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Testigos Fieles de la Única Roca. Predicando con Paciencia y Constancia al pueblo de Dios

Algunos teólogos modernos han entendido que el pasaje de 2 Timoteo 4:2-5 puede considerarse como la Comisión del apóstol Pablo para los cristianos de hoy y de los siglos venideros. Yo lo creo también. Abra su biblia y compruébelo. Es un solemne encargo de Pablo no sólo para los líderes de las iglesias del Dios viviente, sino para todos.

los que, sometidos a la autoridad de Cristo como Salvador y Señor, entienden que todo lo que hace la iglesia y sus miembros tienen una perspectiva misional. Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo…

La Gran Comisión de Jesús (Mateo 28) es el encargo máximo, el mandato supremo que nos ayuda a entender la voluntad de Dios para su iglesia y nos asegura que al cumplirla Él estará con nosotros. El encargo de Pablo a su discípulo Timoteo es una orientación concisa con una progresión y un significado claro: Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción…

El apóstol no sólo nos encarga a predicar la palabra, sino que lo hagamos a tiempo y fuera de tiempo. Hermosa enseñanza. ¡Ya no hay que esperar a que los líderes programen una campaña evangelística para salir a predicar! El tiempo del Señor es ahora. La gente está pasando cada vez más tiempo en actividades religiosas y gastando más dinero en productos y servicios religiosos que en cumplir la misión de Dios. La palabra perseverar no pasa la prueba de ser llevada de la mente al corazón. Pablo dice insiste (persevera, persiste, obsesiónate, no desmayes en predicar la apalabra). Y añade: corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar. ¿Corregimos a los miembros del cuerpo de Cristo cuando se desordenan? ¿Reprendemos cuando es necesario hacerlo para que la salud de la iglesia permanezca? ¿Animamos al hermano que tomó decisiones basadas en sus emociones y no en el Espíritu y menospreció la gracia del Señor?

Las razones del encargo de Pablo al joven Timoteo (y a nosotros hoy) son pasmosamente actuales: “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para sí maestros, y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a los mitos (a las fábulas)” (2 Timoteo 4.3-4). Varios nombres me vienen a la mente de hombres que comenzaron a trabajar ungidos de un hermoso llamado del Señor de la gloria, y hoy son solamente trapo y lentejuela, barniz de una fe leguleya prometedora de un paraíso aquí en la tierra, milagreros de la mitología popular que se sirven de la inocencia de los fieles para acumular riquezas y prestigio delante de los hombres en el nombre de Dios.

Pero el Señor nos dejó su mensaje de bendición, un encargo difícil, una comisión para el hombre y la mujer cristianos que anhelan glorificar a Dios en su vida. “Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio” (2 Timoteo 4.5). Todos tenemos dones dados por el Espíritu, por lo tanto todos podemos ejercer por lo menos un ministerio. Habrá sufrimientos, pero tendremos que soportarlos (ya sabemos que la vida cristiana es un camino angosto) y el más urgente: dedicarse a la evangelización, lo cual no se limita sólo a proclamar en palabras el evangelio de Jesucristo como único mediador de la gracia de la salvación, sino también en acción.

Mi oración es que esta Comisión de Pablo (que es en primer lugar del Señor) sea una realidad en tu iglesia y en cada siervo y sierva que decida cumplirla.

¡Dios te bendiga!

Fuente:
Faustino de Jesús Zamora Vargas | Ministerio Internacional de Intercesores “La Higuera”, Cuba

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