos bien espirituales, no? 3, 6 veces al día, pero cuando llega el tiempo de nutrirse espiritualmente creemos que con 2 semanas atrás que yo comiera está bien.

Un pueblo dirigido por el Espíritu Santo es un pueblo que está atento a la voz de Dios y que se deja guiar por el arca de Dios, la presencia de Dios a cada momento de nuestras vidas. Por eso es que es un pueblo que mientras más nosotros queramos ser dirigidos por Dios, más tendremos que depender de la oración, la lectura asidua de la palabra de Dios, nuestros oídos atentos al Señor, estar con el oído atento.

Ese lindo sermón que predicó el hermano Isaías, que de hecho está afuera porque está con flu, y si nos está oyendo lo bendecimos. Le enviamos una palabra de bendición y sanidad a nuestro hermano Isaías. Pero ese sermón que él predicó cuando Elí le dice, acuéstate otra vez y está atento a la voz de Dios y cuando él te hable dile, aquí está el siervo del Señor. Estoy atengo a lo que tu quieras decirme.

Entonces, esa arca… el segundo sermón que yo prediqué fue acerca de eso, y yo creo que eso es importante para nosotros como iglesia. Estos son tiempos, hermanos, escuche esto, para que la congregación León de Judá esté atenta a la voz de Dios, tiempos de silencio, tiempos de quietud, tiempos de espera en el Señor y que nos acostemos pidiéndole al Señor, Padre, dame sueños espirituales, dame una visión de lo que tu quieres de mi vida. Guíame en una forma pormenorizada y conforme a lo que el pueblo de Dios espera así será.

Si usted espera un Dios que le va a hablar, Dios le va a hablar. Si usted está atento a la voz de Dios usted va a escuchar de parte de Dios y va a recibir instrucciones de parte del Señor. Entonces, hablamos acerca del arca que el pueblo tenía que estar mirándola porque esa arca era quien los iba a guiar a través de esa tierra desconocida a la cual ellos iban ahora a entrar. Y esa era la segunda parte, la segunda pieza de la armadura que Dios me instruyó.

Después de eso, meditamos en un tercer sermón donde vimos que cuando entran a la tierra prometida que tienen que acometer ese primer reto espiritual, en frente de ellos está la primer ciudad poderosísimas que ellos tenían que derrotar para poder continuar su trayectoria y su entrada más hondo a la tierra prometida y ahí está Jericó, cerrada, bien cerrada, muros inmensos, un pueblo aguerrido, cerrado adentro, listo para aguantar todo el tiempo que sea. Ellos tienen que penetrar allí y Dios les da una estrategia alocada.

Y en vez de decirle, miren, tírense a atacar los muros y monten andamiajes y cosas para romper esos muros y entrar, etc., él les dice, lo único que yo quiero que ustedes hagan, seis días una vez alrededor de los muros, cada día una vez, calladitos, mientras los sacerdotes solamente se mueven y tocan el shofar. El séptimo día, 7 veces una vuelta en silencio, calladitos, y cuando los sacerdotes toquen el shofar a la séptima vuelta ustedes gritan y ese grito era un símbolo de alabanza, un símbolo de afirmación del poder de Dios. Nuestros movimientos corporales canalizan energía espiritual. Los movimientos simbólicos de Dios, los amenes, los Aleluya!, los levantamiento de manos, las posturas de pie, arrodillarse uno, venir al frente durante la adoración, declarar la gloria de Dios en un lugar. Nuestras acciones físicas, un pueblo pentecostal, un pueblo que fluye en el espíritu cree en el poder que tienen los movimientos físicos del cuerpo para canalizar el poder de Dios. Amén.

Entonces, Dios les dice, griten, y cuando ustedes griten los muros se van a derribar. Y entonces entren directo hacia adelante y hagan lo que tienen que hacer. Y entonces yo hablaba acerca de la importancia de uno creer en las estrategias de Dios y usar los procedimientos contra intuitivos, los procedimientos que parecen locura pero que vienen de Dios y por lo tanto aunque parezcan raros dan resultado.

La idea de que tenemos que ser un pueblo con una mentalidad sobrenatural, un pueblo que no tema de usar las herramientas que Dios ha puesto en nuestras manos, la oración, el clamor, actos simbólicos como ese acto de derramar aceite en creencia de que Dios tiene poder, el ayuno, la santidad, todas estas cosas que son parte de las herramientas de un pueblo que cree en el poder de Dios. Cuando estamos abatidos con un problema y los muros de nuestra vida están cerrados, bien cerrados; hay un hijo desorientado y como el hijo pródigo se ha ido y no hay recurso; un matrimonio cerrado; economía, salud, trabajo, situaciones de documentación, de inmigración, muros cerrados bien cerrados, tenemos que usar las herramientas del espíritu, tenemos que usar la armadura de Dios, tenemos que usar las prescripciones que hay en la palabra de Dios.

Nuestras armas no son carnales, dice el Apóstol Pablo, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. No son las armas que usa el hombre normalmente y muchas veces Dios es quien nos da la estrategia y tenemos que seguir las estrategias de Dios. y eso es bien importante que si queremos derribar esos muros de Jericó, nosotros nos armemos de la forma de pensar de un hombre, una mujer, llena del Espíritu Santo.

