10 de Julio fecha inolvidable para todos con profundo amor y respeto, despedimos a mi hermano, cuya vida fue un testimonio vivo de la misericordia y protección de Dios. Durante su tiempo entre nosotros, su alma fue resguardada y guiada hacia la salvación, un reflejo de la infinita bondad y gracia divina. Su legado de humildad, honestidad e integridad continúa siendo una inspiración para todos los que tuvimos la bendición de estar con él. Aunque su partida deja un vacío en nuestros corazones, encontramos consuelo en la certeza de que ahora descansa en paz en la presencia de nuestro Señor Jesucristo.
Su vida fue un regalo, y su memoria vivirá en nosotros, recordándonos siempre la importancia de la fe y el amor incondicional. La mano y misericordia de Dios se derramaron en esa funeraria con un manto de paz sobrenatural, reflejo de la bondad de Dios y de Su gracia divina. Para mí, fue un momento hermosísimo poder testificar sobre una persona tan querida como mi hermano Manuel y ver a toda su familia y mis hermanos presenciar la soberanía de Dios actuando en cada uno de los que estábamos presentes. Dios nos preparó para fortalecernos aún más nuestros corazones y ungirnos con el Espíritu Santo,,en el gozo de su gracia, presencia,de fe, la esperanza y el amor familiar que nos permite vivir.
En una funeraria donde se espera encontrar llanto y tristeza, Dios, en Su infinita misericordia, trajo un gozo de paz y tranquilidad, comenzando con su esposa, y extendiéndose a toda su familia. Durante los días que estuvimos intercediendo y en oración, la familia le pidió a Dios que se hiciera Su infinita voluntad, y así oramos para que Su soberanía prevalezca.La pena del dolor es real, pero también lo es la paz que viene de Dios.
Las demostraciones del poder de Dios y los testimonios vivos en el evangelio de Cristo Jesús nos hablan a nosotros, los cristianos, de la importancia de transmitir a tu familia el legado de tu fe. Es vital cambiar una vida de idolatría por una llena de fe, alabanza y adoración al Dios vivo y poderoso. Cuando el Espíritu Santo, nuestro Consolador, confirma el arrepentimiento en un corazón, nos exhorta a predicar con conciencia a toda nuestra familias y allegados.
«Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8:32). Y también, «Jesús dijo: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí'» (Juan 14:6). Este legado de verdad y fe es lo que, al final, produce frutos visibles. Así lo vi en carne propia al observar a toda mi familia llena de alegría y paz por la partida de nuestro familiar hacia la presencia de Dios.
Por eso le doy gracias a Dios desdé lo más profundo de mi corazón. Hoy mi hermano está en un lugar especial que Cristo le había reservado, también está en mi corazón y en mis pensamientos. Seguiré predicando el evangelio hasta que Dios así lo quiera, con la certeza de que algún día el Señor nos reunirá de nuevo bajo sus alas y juntos alabaremos su gloria y misericordias.
TODA HONRA Y GLORIA SEA PARA DIOS.!!