Siempre que el miedo se apodera de nosotros y nos hace vacilar, estamos en peligro de caer en pecado. La presunción ha de ser temida pero también hemos de temer la cobardía. «Atrévete a ser un Daniel». Nuestro grandioso Capitán ha de ser servido por valientes soldados.
Qué motivo es este para que tengamos valentía. Dios está con aquellos que están con Él. Dios nunca estará lejos cuando llegue la hora de la lucha. ¿Te está amenazando alguien? ¿Quién eres tú para que tengas miedo de un hombre que habrá de morir? ¿Perderás tu condición? Tu Dios a quien sirves encontrará pan y agua para Sus siervos. ¿Acaso no puedes confiar en Él? ¿Te cubre alguien de ridículo? ¿Romperá esto tus huesos o tu corazón? Sopórtalo por Cristo e incluso regocíjate por ello.
Dios está con los sinceros, los justos y los santos, para librarlos; y Él te librará. Recuerda cómo salió Daniel del foso de los leones, y cómo salieron los tres jóvenes santos del horno. Tu caso no es tan desesperado como el de ellos; pero si lo fuese, el Señor te apoyará en todo momento y te hará más que un vencedor. Tenle miedo a tener miedo. Tenle temor a tener temor. Tu peor enemigo está en tu propio pecho. Cae de rodillas y clama pidiendo ayuda y luego levántate diciendo: «Me aseguraré y no temeré.»