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Tus razones para progresar

Es importante que tú tengas una razón o un motivo suficientemente importante para moverte a las acciones necesarias que tú quieres obtener y que Dios quiere para ti.

Para llegar a ese punto, tienes que ver cómo te hablas a ti mismo. Hay tres frases que tú debes aprender a manejar y a moverte de una a la otra para que puedas convencerte a ti mismo de que puedes progresar y hacer cambios en tu vida. Las primeras dos frases, son en las que la mayoría de la gente se mueve: Yo quiero, y yo puedo. La gente que tiene éxito se mueven en otra expresión: Yo tengo. La diferencia entre estas es la carga emocional, la decisión, la determinación y las razones por las cuáles tú haces lo que haces. Detrás de un deseo, puede haber aburrimiento como motivo. Detrás de un deber, puede haber ciertas posibilidades, por ejemplo, la de estudiar; es un: Yo debería hacer algo más. Pero otra cosa es cuando tú tienes un motivo que te lleva al: Yo tengo que hacer esto. Esta es la manera en que Dios piensa.

En Génesis 28, Dios le dice a Jacob: No te voy a dejar hasta que yo haga lo que te he dicho. Dios no meramente quería prosperar a Jacob, y tampoco es que debiera hacerlo; Dios dice: Yo tengo que hacerlo porque se lo prometí a tu papá. Eso era motivo o razón suficiente para que Dios dijera: Yo lo voy a hacer.

Cuando tú te mueves al “yo tengo”, ya estás adelantado dentro del proceso de convencerte a ti mismo de tus creencias, que son las que te moverán a la acción.

El pensamiento de tú tener que hacer algo, puede tener una raíz positiva o una negativa. La mente religiosa va a decir que no podemos decirle a la gente que tiene que prosperar, progresar. Te van a dar siempre las razones negativas para no tener un motivo para tener que hacer cosas. Hay también razones positivas, por supuesto, pero a la gente siempre le afecta estas cosas únicamente en cuanto a la prosperidad, pero tenemos que ver esto en cualquier ámbito social. Para bajar de peso, por ejemplo, hay razones positivas y negativas. Entre las positivas, tu cuerpo es templo del Espíritu Santo; entre las negativas, está el querer echártelas, por ejemplo. Una persona que baja de peso por razones negativas, pudiera desarrollar enfermedades como bulimia, por ejemplo, porque llegan a un punto de tener que perder peso pero por una razón negativa. Pero también hay razones positivas que te pueden llevar a ti al punto de tener que bajar de peso.

Lo mismo pasa en el área financiera; puede haber razones positivas y negativas. Por ejemplo, hay quien ahorra pero lo hace por miedo al futuro. Hay quien se vuelve ambicioso, ya sea por envidia o por querer provocarla, llegando al punto de tener que hacerlo, siendo esas razones negativas las que alimentan su fuerza de voluntad para prosperar. Pero también hay montones de razones positivas, espirituales y bíblicas por las cuáles tú hoy podrías decir: Yo tengo que prosperar.

A algunos este mensaje les causa conflicto, por las diferencias de contexto, de país a país; pero no es que todos tengamos que ser millonarios. El progreso se mide comparándote contigo mismo y no con otros. Este mensaje es para inspirarte a que haya avance en tu vida, a que te muevas de gloria en gloria, de victoria en victoria, a que crezcas. Cuando tú hayas avanzado, tus hijos también lo habrán hecho; de igual manera, tus nietos.

¿Por qué razón tú tienes que prosperar?

  1. El sacrificio de Cristo incluye tu libertad económica, tu prosperidad, el descanso y la paz financiera. El sacrificio de Cristo fue para salvarnos, para llevarnos a la vida eterna, pero mientras estás aquí en la tierra, debes vivir en libertad económica para poder hacer las cosas que tienes que hacer y que Dios quiere que tú hagas.
  2. La manera en que el reino de Dios se establece y se financia aquí en la tierra es a través de personas como tú, que prosperan, progresan y pueden dar con liberalidad y generosidad. Por más que todos quieran hacerte creer que el Evangelio es de gratis, el llevarlo cuesta dinero, requiere finanzas. Si queremos repartir más Biblias, hay que imprimirlas, hay que comprar el papel o hay que pagarle a la fábrica o comprarla, y habría que pagar electricidad. El Evangelio tiene un costo. Cuando nos ves a través de la televisión, o nos oyes por una emisora de radio, alguien está pagando por eso. Aunque a ti te llegue “gratis”, te cuesta la electricidad, el servicio de cable. Repartir el Evangelio cuesta, y solo a través de personas como tú, solo por personas que prosperamos es que podemos llegar a miles de personas. Cuando tú progresas el Evangelio progresa.
  3. Cuando tú prosperas, puedes honrar a Dios. Honras a Dios cuando siembras tu semilla de fe. Proverbios 3:9-10 dice: Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. Estos versos te hablan de traer las primicias a Dios, de ofrendar.
  4. Cuando tú prosperas, puedes ayudar al necesitado. Proverbios 19:17 dice: A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar. A través de la Palabra, una de las cosas que Dios nos pide es que tengamos cuidado del necesitado, del huérfano, de la viuda; que ayudemos. Interesante porque una de las críticas que mucha gente hace a pastores es que deberíamos ayudar más. primeramente no saben toda la ayuda que éramos número uno y es imposible dar ayuda si no tenemos con qué dar ayuda. Dios prospera ministerios, Dios próspera hogares, Dios próspera casas para que podamos, entre todos, ayudar a muchos. Cuando tú siembras tu semilla de fe, tu pequeña semilla de fe se convierte en una porción gigante de la ayuda que damos a montón de personas necesitadas.
    Está bien que tú prosperes porque hay gente necesitada que tenemos que ayudar, y tú no deberías ser uno de esos necesitados. Tú debes ser de aquellos que pueden contribuir para que los necesitados puedan salir de esa situación. Tú puedes ser la solución para la vida de otros.
Fuente:
Pastor Otoniel Font

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