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Tres realidades del amor

Lectura bíblica: 1 Pedro 4:7-11

Tened entre vosotros un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud pecados. 1 Pedro 4:8

Ernesto corrió a casa después de la escuela, sintiendo como si sus compañeros le hubieran dado un puntapié. Si soy tan despreciable como dicen, pensó para sus adentros, entonces nadie quiere juntarse conmigo. Está bien. Si no quieren juntarse conmigo, yo no me quiero juntar con ellos. Entro a su cuarto, cerró la puerta, se acostó en la cama y se puso los auriculares. Y con la música tan fuerte como para romperle los tímpanos, trato de pensar en cualquier cosa menos la gente.

La actitud de Ernesto hacia la vida tiene un problema: No podemos renunciar de la raza humana. Sea que nos guste o no, Dios nos puso aquí sobre la Tierra para relacionarnos con otras personas. Existen tres realidades acerca del amor de las que no nos podemos escapar:

Primera realidad: Amar no es una opción. El mayor mandato de la Biblia a los cristianos es amar a Dios y amar a nuestros prójimos. Dios nos hizo «a medida» para que nos involucremos con personas de todo tipo, aun las que nos irritan, nos molestan o nos aburren. Aun cuando parece imposible poder hacerlo, Dios nos creó para que procuremos llevarnos bien con los demás.

Segunda realidad: El amor es una acción. Aborreces los dibujos de corazones, las flores y las can- ciones melosas de amor? ¡No importa! El amor no es un sentimiento. Es algo que escoges hacer.

Tercera realidad: Amar con frecuencia es difícil. A veces resulta difícil decidir qué cosa cariñosa uno debe hacer. A veces realizar la cosa cariñosa es más difícil todavía. Afortunadamente, Dios no te diseño para amar a los demás para luego dejarte sin indicaciones sobre cómo hacerlo.

En cuanto Ernesto leyó su Biblia, descubrió que esta lo invitaba a tener la experiencia del amor de Dios. Le ordenaba que pusiera en práctica el amor en la vida real. Y le ensenaba para saber en qué consiste el amor.

Fuimos hechos para amar y para seguir amando. El amor nunca deja de ser, pero a veces dejamos de amar a Dios y a los demás. Entonces tenemos que volver y conseguir algo del amor excepcional de Dios. ¡Y, ya que estamos en esto, podemos volver a leer las instrucciones de Dios acerca de cómo demostrar su amor por los demás!

PARA DIALOGAR: ¿En qué ocasión te has sentido tentado a retraerte de tu mundo? ¿Por qué eso no puede ser una opción permanente?

PARA ORAR: Pídele al Dios de amor que te siga enseñando lo que significa amarle a él y a los demás.

PARA HACER: ¿Cual «realidad acerca del amor» te da más trabajo aceptar y poner en práctica en tu diario vivir? ¡Concéntrate en esa!

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