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Tu pasado no tiene poder sobre tu vida

Nunca alcanzarás nuevas fronteras en tu vida mientras dejes capítulos abiertos, sin cerrar.  Mientras realmente no decidas completar la tarea que Dios te ha asignado.

Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.”  Josué 1:3

Esta palabra la han tomado muchos para decir que todo lo que pisen con el pie, es de ellos; hay quien quiere pisar el novio que quiere, por ejemplo; como si el Señor meramente estuviera diciendo que vayan y pisen la tierra.  Pero aquello era una implicación mucho más grande.  Tú no puedes poseer lo que pise la planta de tu pie, antes del Jordán.  El verso 2 dice: cruza el Jordán.  Y entonces, todo lo que pise la planta de tu pie, es tuyo.

Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.”  Josué 1:2

Así que, no es de este lado del Jordán que todo lo que tú pises es tuyo.  Es: cruza el Jordán – primero – y, después que cruces el Jordán, todo lo que pise la planta de tu pie, es tuyo.

Hay gente que nunca ha cruzado el Jordán en su vida.  Hay cristianos que nunca han cruzado el Jordán; cristianos que, en su mente, se quedaron atrás.  Cuando vemos la historia del pueblo de Israel, vemos que tuvieron que cruzar dos cuerpos de agua: el mar Rojo y el río Jordán.  Cuando cruzaron el mar Rojo, era salir del pecado, del pasado.  El mar Rojo representa el bautismo en las aguas, cuando Dios te hace una nueva criatura.  En el mar Rojo es que Dios entierra y ahoga a tus enemigos que te perseguía, los hace desaparecer.  Después que tú sales del mar Rojo, cuando miras para atrás, nadie te está persiguiendo, Faraón queda enterrado en ese lugar, y aquello que te perseguía, ya no te persigue nunca más.  Esa es la experiencia de un cristiano que le entrega su vida al Señor.  Cuando tú entregas tu vida al Señor, en la sangre de Cristo se ahogan todos tus pecados, todo tu pasado; y ya tú no tienes que estar mirando atrás porque tu pasado no tiene ningún poder sobre tu vida y no te persigue nunca más.  Y muchos han logrado esto; lo nunca han logrado es cruzar el Jordán.  Y cuando tú cruzas el Jordán es que, entonces, posees la tierra prometida.

La experiencia del Jordán es una de resurrección, donde ahora ves el poder de Dios.  La cruz viene a ser el mar Rojo; pero la resurrección, la tumba vacía viene a ser el cruce del Jordán, el poseer la tierra prometida.  Y hay gente que tiene que entender que tú no tan solo fuiste enterrado en tu pecado sino que fuiste resucitado juntamente con Cristo, y ese Jordán en tu corazón tienes que cruzarlo para que, en adelante, puedas caminar con autoridad y poseer lo que Dios te ha prometido y que dondequiera que tú vayas, el poder de resurrección se manifieste en ti y en todo lo que está a tu alrededor.

Hoy es día de decir: yo voy a cruzar el Jordán; yo no me quedo a mitad de camino; hoy yo me muevo hacia adelante.

Hay quien, lamentablemente, se queda en el pasado; solamente experimentan la libertad de sus pecados.  Pero cuando vemos la Biblia, hay algo que es importante que tú entiendas: la carrera de la fe no es una individual, sino de relevos.

Josué tenía que completar lo que Moisés no pudo completar.  Tenía que levantarse y decir: voy a llevar hasta el final a esta gente.  Y es parte de lo que vemos en la Biblia.

39 Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; 40 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.”  Hebreos 11:39-40

La versión en inglés, dice:

39 And these all, having obtained a good report through faith, received not the promise: 40 God having provided some better thing for us, that they without us should not be made perfect.”  Hebrews 11:39-40

En otras palabras: ellos – hablando de los que pasaron en el pasado – no están completos, hasta que tú y yo logremos lo que Dios nos ha pedido que completemos.  Abraham no ha visto el cumplimiento de la promesa, hasta que tú y yo entremos en todo el destino de Dios para nosotros.  David y los grandes hombres de la Biblia, no están completos hasta que nosotros terminemos la carrera.

La carrera de la fe no es una carrera individual, sino de relevo.  Es una carrera donde uno se apoya del otro, y lo que uno hace, hace que tú avances o que vuelvas atrás.  Y tú tienes que completar para que esa gente que vino antes que nosotros puedan completar su carrera.

Tú tienes que completar la carrera de la fe.  Por eso es que no te puedes detener, no te puedes quedar atrás.

De nada te sirve tener un buen principio y que no tengas un buen final.  De nada sirve que tengamos un gran hombre, como Abraham, en la Biblia, y que no haya uno como tú en esta tierra.  No nos sirve de mucho que haya un gran conquistador como David, y que en este tiempo no haya alguien que pueda decir que va a completar la carrera.

No se van a escribir más capítulos de la Biblia, no podemos esperar un nuevo libro de la Biblia, pero eso no quiere decir que la historia está completa porque los que vamos a completar la historia somos tú y yo, si tenemos el mismo espíritu de conquista y decimos: donde ellos dejaron la carrera, nosotros la vamos a continuar y la vamos a completar.  Ese es el mensaje de hoy.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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