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Toma responsabilidad sobre tu vida

Tú nunca podrás entrar en comunión con Dios, mientras le eches la culpa a alguien o le eches la culpa de tus problemas y de tus buenas y malas decisiones. Hombres, dejen de estar echándoles la culpa a las mujeres. Deje de estar echándole la culpa a otros. Los hombres siempre están echando la culpa a alguien. Los varones siempre están echándole la culpa a otro: mi mujer no me deja ser feliz, no me ayuda, mi papá no me quiere, el otro me dejó. Y después, cuando no tienes nadie más a quien echarle la culpa, y te vas del lugar donde ya le echaste la culpa todo el mundo, entonces, comienzas a echarle la culpa a Dios. Si Dios es tan bueno, por qué me permite que me pasen estas cosas, si sabe que yo estoy tratando. Pero es que no basta con tratar. Hay que ser hay que ser. Tienes que tomar responsabilidad sobre tu vida.

Y lo primero que tienes que entender es que tú tienes dos opciones, dos decisiones: o construyes el huerto y te acercas más a Dios, o te vas al Este del Edén. Y lamentablemente, hay gente que todo el tiempo, todas sus decisiones, los llevan más allá. Pero Fuente de Agua Viva está obsesionada no con el cielo; Fuente de Agua Viva está obsesionada con la tierra.

Fuente de Agua Viva está obsesionada con que la gente vea la gloria de Dios aquí en la tierra, Fuente de Agua Viva está obsesionada en mover a la gente más cerca del huerto que lejos del huerto. Aquí no estamos construyendo ciudades para entretenernos; aquí estamos construyendo el Paraíso que Cristo restauró para nosotros y por nosotros. Esa es nuestra obsesión, es a donde vamos; pero el problema de la iglesia es que no piensa así, la iglesia se abandona. Hay un chorro de gente irresponsable, cristianos irresponsables que dicen ser cristianos, y no lo son; viven su vida como les da la regalada gana y después, cuando tienen su resultado, se molestan con Dios: si Dios fuera tan bueno, yo no tendría que pasar por estos problemas. Y tú ¿para cuándo vas a cambiar tu vida?  La mitad de su conversación es su lamento, echándole culpa a alguien: aquel no me ayuda, aquel no me da, aquel me hizo, si aquel me diera la mano. Pero nadie te tiene que ayudar.

Nadie te tiene que ayudar, y tú quítate la culpa; la gente tiene que tomar responsabilidad. La gente siempre está acusando, y después, cuando ya no tienen nadie más a quién acusar, acusan a Dios: Yo no creo en Dios porque no pasarían tantas cosas malas. Y tú ¿para cuándo? Hoy no quieren apretar una vacuna para la viruela del mono; no somos anti-vacuna, pero cada cuál que haga lo que quiera, sea feliz y se acabó. Tengas o no miedo al COVID, a la viruela del mono, a la vacuna, a la larga y a la postre, Dios te puede salvar de todo eso.

Pero, lamentablemente, sin darnos cuenta, nos vamos separando cada vez más de Dios. En la vida o construimos el Edén, o construimos ciudades.

Veamos por un momento lo que pasa en la vida de Caín y veamos Cuáles son algunos pensamientos que nos hacen separarnos cada vez más de Dios, de ese Paraíso que el Señor restauró. En Génesis 4:1-16, observamos varias cosas bien interesantes.

Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido[a] varón. 2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?”  Génesis 4:1-6

En otras palabras, ¿por qué estás molesto?

7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. 8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. 9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? 10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. 13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.”  Génesis 4:7-14

Ese es el llorao’ puertorriqueño: me estás sacando de la tierra, de tu presencia, voy a ser errante, alguien me va a matar. ¡Pero sin quien hizo mal fuiste tú! Pero por lo menos, Dios vio un ganado de humildad detrás de todo eso. Porque fíjate que Adán ni tuvo esa petición. Adán no le pidió a Dios: déjame en el Huerto. Detrás de esa petición, lo que hay es un: tienes que hacer algo conmigo. Y fíjate lo que pasa, lo que Dios hace:

15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.”  Génesis 4:15

La gracia de Dios cubre a Caín en la tierra de Nod. La gente no sabe que el que vive fuera del huerto del Edén está vivo por una cosa: por la gracia de Dios. Porque la única vida que está en el hombre, es estando en la presencia de Dios. Cuando tú estás lejos, dependes de la gracia y de la misericordia.

Mientras tú estuviste en el mundo y en el pecado, por alguna razón u otra, Dios cuidó de tu vida porque la muerte estaba cerca constantemente. Hay gente que con una mala fiesta a la que tú vayas, se fastidió toda tu vida; hay gente que con una bebida extra, se monta en el carro y pueden morir en un accidente.  ¿Has estado alguna vez en un funeral de alguien que tú consideras que era un santo, y le cuestionas a Dios cómo es que a ti no te ha llevado? Y tú no entiendes, pero lo que sí puedes saber es una cosa: que el que se fue con el Señor vivió una vida seguro, y tiene la vida en el más allá, segura; los demás, no saben por qué están vivos.

Fuente:
Pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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