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Tu Tiempo No Ha Pasado

Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Hebreos 11:11

Por la fe, Sarah recibió fuerzas para concebir, y dio a luz, aun fuera del tiempo de ella, pero nunca fuera del tiempo de Dios. Hay veces que decisiones de nuestro pasado, ya sean nuestras o de alguien más, pero que –como a Sarah, cuando Abraham dijo que era su hermana – nos han puesto en la casa de Abimelec, nos sacan del tiempo de nuestras posibilidades para alcanzar ciertas cosas.

Una de las frustraciones más grandes que cierra el vientre de una persona, espiritualmente hablando, es pensar: Estoy fuera de tiempo. Y la fe es el factor que hace que la circunstancia y el tiempo no detengan la promesa de Dios para tu vida. La fe de Sarah fue atreverse a creer que Dios era capaz de, por la fe, volver a darle aquello que, según el tiempo, ya había pasado.

La fe contradice lo que dicen nuestras circunstancias.

No permitas que ninguna circunstancia que haya llegado a tu vida y ningún lugar en que te encuentres hoy, por la razón que sea, haga tu vientre estéril, haciéndote pensar que ya no hay tiempo para que Dios haga contigo grandes cosas. Hay oportunidades, posibilidades que ya no van a regresar, pero el destino de Dios para ti, la grandeza de Dios para ti, la felicidad, la promesa, el cumplimiento de Dios, la satisfacción de ser pleno en Dios y saber que nada ni nadie pudo cancelar el propósito de Dios para tu vida, no tiene que perderse porque tú pienses que el tiempo de algunas cosas ya haya pasado.

Aun en tu vejez, tú puedes llegar a la plenitud de vida. Una cosa es que la posibilidad de ciertas cosas haya pasado ya, en lo natural, y otra cosa es que tu tiempo haya pasado. Tu tiempo no ha pasado. Las malas decisiones del ayer te hicieron perder cierto tiempo, ciertas temporadas de tu vida; pero, en las peores temporadas de tu vida, cuando piensas que los mejores tiempos de tu vida se han perdido, ahí es que tu fe abre tu vientre espiritual, haciéndote fértil una vez más, posicionándote en el lugar correcto y necesario para que Dios cumpla contigo.

Aunque tú piensas que el tiempo ha pasado, que ya no va a ocurrir, la plenitud de Dios va a venir sobre tu vida y Dios te va a llenar, y Dios va a completar su propósito en ti. Prepárate para que, por la fe, aquellas cosas que tú has pensado que están fuera de tiempo, Dios las traiga a tu vida. Va a haber plenitud, disfrute, gozo, paz, libertad; y, cuando tú abras tus ojos, te vas a dar cuenta que, lo que Dios te prometió, lo que te había dicho que iba a hacer contigo, lo cumplió, lo completó. Tú no tienes que seguir viviendo con tu vientre cerrado porque otro te haya puesto en la casa de Abimelec. Lo que ningún hombre pudo hacer, que fue sacarte de ese lugar y abrir tu vientre espiritual, Dios lo va a hacer, y te va a poner a soñar, y te va a mostrar las posibilidades que él tiene para ti.

Ahora bien, esto ocurre de una sola forma. La Biblia dice que Sarah recibió fuerza. ¿De quién recibió fuerzas Sarah? De Dios. Las recibió en el momento preciso en que las necesitaba; las recibió por revelación de que la promesa se iba a cumplir.

Las cosas de Dios no son reconocidas, sino recibidas. Abraham le dice a Abimelec que Sarah es su hermana, pero Dios le revela a Abimelec que Sarah era la esposa. El mundo recibió revelación de quien Sarah era, pero no fue sino hasta que Sarah recibió revelación de quien ella era, que pudo entonces recibir de Dios; porque Sarah dejó que aquello que Abraham hizo marcara su vida, marcara quien ella era.

Dios tiene que revelarte a ti quien tú eres para que tú puedas salir de toda consecuencia negativa en la que Abraham te puso, por una mala decisión. Quizás estás tratando de reconocer cuándo es tu tiempo, tu momento, el tiempo de Dios para tu vida, pero esas cosas no se reconocen, sino que se reciben en el espíritu, en el interior, cuando tu interior se despierta, cuando Dios te da las fuerzas.

La Biblia dice que es cuando nos miramos cara a cara como un espejo, que somos transformados. Cuando la palabra es lanzada sobre tu vida, comienzas a ver el reflejo de quien tú eres y, entonces, recibes fuerza.

No permitas que Abraham vuelva a ponerte en casa de Abimelec. Vive bajo la revelación de quien tú eres, que es lo que te da fuerza para concebir, aun fuera de tiempo.

Quizás, algún Abraham en tu vida te puso en la casa de Abimelec, y se cerró tu matriz espiritual. Quizás has estado fuera tiempo; pero hoy, por la fe, Dios puede abrir tu espíritu para librarte, para que concibas, para que puedas testificar que el Dios al que tú le sirves ha sido propicio a tu vida, y has recibido la plenitud de su promesa para tu vida.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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