Y de paso les digo, que de ahí viene la importancia de uno conocer a fondo la palabra de Dios. Por qué? Y esto se los digo a muchos hermanos nuevos en la congregación, gente que ha conocido al Señor recientemente, gente que está apenas comenzando en los caminos de Dios, hermanos que necesitan ir más hondo en el territorio de la fe y del espíritu, que la manera en que ustedes van a entender cómo usar las armaduras y cuáles son las armaduras a las cuales ustedes tienen acceso, es conociendo la palabra, porque en la palabra es donde están los precedentes que ustedes pueden usar.

Hermanos, a todos se los digo ahora, saturémonos de la palabra del Señor. Dios me habla a mí, una de las maneras más urgentes y más numerosas en que Dios me habla es a través de la palabra activando un versículo, activando una imagen, activando un pensamiento porque esa palabra yo la he conocido desde niño y esa palabra es la que forma los fundamentos de muchas de las cosas, no solamente que predico sino de la manera en que vivo mi vida, la forma en que acometo retos y problemas y lo que pasa cuando usted lee la palabra esa palabra va formateando su mente y va cambiando la forma en que usted piensa y resuelve los retos de la vida. Y entonces cuando hay situaciones en su vida que vienen inmediatamente viene un precedente de la palabra del Señor, un versículo, un evento, un personaje, un tema, un capítulo y eso se activa. Dios tiene entonces material para usar para darle dirección a su vida. Muy importante eso.

Entonces, Jericó nos enseña que al entrar en la tierra que Dios nos va a dar, al acometer los grandes eventos de la vida y los retos que nos esperan en esa búsqueda de nuestra herencia y de nuestra posesión, tenemos que usar las armas del espíritu, no las armas de la razón, no las armas del sentido común, no las armas humanas que no tienen poder, sino las armas del espíritu, la armas de la luz que muchas veces son muy diferentes.

La cuarta cosa que vimos el domingo pasado, que también el Señor depositó, fue el hecho de que cuando los hebreos entran a la tierra prometida y comienzan a comer del pan de la tierra nueva, el maná cesa. Cuando ellos entran en su destino total, en su madurez, cuando entran en la culminación de aquello para lo cual Dios los ha tenido guiándolos desde Abrahán a través de los patriarcas, a través de José, a través de sus siglos en Egipto, a través de los 40 años en el desierto, de momento ellos llegan finalmente a donde Dios los quería traer, a la tierra prometida, y cuando entran en esa tierra prometida después de haber cruzado el Jordán y comienzan a comer de los frutos que hay en esa tierra, y ya entran en el uso de lo que Dios tenía destinado para ellos, los sustitutos ya no son necesarios, el maná, la ropa que tenían que no envejecía, las guianzas de la nube y la columna de fuego, aún el tabernáculo era algo provisional que no le mencioné el domingo pasado. Pero ese tabernáculo móvil era un aguante hasta que viniera el templo firme. Y Dios les dio una provisión temporal de esta tienda inmensa, era algo que se armaba y se desarmaba mientras estaban en el desierto, pero cuando entraban en la tierra ya el templo verdadero…

Y sabe qué? Ese templo era aún ese templo era un simulacro del templo de allá arriba y otras cosas. Entonces, Dios nos va llevando en nuestra vida, en nuestra vivencia a través de diferentes etapas en nuestras existencias. Algunas cosas él las provee por un tiempo, son provisiones generosas del Señor mientras viene lo verdadero. Y yo decía que Dios nos entra y está entrando a su iglesia en general, vienen tiempos profetizamos en que veremos que todo lo que la iglesia ha disfrutado hasta aquí es maná. Y Dios tiene algo mayor todavía para nosotros. Amén.

Hay una bendición más. Y yo les invito, mis hermanos, a vivir ansiosos por ese tiempo. No se conforme donde usted está, no nos conformemos con la bendición recibida, sigamos hambrientos por algo más que Dios tiene para nosotros. Y según nuestro apetito así será la bendición de Dios. Según lo que tu esperas y deseas del Señor y anhelas y clamas por, para recibir de Dios así será la bendición. Seamos un pueblo hambriento para más. Es bien importante.

Entonces, esa es una parte importante. Ahora quiero poner la última pieza de este armazón, creo, y es esta idea que se encuentra en el capítulo 7 de Josué. Y es un tema francamente pesado, pero yo no quiero que sea un tema negativo para mis hermanos, sino un sano y paternal llamado a todos nosotros, incluyéndome a mí, para sobriedad en el Señor, para cautela y cuidado y para tener una consciencia tierna delante del Señor con respecto al pecado, con respecto a aquellas cosas que son un elemento de interrupción en la bendición de Dios. Porque este mensaje… yo no podía termina esta serie sin trabajar esto y ustedes verán por qué si yo me limitara solamente a promesas de bendición y de triunfo y de provisión y de cosas buenas que Dios tiene para nosotros y omitiera esta parte, estaría haciéndole una injusticia al carácter completo de la palabra del Señor.

Porque ustedes ven en este proceso de la conquista de la tierra que Dios tiene para los hebreos, hay grandes triunfos. Ese triunfo de Jericó fue algo extraordinario pero llega un momento en que algo sucede, que es lo que relata el capítulo 7. Y yo digo esto, hermanos, por la siguiente razón, de que si nosotros vamos a entrar en un tiempo de conquista y de oposición al enemigo, de arrebatarle armas al enemigo en una forma extraordinaria, tenemos que esperar que va a haber un contra ataque y entonces tenemos que asegurarnos de que nuestra arca en el sentido del arca de Noé, esté calafateada. Sabe lo que es calafateada? Que esté cubierta por todas partes para que no se meta el agua. Esa idea de que Noé cuando hizo el arca la embadurnó de algo impregnable porque esa arca iba a estar en el agua muchísimo tiempo y si dejaba que el agua se metiera, toda esa armazón, todo ese trabajo era para nada. Y así mismo nuestra espiritualidad tiene que estar cubierta y protegida, porque si nosotros vamos a entrar a atacar al enemigo y a despojarlo, como hicieron los hebreos, tenemos que asegurarnos, hermanos. Y yo creo que un mensaje conlleva el otro.

