Saúl, primer rey de Israel, ungido por el profeta Samuel, su soberbia y orgullo hicieron que Dios lo desechara, pero no lo sacó del reinado porque, aunque ya no era el escogido, tenía la posición hasta que el nuevo llamado la pudiera llenar. Hay gente está llenando la posición para la que Dios te llamó a ti porque la silla tiene que estar llena hasta que tú estés listo. Pero el hecho de que otro tenga la posición no quiere decir que Dios lo quiera allí.
“Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey.” 1 Samuel 16:1
Para Dios, el rey no era Saúl, sino un jovencito de 17 años. Para el mundo, era Saúl; Tenía la posición. Posición no es igual a escogido, pero el escogido, algún día llega a la posición.
Saúl fue desechado por Dios porque su problema no era uno de carácter, sino del corazón, un problema de orgullo. Dios lidia con tu carne, con tu pecado, pero el corazón que se enorgullece, Dios lo desecha. Saúl, antes de salir a pelear, dio una ofrenda que se suponía que diera el profeta; Tomó una posición que no le correspondía, desagradando a Dios. Dios le dice comoquiera que sacrificara todo, pero cuando el profeta fue a ver, Saúl había guardado unos becerros y ovejas, y para colmo mintió al respecto. Y Dios dijo: Hasta aquí. No se nos dice que Saúl se acostara con otra mujer o que matara a nadie como hizo David; Y nos preguntamos cómo Dios lo usó a David a pesar de eso. Y es que, con el pecado de tu carne, Dios trabaja, pero con un corazón orgulloso, no. David era descubierto, y se tiraba a llorar ante Dios, pedía perdón, trataba de enmendar las cosas. Por eso es que tú no puedes dejar que tus dones se te vayan a la cabeza, al punto tal de hacerte orgulloso, porque Dios detesta la soberbia. Tú no puedes depender de tu habilidad, de tu don; Necesitas una relación con Dios, y tu corazón tiene que mantenerse humilde.
¿Por qué es importante administrar los dones espirituales? La única manera de cumplir tu misión aquí en la tierra, es a través del Espíritu de Dios. No pienses que puedes hacer lo que Dios quiere que tú hagas si Él no te da sabiduría, discernimiento, si no hay don de fe.
“6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Zacarías 4:6
La única manera de cumplir tu misión es con los dones activos; Tus habilidades te llevan a un nivel, pero la misión de Dios solo puedes cumplirla activando el don de Dios en tu vida.
Como administradores, debemos entender estas cosas acerca de los dones:
Los dones de Dios son perfectos. Hay perfección detrás del don; La alcanzas, cuando caminas en los dones espirituales. “16 Amados hermanos míos, no erréis. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” Santiago 1:16-17 Cuando un don de estos se manifiesta en tu vida, la perfección de Dios está detrás. Tu vida se perfecciona a través de los dones.
Los dones no deben ser ignorados. “No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.” 1 Corintios 12:1 Si tú ignoras las herramientas que tienes para resolver, para vivir, para caminar, ¿cómo las vas a usar? Tú tienes un arsenal que puedes activar para beneficio de la obra de Dios, y para beneficio propio.
Los dones tienen que ser avivados. “6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.” 2 Timoteo 1 Tienes que mantener vivos los dones. Al igual que la fe, los dones son como los músculos, que se atrofian si tú no los usas.
Los dones no deben ser descuidados. “12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. 14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. 15 Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.” 1 Timoteo 4 No descuides tu conducta, tu estudio, sin importar que te menosprecien; Digan lo que digan, mantente firme.
Los dones son la confirmación de la palabra de Dios. “17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. 19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. 20 Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.” Marcos 16:17-20 Jesús nunca salió a sanar a nadie, sino a enseñar, y mientras enseñaba, sanaba. Jesús enseñaba, y como enseñaba, Dios tenía que respaldar la palabra enseñada con milagros y prodigios. La multiplicación de los panes y los peces se dio porque la gente comenzó a seguirle porque él estaba predicando; La gente se sorprendía con lo que él enseñaba, creando la atmósfera para que la gente recibiera el milagro. Jesús no salió a multiplicar panes y peces, sino que por causa de la palabra se multiplican panes y peces.
Cada vez que tú, como creyente, enseñas la palabra, las señales comienzan a ocurrir. No hay que forzarlo. Sal con el propósito de enseñar, de mostrarle a alguien lo que Dios dice de ellos, y te vas a dar cuenta que Dios siempre va a confirmar la palabra con milagros.