El cierre de cada ciclo anual nos confronta con una multitud de ofertas y oportunidades, muchas de las cuales pueden llevarnos a caer en la trampa de la ansiedad y el afán de hacer y tener más. Este constante impulso de alcanzar más, alimentado por la sociedad, puede generar una ansiedad pecaminosa que nos aparta del verdadero propósito espiritual. El reposo en nuestro Señor Jesucristo.
Hebreos 3-7-4-15 nos recuerda un llamado poderoso. no endurezcamos nuestro corazón como lo hicieron aquellos que, por su falta de Fe, no pudieron entrar en el descanso prometido. En lugar de dejarnos llevar por la consternación de nuestros días o los temores que generan las circunstancias, la invitación es a combatir estas inquietudes con la verdad del evangelio.
El descanso en Cristo es un reposo que va más allá de la simple tranquilidad temporal; es una paz duradera y profunda que sólo se encuentra en una relación genuina con Él. Al elegir confiar en las promesas de Dios en lugar de sucumbir a la preocupación y al miedo, entramos en ese descanso divino. La fe nos llama a abandonar el afán del mundo y a confiar plenamente en que Dios tiene el control, liberándonos del peso de la ansiedad.
Así que, mientras el año se acerca a su fin y las ofertas del mundo continúan llegando, recordemos que nuestro llamado es a la Paz, no a la preocupación. Gracia y Paz. !!