En el capítulo 7, no lo voy a leer, usted puede leerlo. Si pueden poner el capítulo 7 en la proyección. Dios les da una gran victoria a los israelitas, vencen a Jericó. Algo poderoso, una nación increíblemente fuerte y aguerrida se desploma ante la provisión de Dios a favor de los hebreos. Y entonces terminada esa tarea, la destrucción de Jericó, Dios les dice, entren, destruyan todo lo que hay en esa ciudad que no se lleven nada para sus casas, porque todo lo que está ahí adentro es maldito, es anatema.

En otras palabras, la palabra anatema, algunos de ustedes la han oído y a veces no sabemos exactamente. La palabra anatema, eren, en hebreo es una palabra bien compleja porque se refiere a dos cosas, uno, es todo aquello que es consagrado al Señor para su servicio. A veces pensamos que es solamente negativo porque en el Nuevo Testamento se usa en una forma negativa casi siempre, pero la idea en el Antiguo Testamento es dos cosas, número 1, algo que es consagrado para el Señor y para el servicio del Señor. Por ejemplo, los utensilios del templo podían ser anatema en el sentido del Antiguo Testamento, es decir, estaban consagrados exclusivamente para el uso de la adoración.

Pero el segundo uso de esa palabra es algo que es separado y consagrado para la destrucción y también en un sentido como para Dios. es algo que Dios se reserva para sí mismo y que él dice, separen esto para ser destruido y para ser aniquilado. Entonces Dios les dice a ellos, todo lo que está en esa ciudad y lo terrible de esto que incluye hombres, mujeres, niños, vacas, todo, todo lo que está dentro de esa ciudad es anatema, está reservado, apartado para la destrucción. Y hay un interés personal mío en que eso sea así.

Y de ahí es donde viene esta unidad, esta unión de anatema como de algo que es consagrado a Jehová y algo también que puede ser para destrucción pero en un sentido también está consagrado al Señor, pero para la destrucción. Y Dios deriva como una satisfacción especial de que eso sea destruido. Es un sacrificio también delante de Dios pero con una connotación negativa.

Entonces Dios les dice a los hebreos, cuando ustedes entren todo lo que está ahí adentro está contaminado, está impuro, trae desagrado, es una abominación para mí y por lo tanto destrúyanlo todo y no quede nada, solamente dejen las cosas de metal y algunas otras cosas que son reservadas, y resérvenlas para el santuario. Usted ve ahí esa mezcla rara de consagración para Dios y consagración para destrucción también.

Y les da prescripciones específicas acerca de lo único que puede permanecer. Todo lo demás en un sentido está contaminado. Entonces, pasa el tiempo, ellos destruyen Jericó y entonces se encuentran con una segunda ciudad que se llama Hai, un nombre muy apropiado porque ellos dijeron, ay, después que se metieron ahí adentro.

La ciudad de Hai es una ciudad pequeñita, insignificante, en comparación con Jericó eso es un chinchorro, como decimos nosotros. Y no debiera representar ningún esfuerzo para los hebreos que acaban de destruir una ciudad superdotada como es Jericó. Josué envía unos cuantos espías y ellos regresan con un reporte bien seguro de sí mismo. Hermano, cuidado con la confianza excesiva. Cuando Dios te bendice y Dios te prospera, ten cuidado, es cuando más debes ejercer humildad y sencillez de corazón delante de Dios y pedirle a Dios que tenga misericordia de tu vida. La sobre confianza, es descuido, cuando vienen las bendiciones es uno de los peligros más grandes. Yo he visto tanta gente prosperar en los caminos de Dios cuando entran y se consagran al Señor, y entonces como que se crecen y creen que son mejores o que saben más que aún los pastores o lo que sea, y uno ve el decaimiento. Hay que tener mucho cuidado. La humildad es la protección más grande sobre nosotros.

Los hebreos van a esta ciudad, los espías le dicen a Josué, mira, Josué, no inquietes al pueblo, mándate a 2000 ó 3000 soldados y eso en dos horas nos lo vamos a comer pan con mantequilla. Así que no te apures, quédense los demás allá oyendo la radio o lo que sea. Y qué pasa? Cuando llegan a Hai les sucede el ay. Los moradores de la ciudad los contraatacan, matan a 36 judíos y todo el mundo sale corriendo patitas para qué te tengo. Y entonces Josué entra en pánico y dice, Señor, y se va a algún lugar y clama delante de Dios, Señor, tu nos has traído a esta ciudad, a esta nación, a esta tierra para destruirnos. Tu nos has prometido y ahora mira lo que nos sucede, echándole la culpa a Dios. Y el Señor le dice, hey, por qué estás gritando de esa manera? Ponte de pie, te voy a decir lo que está pasando.

