“11 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? 12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre. 14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.” Éxodo 32:11-14
Este es el segundo lugar en la Biblia donde vemos el principio de la intercesión. En varias ocasiones, Moisés intercedió por el pueblo, pero de esta escritura en particular, surge una controversia: ¿Podemos cambiarle la mente a Dios? ¿Quiénes somos para cambiarle la mente a Dios? Dios no sacó al pueblo para matarlos en el desierto; El pueblo iba a morir por causa de las malas decisiones de ellos. Dios lo que estaba era buscando alguien que fuera excusa por la cual no desatar las consecuencias negativas de las malas decisiones. No es que Dios se arrepintiera; Él estaba viendo que el pueblo iba camino a la muerte, veía la ira que vendría contra ellos. Cuando Moisés escribió el Antiguo Testamento, ve a Dios de manera tan personal, que usa palabras de como pensamos nosotros, pero no es que Dios se arrepintiera. Cuando tú tienes misericordia con tus hijos, por ejemplo, tú ves las acciones que tomaron, ves a dónde les llevan, pero te metes y dices: Esto es lo que te debería pasar, pero me voy a meter en el camino para evitar que te pase lo que te debería pasar. Porque, muchas veces, ni Dios mismo te puede librar de las consecuencias de tus malas decisiones; Dios te libra del pecado y de la culpa, pero lamentablemente hay muchas consecuencias de tus malas decisiones, que tienes que pagar por ellas. Entonces, te molestas con Dios porque no quisieras pagar las consecuencias de tus malas decisiones; Cuando alguien intercede lo que evita es que las consecuencias que se supone que te llegaran, te lleguen; Alguien se mete en el camino, y dice: Las tomo yo, las pago yo, las cargo yo; Yo me llevo esa carga, yo cargo con ellas. Cuando Moisés intercede, Dios dice: Por causa de Moisés, por causa de que hay un hombre, esto no va a pasar. Y todo lo que Dios necesita es uno. La Biblia dice, en Génesis 6, que la tierra estaba llena de maldición, de problemas, pero Noé halló gracia ante Dios. Como un hombre halló gracia, Dios dio oportunidad que, a través de ese hombre, todo el que creyera, se salvara; El que no creyó, no se salvó. Pero Dios dio oportunidad, por causa de uno.
Por eso es que tu país tiene esperanza, porque lo que hace falta es uno. Por eso es que tu familia tiene esperanza, porque lo que hace falta es uno; Uno que crea, que se pare firme, uno que interceda, que ore, uno que declare que no es el final de tu familia. Tú tienes que creer que, por causa de que tú le sirves a Dios, todo va a ser diferente.
Abraham liberta a Lot de cinco reyes; Cuando se mete en Sodoma, Dios envía ángeles para que le digan, pero aún así, Lot no quiere entender. Con todo y eso, Dios le da una salida. Y Dios siempre le va a dar una salida a tu familia; Mientras tú te mantengas en la brecha, Dios siempre le va a dar una salida a tu familia. Lamentablemente, no todo el mundo acepta el rescate, pero Dios va a cumplir su palabra contigo. Tú lo que tienes es que aprender a orar, a interceder. Hay familiares tuyos que no entienden que la mayoría de las bendiciones que tienen es por causa de que tú estás vivo, y que montones de cosas no les pasan por la promesa de Dios sobre tu vida. Espiritualmente, tu cobertura sobre tu familia es tan grande, que hay un montón de bendiciones que ellos disfrutan única y exclusivamente porque están cerca de ti. Cuando se salen y creen que es por ellos mismos, ahí viene el problema; Y con todo y eso, son librados de montones de cosas por tu causa.
Mientras Moisés estuviera allí, el pueblo estaría seguro. Él se paraba en el medio, y Dios decía: No le viene esto, yo me voy a meter en el medio; No le va a pasar lo que se supone que le pasara.
En el Nuevo Testamento, vemos a Jesús intercediendo por sus discípulos, en Juan 17 – por ejemplo – en una de las oraciones más largas. Jesús oró para que fueran uno, oró pidiendo por su cuidado; Lo que hizo fue interceder ante el Padre para que, como él era uno con el Padre, ellos también lo fueran. Desde la cruz, Jesús intercedió cuando dijo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen; Que Dios no pusiera sobre ellos, que no viniera sobre ellos la consecuencia que debería llegarles por causa de lo que habían hecho. Aquella gente, cuando mataron a Jesús, dijeron: La sangre de él caiga sobre nosotros. Esas son palabras mayores. Y Jesús dijo: Señor, no les hagas caso; No les des todo lo que merecen por lo que me han hecho; Yo te pido que tú los perdones. Jesús se puso en la brecha.
Cuando miramos, la obra más grande de Jesús en la Biblia es interceder por nosotros.