
ROMANOS 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
En el mundo hay instituciones educativas de mucho prestigio en las cuales se imparten los mejores conocimientos académicos, con los mejores maestros y los mejores métodos de enseñanza.
Hay instituciones que se consideran como las cinco mejores de todo el mundo:
Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Universidad de Cambridge,Universidad de Harvard,Universidad de Harvard,University College de Londres (UCL),Universidad de Oxford.
Para estudiar en cualquiera de estas universidades hay que pagar un precio económico muy alto, ya que sus cuotas mensuales pueden llegar hasta los $4000 dólares.
Pero hay enseñanzas tan importantes para la vida que no se imparten en ninguna escuela ni universidad del mundo, son enseñanzas que no se pagan con dinero sino con lágrimas, con dolor, con esfuerzo, con oraciones, con ayunos y con adoración.
Estas enseñanzas solamente vienen por medio de algo llamada ADVERSIDAD, es decir de : UNA SITUACIÓN MUY DIFÍCIL DE SUPERAR, UNA SITUACIÓN MUY GRAVE QUE REQUERIRÁ FUERZA Y VALOR PARA PODER SER ENFRENTADA.
Podemos decir que la adversidad tiene diferentes “MAESTROS” llamados: Enfermedad, escasez, desempleo, soledad, abandono, etc. Los cuales son usados por nuestro Dios para enseñarnos lecciones muy importantes en nuestra vida que nos hacen mejores cristianos y nos hacen crecer en fe.
«La adversidad es la escuela de Dios, y sus maestros nos enseñan lo que la comodidad nunca podría mostrarnos.»
VEAMOS POR MEDIO DE LA PALABRA DE DIOS CUÁLES SON ALGUNAS DE ESAS LECCIONES TAN IMPORTANTES PARA LA VIDA QUE APRENDEMOS EN LOS TIEMPOS DE ADVERSIDAD:
I) PRIMERA ENSEÑANZA: DEPENDER COMPLETAMENTE DE DIOS EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA
(HEBREOS 4:16) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Si el texto nos invita a que nos acerquemos al trono de la gracia de nuestro Dios es porque muchos de nosotros nos alejamos del Señor, poniendo nuestra confianza y esperanza en las personas, en los bienes materiales, en el dinero, etc.
Es por eso que nuestro Dios permite las adversidades en la vida para que nos acerquemos a Él , para que recordemos que como hijos de Dios tenemos acceso directo al trono de la gracia de nuestro Dios.
En los momentos de adversidad donde nos sentimos débiles y vulnerables, en los cuales no sabemos qué hacer tenemos que reconocer que su gracia es más que suficiente, que por medio de su gracia hay sanidad, provisión y fortaleza para nuestra vida (2 Corintios 12:9) Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
II) SEGUNDA ENSEÑANZA: NO DEJAR QUE LA SOBERBIA Y LA VANAGLORIA DOMINEN NUESTRO CORAZÓN
(1 JUAN 2:16) Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
La palabra de Dios es clara: LA VANAGLORIA DE LA VIDA NO VIENE DE DIOS, lastimosamente muchas personas cuando son bendecidas, cuando el Señor las prospera, cuando llegan a posiciones de autoridad y poder, su corazón se llena de soberbia, de vanidad y de orgullo.
Y lastimosamente cuando el orgullo y la soberbia dominan nuestro corazón nuestros ojos comienzan a ver con menosprecio a las personas pues nos sentimos superiores a ellas, pero la palabra de Dios nos dice que Él ABORRECE LOS OJOS ALTIVOS (Proverbios 6:16-17) Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: 17 LOS OJOS ALTIVOS, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente,
En las redes sociales podemos ver que se habla sobre “Momentos que nos mantienen humildes”, es decir aquellas cosas que hemos pasado en la vida que han hecho que nuestra soberbia sea humillada. Nuestro Dios usa la adversidad para mantenernos humildes, como el aguijón en la carne de Pablo (2 Corintios 12:7) Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; Para que no se nos olvide de dónde venimos, quién nos ha permitido llegar a donde hemos llegado y quién nos ha dado lo que tenemos.
III) TERCERA ENSEÑANZA: VALORAR LO QUE TENEMOS POR MEDIO DEL CONTENTAMIENTO Y EL AGRADECIMIENTO
(FILIPENSES 4:11-13) No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Seguramente todos hemos escuchado la frase : “Nunca estas conforme con nada” lo cual se refiere a las personas que que no valoran lo que tienen, que en lugar de tener agradecimiento se viven quejando de todo.
Es por eso que el apóstol Pablo expresa que él ha aprendido a tener contentamiento en cualquier situación, que estaba enseñado para tener abundancia como para tener necesidad, pero ¿Cómo se aprende eso? ¡EN LOS TIEMPOS DE ADVERSIDAD!.
Los tiempos de enfermedad nos enseñan a valorar la salud, el descanso, la cama en la que dormimos en casa (Que es mejor que cualquier cama de hospital), los tiempos en familia, la comida que muchas veces habíamos despreciado en nuestro hogar.
Los tiempos de desempleo y escasez nos enseñan a tener agradecimiento por el trabajo que tenemos, por el sueldo que ganamos, por los alimentos que Dios pone en nuestra mesa, por la familia que nos apoya siempre, etc.
Los tiempos de adversidad nos enseñan a VALORAR, AGRADECER Y CUIDAR todo lo que Dios nos da (1 Tesalonicenses 5:18) Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
CONCLUSIÓN: Cuando enfrentamos dificultades como la enfermedad, el desempleo o la soledad, Dios nos recuerda que su gracia es suficiente y que podemos acercarnos confiadamente a su trono para recibir socorro. Además, nos enseña humildad, impidiendo que el orgullo nos aleje de Él y de los demás. Finalmente, la adversidad nos ayuda a valorar lo que tenemos, reconociendo que todo es un regalo de Dios y aprendiendo a vivir en contentamiento. Si hoy estás pasando por momentos difíciles, recuerda que Dios está obrando en tu vida. La adversidad no es el final, sino un medio para que crezcamos en fe y madurez espiritual. Confía en su propósito y permite que estas lecciones transformen tu corazón.