Y aquí entra algo bien interesante y es que sin saberlo Josué ni los servicios de inteligencia de Israel, un hombre llamado Acán cuando destruyeron a Jericó desobedeció las estrictas instrucciones de Dios y se reservó para sí mismo parte de esa propiedad que Dios había dicho, esa propiedad es maldita, esa propiedad está contaminada, esa propiedad es abominación delante de mis ojos. No la entren en el campamento de Israel. Y Acán no pudo resistir, vio una tela preciosa, un manto babilónico, vio unas monedas de plata, vio un lingote de oro, se llevó de avaricia, y no tuvo el valor y la voluntad para decir, eso es maldición, y lo cogió y se lo llevó calladamente, pensaba que nadie lo había visto. Lo metió debajo de su tienda, lo enterró, me imagino que puso una silla o una mesa encima y pensó, out of sight, out of mind, si no lo veo no está ahí. Y lo reservó ahí en el banco para un día sacarlo de nuevo. Lo que él no sabía es que Dios estaba mirando lo que él había hecho.

Eso es algo, hermanos, que nos debe dar terror a todos nosotros, de que Dios está siempre observando nuestras acciones. Y ese acto de traer el anatema dentro del territorio del Señor trae maldición a todo el pueblo. Y es interesante que cuando el Señor le habla a Josué, mire cómo le dice en el versículo 11:

“Israel ha pecado,” no es Acán, un hombre insignificante y miembro de la tribu de Israel, pero mínimo, su familia… pero no es el hombre ni es el individuo lo que ha contaminado, es el acto, es el objeto, es la maldición que Dios ha declarado. Eso no debe entrar en mi pueblo. Y entonces dice, “Israel ha pecado, han quebrantado mi pacto que yo les mandé, han tomado del anatema y hasta han hurtado, han mentido y aún lo han guardado entre sus enseres.”

A mí me causa temor la idea de que no es Acán sino que todo el pueblo queda contaminado con la acción de Acán. Y entonces dice, “Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos sino que delante de sus enemigos volverán la espalda por cuanto han venido a ser anatema.”

En otras palabras, lo que Acán hace al entrar este objeto que Dios aborrece y que está contaminado espiritualmente y que ha sido dedicado para la destrucción, y que está como íntegramente asociado con la santidad de Dios, con su carácter…. Porque estas naciones han sido echadas de la tierra y consignadas a la destrucción total por su absoluta perversión. Durante siglos Dios les había dado oportunidad para que se arrepintieran y Dios dice en la Biblia en un pasaje, que había esperado hasta que la copa de su ira fuera colmada por estas naciones.

Porque Dios es un Dios misteriosamente generoso. Y cuando llegó el punto ya en que él se sintió con el derecho, en un sentido, de exterminarlas y de expulsarlas de la tierra, solamente en ese momento fue que él permitió que vinieran los hebreos e hizo la decisión de expulsarlos y darles esa tierra a el pueblo de Dios.

Y entonces esta gente con su idolatría, su adoración a los demonios, sus perversiones sexuales, su persistente pecar delante de Dios, su ofender a Dios continuamente habían venido a ser abominación delante del Señor y todo lo que ellos poseían era abominable delante de los ojos de Dios y Dios le dijo a Israel entonces, si ustedes quieren verdaderamente tener éxito en su empresa tienen que desasociarse completamente de ese pasado. Borrón y cuenta nueva. Tienen que sacar toda esa inmundicia. Acán al no hacer eso, yo digo, como él trajo a Israel una bomba biológica. Es como que toda plaga en el mundo siempre se puede trazar a una persona, a un animal contaminado o lo que sea, y de ahí se va esparciendo por contagio y por asociación y se va multiplicando y sus raíces se van extendiendo a través del mundo a veces.

Hay plagas que se entienden a través de todo el mundo y han destruido millones de personas. Acán en un sentido entra un objeto totalmente contaminado al corazón de Israel y ahí se corta la bendición. Entonces cuando los hebreos sin saber lo que está pasando, entran a esta guerra contra este grupito insignificante, yo creo que se dan cuenta de algo y quizás Dios permite eso para que ellos entiendan que no son ellos los que están llevando a cabo la victoria, que es Dios. porque si no pueden contra un pueblito chiquitito como este, definitivamente lo que pasó en Jericó era Dios que lo hizo.

Cuando ellos no tienen el poder de Dios, la presencia de Dios, el favor de Dios, para con ellos ni con una ciudad mínima como Hai, pueden tener éxito. Y entonces Dios le dice a Josué, este es el problema. Y por eso, hermanos, es que esto nos llama a nosotros, a mí y a cada uno de ustedes en este tiempo en que nosotros estamos anhelando y deseando y visualizando cosas grandes que Dios va a hacer en medio de nosotros, tenemos que entender algo, y es que esto que pasa aquí en Josué se da en el contexto de guerra espiritual, se da en el contexto de espíritus que tienen que ser desalojados y que van a buscar cualquier excusa y cualquier rendija para traer acusación delante del pueblo de Dios, y para reducir nuestra efectividad en la lucha espiritual.

Hace tiempo ustedes recordarán, yo les hablé de una serpiente que yo vi y yo sé que eso les habrá causado un poquito de intriga a muchos de ustedes, y esa serpiente estaba en el basement de nuestra casa porque yo sé que yo he estado, mi familia, nosotros hemos estado en guerra espiritual y hay poderes espirituales… No se asuste mucho, sabe hermano, yo veo eso como algo muy natural en el sentido de que Satanás busca cómo destruir a los siervos de Dios y a veces hay luchas espirituales que se dan para impedir que la gente y las congregaciones con las cuales Dios tiene grandes propósitos no entren en su destino y en su herencia.

