¿Quién dijo que era el fin?, si, quizá lo pensaste, seguramente paso por tu mente, pueda que todo a tu alrededor diga que ahora si se acabo todo, pues por donde veas pareciera que todo llego a su fin.
Y es que es fácil dejarse llevar por lo que nuestros ojos ven, por lo que nuestra mente quiera pensar, pero más allá de lo que vemos o pensamos existe algo que se llama: FE.
La Biblia la define como: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1 RVR1960).
Creo que la mayoría de nosotros nos hemos enfrentado a desilusiones en cualquier ámbito, ya sea laborales, ministeriales, familiares o sentimentales. Situaciones que nos hicieron entristecernos y hasta pensar que ya nada sería igual, que quizá todo iba a ser peor.
Como cuando aquel chico o chica pierde al supuesto “amor de su vida”, cree que la vida se ha acabado, que no encontrara jamás a alguien como él o como ella, que jamás volverá a ser feliz.
Como cuando pierdes aquel empleo en donde quizá ganabas muy bien y en donde podías comprarte todo lo que querías, y ahora piensas que nunca encontraras otro como ese.
Como cuando aquel privilegio que tanto anhelabas en tu Iglesia y por el cual oraste mucho, ya no lo tienes, quizá porque decidiste dejarlo o porque hubo varios factores por los cuales se te tuvo que retener por un tiempo.
Como cuando tienes una discusión con una personas que quieres mucho, quizá tu amigo o amiga, quizá un familiar, y ahora crees que esa relación jamás volverá a ser la misma.
Situaciones como esas pueden en algún momento hacernos pensar que todo está acabado, que las cosas llegaron a su fin, que tu vida ya no tiene sentido o que las cosas jamás volverán a ser tan “lindas” como lo eran.
Y es que a través del tiempo he comprendido que todo lo que llega a su fin para mi, apenas comienza para Dios. Lo que para ti es un fin, para Dios es un comienzo.
Y digo un comienzo porque Dios hace cosas mejores de las que nosotros creemos que pueden hacerse, Dios tiene un estilo único de actuar, con su estilo nos sorprende y siempre saca lo mejor de todo para el beneficio nuestro.
Cuando a mi vida vienen esos momentos de frustración, esos momentos en donde siento y pienso que esto o aquello se termino, viene a mi mente unas palabras que la Biblia nos muestra en el siguiente pasaje:
“Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor”
Salmos 37:5 (Traducción en lenguaje actual)
Cuando la confianza en ti y en lo que puedes hacer desfallezca, es momento de poner tu vida en sus manos, es momento de confiar plenamente en Él, porque si lo haces de corazón entonces Él actuará a tu favor, es decir: Las cosas te serán de beneficio.
Lo que tú crees que es el fin, es nada más el inicio de lo que Dios comenzara a hacer en tu vida, lo que tú crees que está perdido, Dios lo puede restituir. Así es Dios, por los siglos de los siglos lo ha demostrado.
¿Qué te aflige en este momento?, ¿Qué te abate?, ¿Qué te quita el sueño?, ¿Qué es lo que crees que no volverá a ser lo mismo?, Dios tiene el poder para calmar cualquier tempestad y hacer que todo vuelva a la normalidad y a veces hasta mejor de lo que creímos que seria.
Depositemos nuestra vida en sus manos, confiemos sin titubear en El, confiemos a plenitud, que nada ni nadie evite que sigamos confiando en lo que El hará, porque si lo hacemos, tenemos que tener la confianza, la certeza, la convicción de que actuara a favor nuestro, para nuestro bienestar que es lo que siempre Dios anda buscando para nosotros.