Pero debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes,…
La frase que introduce este texto de las Sagradas Escrituras, se encuentra en la Segunda Carta de San Pablo al joven Timoteo, parecería que hoy el texto antiguo cobra vida, cuando somos testigos de las noticias que se publican los medios de comunicación alrededor del mundo, donde reflejan los niveles de tensiones que caracterizan a las sociedades en vía de desarrollo y hasta desarrolladas.
Llegamos a una conclusión un tanto simple: el ser humano no es mejor ahora que hace 2000 años; los problemas siguen siendo los mismos. Es cierto que la sociedad ha evolucionado mucho, pero sigue existiendo el egoísmo, la acumulación de bienes, la insolidaridad, el abuso de poder, la dominación de unos sobre otros, la violencia, la discriminación, el hambre…; para mí, la esencia del ser humano sigue siendo la misma. Alguien podría objetar que también observamos bondad, solidaridad, libertad… Cierto, de la misma forma que se ha visto a lo largo de la historia de la humanidad; son destellos que reflejan la imagen y semejanza de Dios.
Por decirlo de una manera suave, el ser humano no es bueno, su corazón no tiende de manera natural a la bondad, sino al contrario. Es más, si se dan las circunstancias adecuadas, cualquiera puede convertirse en una especie de personificación del mal.
¡Cuántos en nuestros días han proclamado el reparto de la riqueza para construir una sociedad más igualitaria y justa hasta que han tocado el dinero y se han corrompido! Basta observar el interés que muestran los países más desarrollados y sus gobernantes cuando está en juego la estabilidad económica mundial o la explotación de los hidrocarburos, aumento en los precios de los combustibles, pero miran para otra parte cuando se trata de la pobreza en la que millones de personas están instaladas; lo peor de todo es que, en muchas ocasiones, aún los cristianos guardan silencio ante semejante panorama. Es muy fácil deslizarse.
El mensaje escrito que el maestro Pablo dice más en 2 Timoteo. 3:13 que “los malos hombres…irán de mal en peor”. De manera que la maldad irá aumentando en el mundo, y en los días previos a la venida del Señor será peor que nunca. Y ¿qué es lo que hará particularmente peligroso estos tiempos? Que “habrá hombres amadores de sí mismos” y luego los describe: avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella. Lo más terrible es que algunas de estas personas las encontraremos dentro de los grupos religiosos o las iglesias profesando ser cristianas. San Pablo sostiene que algunos tendrán “apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. Es esto, y no otra cosa, lo que debemos esperar ver en el mundo en los próximos años; y cada vez peor, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. Esa es la realidad de vivir en un mundo caído.
Por Félix Caraballo