Entonces, yo he sabido a través de muchos años que hay una guerra espiritual en los aires con respecto al llamado de Dios para esta iglesia y para mí vida, y que estas cosas son muy poderosas y que nosotros estamos en guerra espiritual y que esos poderes entonces, van a buscar formas de contraatacar, de debilitarnos y de llevarnos a impedir que el destino de Dios se cumpla en nuestras vidas. Y yo veía en esa serpiente, que yo me iba acercando a la cabeza de ella, pero ella estaba dormida, tranquila, simplemente ejerciendo influencia y haciendo el trabajo que ella hace. Pero yo sabía que me iba acercando a su cabeza y que Dios tenía ya claramente determinado el momento de cortarle la cabeza y destruirla completamente. Era una serpiente verde, musculosa, densa como, yo diría mirándolo así en mi mente, como la vi en el sueño, un diámetro como de 18 pulgadas de grueso y era llena de músculos que para cortarle el cuerpo con una espada había que… era como que un tronco de árbol más bien.

Pero eso no me escandaliza. Les digo, hermanos, no me atemoriza porque yo he caminado con ese entendimiento de la guerra espiritual y de la lucha que yo tengo y que esta congregación tiene para entrar en el destino de Dios. Como estas tribus israelitas tenían que luchar con poderes demoníacas, estas tribus estaban consagradas a Satanás y estaban peleando contra viento y marea para proteger sus vidas, su familia, su economía, su cultura, y no iban a ceder el espacio livianamente.

Si me dan un momentito más de tiempo, les voy a relatar un sueño que tuvo mi hermano Sergio Pérez y que ayer él me había llamado a mi casa para decirme, “Pastor, he tenido un sueño y quiero compartirlo contigo porque creo que tiene que ver con Nueva Inglaterra en general.”

Estuvimos hablando muchísimo tiempo acerca de todo esto. Sergio me dice que él estaba con unos hermanos, unos pastores que conocemos nosotros también y salieron del carro donde estaban, cerca del lugar donde ellos tienen su iglesia. Antes tenían allí sus oficinas principales, y él dice, lo estoy acortando, cuando él salió del carro, él salió primero, y puso el pie sobre la tierra se dio cuenta que no estaba pisando tierra sino que estaba pisando el cuero de una serpiente que acababa de mudar su piel.

Imagínese, estaba debajo y él de momento pone el pie sobre la serpiente y se da cuenta asimismo que no es tierra sino una serpiente. Y entonces dice que él no tuvo miedo, pero se dio cuenta que la serpiente era bien larga, bien gruesa y que podía fácilmente coger el carro de ellos y amarrarlo. Era como una boa constrictora. Él dice que él se dio cuenta que en la maleza que estaba delante de él la serpiente lo estaba mirando y estaba consciente de él, lo estaba observando.

Qué es lo que pasa? Ustedes ven Satanás cuando se mueve… muchas veces hay contaminaciones en la ciudades, hay contaminaciones en las regiones, hay contaminaciones en nuestras vidas, el diablo no tiene que estar tirándote piedras, ni tirándote dardos ni lanzas, él está contento simplemente en contaminar y contagiar tu vida.

Cuando yo vi hace años esa… tuve ese sueño de arañas venenosas que son simplemente expresiones simbólicas del mal sobra la ciudad de Boston con el tamaño de aviones, ellas estaban tranquilitas simplemente se posaron como una nube sobre los rascacielos de la ciudad. Ellas no estaban haciendo nada, no estaba tirando nada. Simplemente se posaron como una nube de influencia sobre la ciudad de Boston. Y todo lo que ellas hacían era simplemente al estar allí, era contaminar, contagiar. Ahora también vi como les he dicho, encima de eso, en el firmamento, esa cara de león que yo entendí el León de Judá que también miraba sobre esa escena y con su mirada ejercía influencia y yo le dije a ese león 3 veces, tu eres el Señor, tu eres el Señor, tu eres el Señor, oponiendo la influencia de esas presencias demoníacas, oponiendo a esa influencia, la influencia de Dios, del Espíritu Santo. Porque en el mundo de los espíritus no hay que estar forcejeando tanto. Los espíritus simplemente ejercen su autoridad que tienen.

Yo sé, y a través de los años he entendido, hay una lucha y esa lucha también la tiene usted. Yo quizás la tengo en una manera diferente, congregación León de Judá la tiene en una manera diferente, pero en tu vida también hay poderes, hay luchas espirituales, hay tribus por así decirlo, demoníacas en el espíritu que quieren impedir tu entrada en la bendición que Dios tiene para ti y para tu vida. Dios tiene futuro para ti, Dios tiene futuro para tu familia, para tu matrimonio, para tu salud, para tus finanzas, para tus hijos, tus generaciones. Y hay poderes que van a tratar de impedir que tu entres en la bendición que Dios tiene, el destino que Dios tiene para ti. Y tu vasa tener que saquear a esos poderes.

El diablo no va a permitir que la bendición venga a tu vida a menos que no sea a través de una lucha espiritual, un forcejeo. El diablo no va a permitir que la iglesia de Jesucristo salga de Egipto y entre a adorar a Dios como los hebreos fuera de Egipto a menos que no sea a través de una lucha como hubo con las 10 plagas. Porque es que esos son símbolos, símbolos de lo que es en el mundo espiritual. Toda gran victoria, todo gran éxito, toda gran hazaña en el mundo del espíritu tiene que estar precedida por una gran conflagración, una gran lucha, un gran conflicto para que Dios sea glorificado.

Y muchos de nosotros estamos en esa lucha, Dios quiere que tu rompas las ataduras que están en tu vida, que generaciones de disfunciones en tu vida, de pobreza, locura, incesto, alcoholismo, adicción a drogas, divorcio, ignorancia, conflictos familiares, divisiones, todo eso sea vencido pero hay un enemigo que está a la puerta queriendo impedir.

Nosotros siempre estamos en guerra espiritual, hermanos. Y yo creo que parte de este sermón, lo que yo quiero es quitarnos la venda de los ojos, quitarnos la inocencia, porque yo creo que muchos de nosotros vivimos la vida espiritual como conejitos en una selva sin saber que hay fieras que quieren devorarnos. Y entonces vamos por allí saltando, por la selva, contentitos, y no sabemos que hay una serpiente esperando, lista para agarrarte y destruirte.

Y no es que vivamos en paranoia, hermanos, Dios no quiere que vivamos con miedo, pero Dios quiere que vivamos alertas. Hay una diferencia entre vivir con paranoia y miedo y vivir en alerta. Sí o no? no dice la palabra del Señor, “sed sobrios y velad porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar.”

Eso está en el Nuevo Testamento, no en el viejo. Porque a veces pensamos que ya en el nuevo no tenemos que preocuparnos de esas cosas. Y el Apóstol Pablo también dice, “porque nuestra lucha no es contra sangre y carne.” En otras palabras, la naturaleza de la lucha del creyente, del diario vivir del creyente, el drama que tu y yo vivimos, nuestra lucha no es contra sangre y carne, en otras palabras, no es contra la sociedad, no es contra la cultura, no es contra los problemas emocionales que tenemos, no es contra nuestro papá que abusó de mí o no es contra el pecado que yo cometí y que ahora me asedia y me mantiene atado, no es contra la enfermedad, no es contra mi falta de documentos de inmigración, no es contra esta cultura opresiva que me roba mi dinero, no es contra sangre y carne, sino contra principados y potestades, dice la palabra, contra huestes de maldad en los lugares celestiales.

Nosotros tenemos que entender que paralelo a este mundo de tiempo y espacio que nosotros habitamos, también estamos dentro de otro mundo espiritual, otro mundo tremendamente serio, otro mundo donde los riesgos son mayores de lo que nosotros podemos pensar, donde hay poderes jurados en contra de nuestro bienestar, nuestro progreso, nuestra bendición, nuestra salud, el progreso de nuestra familia, y nosotros tenemos que estar conscientes de eso y caminar sobriamente, caminar cuidadosamente, no dar nada por sentado, mantener cuentas cortas con Dios.

Si ofendemos al Señor, qué tenemos que hacer? Ir inmediatamente y arreglar cuentas con el Señor, denunciarnos a nosotros mismos. Poner cuerdas de seguridad alrededor de nosotros, pedirle al Señor como dice David, examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos y ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno.

Por qué decía eso David en el Salmo 51? Él acababa de pecar terriblemente y Dios lo había denunciado y castigado terriblemente y David dice, Señor, yo no quiero que eso vuelva a pasar. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches delante de ti, no quites de mí tu santo espíritu.

Hermanos, el llamado de esta palabra tan fuerte para todos nosotros es que los tiempos de la niñez se están acabando para esta iglesia. Las travesuras de la adolescencia ya están acabándose. Y al entrar nosotros en la madurez de la tierra prometida las promesas son grandes pero también el precio de la desobediencia es igualmente grande. Y el espíritu de Dios le está diciendo al más nuevo de esta iglesia, comenzando conmigo a la cabeza, y yéndose a todos nosotros, hermanos, que examinemos nuestros caminos y que caminemos sobriamente delante de Dios porque tenemos un enemigo que no perdonará cualquier exceso, cualquier escapada que nosotros queramos hacer.

Y es un llamado de parte del Señor. Jesucristo ha dicho en su palabra, “el que quiera saquear la casa de un hombre poderoso primero tiene que atarlo para después saquearlo.” Mucha de la iglesia ha querido entrar en la casa del diablo donde están estas almas aquí en esta ciudad. Esta es un Jericó, Boston es Jericó. Sus muros son muros de intelectualismo, muros de cultura, muros de tecnología, muros de elegancia intelectual, muros compuestos de grandes universidades, grandes centros médicos, mucha historia elegante, muros de gran cultura, sinfonías de calidad mundial, museos de calidad mundial, una Atenas, una de las naciones más desarrolladas de la tierra, ciudad de influencia y sus muros están cerrados, bien cerrados y uno se pregunta cómo vamos a penetrar esta impenetrable muralla de una ciudad como esta?

Cómo vamos a saquear a los que están adentro? Tenemos que recibir una estrategia de parte de Dios, tenemos que recibir revelación de parte del Señor y tenemos que atar a ese hombre fuerte porque ese hombre fuerte va a contraatacar. La imagen de… Sergio me consultó y me compartió esto y coincide con todo lo que yo les he estado diciendo.

Chuck Pierce, este profeta del Señor que vino aquí hace poco, hablaba de una serpiente inmensa que está parada a las puertas de esta gran ciudad de influencia que es Boston. Y que esa serpiente tiene que ser vencida. Miguel, el arcángel, tiene que venir y guerrear contra esos poderes para que el destino del pueblo de Dios pueda ser liberado porque hay zonas de influencia que esas puertas, por donde entrará el rey de gloria están ahora mismo atadas e impedidas por esos poderes sobrenaturales.

Entonces, Sergio me decía, yo he entendido que este sueño no es solamente algo local o para mí, sino que es algo de índole regional. Y yo le compartía mi sueño y los sueños que he tenido a través de muchas décadas de esa oposición que hay, que aguanta la bendición del pueblo de Dios, como esa bendición de la entrada a la tierra prometida. Aguantaba que los hebreos pudieran entrar en su herencia.

Y esa bendición, hermanos, que Dios tiene para tu vida yo ahora mismo individualizo y personalizo esta palabra para cada uno de ustedes que están aquí, para mí también. Y te pido en el nombre del Señor que hagas un sano estudio, no en una forma compulsiva y temerosa, porque esto no es para llenarte de miedo, esto es para liberarte más bien, porque tenemos un Dios tan misericordioso y bondadoso que la palabra dice que si confesamos nuestros pecados, él es fiel para perdonarlos.

Pero lo que Dios quiere es que el pecado insistente, el pecado sistémico, el pecado repetitivo, la ofensa contra Dios en nuestras vidas, hermanos, cese y que nuestros corazones sean hechos muy tiernos con respecto a lo que Dios espera de nosotros. Porque un hombre pudo frenar la bendición de Dios para toda una nación porque violó la voluntad de Dios específicamente invertida en que ese anatema no entrara a su pueblo.

Y muchas cosas en nuestra vida que impiden que la bendición de Dios entre, y nosotros nos preguntamos por qué es que mi vida, como que no doy pie con bola, siempre estoy clamando y levanto estructuras de bendición y se me caen y no prospero espiritualmente. Estoy batallando con las mismas cosas todo el tiempo. Y hermanos, muchas veces es porque hay un anatema enterrado.

De nuevo, amados hermanos, la bendición es esta, que es tan fácil uno sacar eso y entregárselo al Señor, confesamos nuestros pecados, pedimos al Espíritu Santo que nos examine, tomamos un tiempo de reflexión, hacemos un voto de pureza delante de Dios o de honestidad. El hombre de negocios que está engañando dice: ya, Padre, confieso, voy a ordenar mi vida. La persona que está poniendo un amor por encima de Dios dice, no, Padre, yo voy a seguir tus mandamientos, voy a ordenar mi vida. La persona que está tan metida y tan invertida en su carrera, seguir adelante y descuida los asuntos de Dios dice, Padre, yo me voy a consagrar, te voy a poner a ti primero en mi vida. La persona descuidada en las cosas del Evangelio dice, Señor, yo voy a tomar más en serio mi consagración a ti.

Lo que Dios quiere, hermanos, es que nosotros miremos debajo de nuestra tienda y que nos preguntemos cómo estoy yo influenciando mi propia vida y la vida de los seres que yo amo en mi posición de autoridad o de influencia? Y cómo puedo yo corregir esto en mi vida? Y que hagamos un sano análisis.

Porque lo que yo veo aquí es esto, simplemente que… por eso está puesto esto aquí, porque si nosotros nos estamos avecinando a un tiempo sin precedentes, tenemos que sellar esa parte y por eso es que yo no podía terminar en toda honestidad esta serie de mensajes sin poner esa pieza en el rompecabezas, un llamado a la santificación, la consagración de nuestras vidas al Señor como pueblo.

Y Meche me decía esta mañana, y yo siento que es algo que no sé cómo lo vamos a hacer en este tiempo de yo apartarme por un tiempo, pero ella me decía, “Mira, Roberto, quizás lo que tenemos que hacer es una reacción al sermón esta mañana en inglés, quizás vamos a como iglesia buscar un momento para tener… como una consagración del pueblo de Dios, y vamos pensar en eso y vamos a orar acerca de eso.”

Para que como pueblo podamos venir delante del Señor y tener un momento de santa recapacitación. No les parece que hace sentido eso en el espíritu? Y yo quiero comisionarlos a todos ustedes, hermanos, a todos los que están aquí, y aún los que no están aquí, a los que estuvieron en el servicio de la mañana por igual, que concibamos un santo propósito ahora mismo individualmente, los que vienen de vez en cuando, los que son nuevos, los que están más consagraditos, todos los que están acá, yo quiero invitarlos cuando se dé ese llamado…

Óigame, me estoy comprometiendo a algo muy serio, vamos a ver cómo lo hacemos en este tiempo. Cuando usted oiga ese llamado usted se comprometa a venir, llenemos esta casa y tengamos una santa convocación de reconocimiento delante de Dios. Dios le dijo a Josué, antes de entrar a la tierra prometida, “Dile al pueblo santificaos porque mañana yo haré entre vosotros maravillas.”

La santificación precedía a las maravillas. Y por eso fue que Dios los llamó a circuncidarse porque no se habían circuncidado, no habían arreglado esas cuentas con el Señor. En un sentido eran impuros todavía. Y entonces Dios los llamó, circuncídense, arreglen cuentas conmigo, celebren la pascua por primera vez en 40 años y entonces pueden entrar a la tierra prometida y entrar en el destino que yo les tengo para ustedes.

Porque yo sé que como iglesia con el uso tenemos 35 años como iglesia, cuántas cosas hemos hecho para ofender al Señor en ese tiempo. Hemos hecho cosas hermosas, preciosas, y gloria a Dios, y estamos libres en el Señor, esto no es para que nos echemos tierra en la cabeza y salgamos de aquí todos deprimidos. Dios nos ha usado en grandes maneras. Dios nos ha bendecidos en grandes maneras. Dios nos ha prosperado y nos ha permitido ser de gran influencia y avance para el Reino de Dios, pero con todo uso hay sudor, toda máquina que trabaja produce desechos y produce impurezas y tienen que ajustarse de las tuercas y tiene que haber una limpieza del sistema y todas esas cosas.

Y yo creo que en este tiempo de 30 y pico de años de trabajo como iglesia y de sufrimientos, padecimientos, victorias y caídas, debe haber un tiempo como de recapacitación delante de Dios y que vengamos delante del Señor y digamos, Padre, te damos gracias por todas las cosas bellas que tu has hecho en nuestra vida, pero también queremos admitir que te hemos fallado y te hemos ofendido y queremos arreglar cuentas contigo y ponernos de nuevo delante de tu presencia y recibir fresca unción para el futuro. Amén.

Y venimos aquí… yo necesito que nosotros celebremos, hermanos, una pascua delante de Dios, que preparemos nuestros corazones y nuestra vida como congregación para lo que llamaremos una santa convocación, un tiempo de humillarnos delante de Dios y de pedir perdón porque lo hemos ofendido y de buscar su rostro. Decir, Señor, aquí estamos, queremos ser usados por ti, queremos hacer cosas grandes, queremos hacer hazañas, queremos que miles de vidas se conviertan y necesitamos que tu eches tu aceite y tu agua santa sobre nosotros y que podamos entrar libres para servirte como tu quieres.

Porque Dios quiere ambas cosas, quiere buenos deseos, buenas intensiones, pero quiere también santidad de nosotros. Y por eso fue que él le dijo a Josué, mira, ve, determina dónde está. Dios sabía dónde estaba el anatema, él los pone a través de un proceso y llegan hasta Acán y Acán confiesa, dice, sí, yo he pecado contra Dios, yo hice esto, hice lo otro y terribles cosas pasan.

Gracias a Dios que estamos en la gracia del Señor, porque Acán no tuvo ese privilegio y fue destruido él y toda su familia. No me pregunte cómo eso se justifica, Dios lo hizo, Dios lo dictó, pero… hasta que ese tumor esencial no fue extraído, Israel no pudo gozar de la defensa y la bendición y el poder y la dotación de Dios.

Entonces, hermanos, ahora mismo donde usted si quiere bajar su cabeza, o si quiere ponerse de pie, quizás tu no has entregado tu vida al Señor Jesucristo todavía, pues yo te animo ahora mismo, no te juegues con el Señor. Tenemos un Dios que es puro amor pero también es fuego consumidor y él quiere un pueblo que se pueda presentar ante su presencia en una forma apropiada y que maneje su arca conforme a las instrucciones que él da.

Entonces, mis hermanos, yo les invito ahora mismo a concebir en su corazón un santo propósito de entrega al Señor y de humillación delante de Dios. si usted no ha recibido a Cristo como su Señor y quiere hacerlo desde allá, pues yo lo invito a venir aquí adelante, si no lo ha hecho, si usted quiere re consagrar su vida, este es un momento de sana entrega al Señor. El pueblo de Dios está delante de Dios.

Tenemos la radiografía divina pasando a través de este lugar y Dios nos está hablando y nos está llamando a una santa consagración en nuestras vidas como iglesia. Humillémonos delante del Señor y hagamos ese santo propósito de caminar en la manera en que Dios quiere que caminemos. Los tiempos de la adolescencia han pasado y vienen los tiempos de la madurez y de la responsabilidad delante del Señor.

Dios nos dice, no más leche. Él quiere carne, él quiere alimentos sólidos para nuestras vidas en el nombre de Jesús. Padre, confesamos nuestras fallas delante de ti, confesamos nuestros pecados delante de ti, Señor.

Si me permiten yo voy a imponerme sobre nuestros hermanos porque hay un coro que dice, enséñame tu camino Señor. Y yo quiero que cantemos ese coro en una petición, una oración delante de Dios, porque esta mañana cantamos un coro que estaba muy bonito pero no respondía al tema de este sermón.

Lo que estamos pidiéndole al Señor es que escudriñe nuestros corazones y nos redarguya, nos purifique, humillarnos delante del Señor, como yo estoy haciendo ahora mismo delante de ustedes, presentando mi petición delante de Dios para que él haga su obra en mi vida.

Queremos ofrecerle al Señor una congregación limpia, pura, delante de él. Nunca seremos perfectos pero sí podemos ser tiernos en nuestro deseo de santidad. Y sí podemos ser muy puntillosos y cuidadosos en pedirle al Señor que haga su obra en nuestras vidas.

Así que, Padre, en el nombre de Jesús nos re consagramos a ti, nos entregamos a ti, reconocemos que delante de ti, Padre, no podemos permanecer excepto por tu gracia y tu misericordia y recibimos este llamado, Señor, de parte tuya para una vida que te honre, una vida que te agrade, Padre. Rehusamos darle entrada a Satanás y darle derecho a acusarnos, darle ningún tipo de agarradera al enemigo, ningún tipo de motivo o excusa para hacer daño en nuestra familia, nuestra iglesia, y en esta tarde, Señor, escogemos el consagrarnos delante de ti, el re consagrarnos, Señor y reconocer nuestra necesidad de tu sanidad, Señor.

Trata con nosotros y llévanos a ese lugar, Señor, donde tu nos quieres llevar. Purifícanos y si hay algo en nosotros que no está de acuerdo con tu voluntad, Señor, extírpalo de nosotros y reconfigúranos según tu deseo y tus requisitos. En el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús. Amén.

Fuente:
Dr. Roberto Miranda

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba