Dios nunca hace las cosas sin un propósito y eso tenemos que marcarlo en nuestras vidas. Dios nos ama como dice aquí que Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro. Nunca dudemos de Su amor.
En nuestro último segmento estábamos hablando acerca de la forma a veces misteriosa en que Dios escoge responder a nuestras oraciones. Yo decía que muchas veces nosotros tenemos una gran necesidad en nuestra vida y tenemos una idea bien clara a veces, muy definida de cuándo queremos que Dios responda a nuestras necesidades y que resuelva nuestras crisis, y el Señor muchas veces decide responder en formas muy complejas y muy diferentes de las que nosotros pensamos que debiera ser Su forma de responder.
Y vemos siempre que en este caso por ejemplo, Dios tiene un propósito, un plan. La Biblia dice que a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien. Muchas veces en nuestra vida Dios decide responder con una negativa. A veces decide responder con una pérdida y a veces nosotros hemos tenido ilusiones de algo que queríamos hacer.
Nos queríamos casar con esa persona que parecía llenar todas nuestras necesidades y no se dió. Un trabajo que parecía que era el exacto para nuestras vidas tampoco se dió. Una pérdida financiera que nos dejó en cero y tuvimos de nuevo que comenzar a construir nuestra vida. Una enfermedad que nos quita la vitalidad de la juventud. Un accidente que cambia totalmente el curso de nuestra vida. Y nosotros nos preguntamos muchas veces ¿dónde está Dios en todo eso?. ¿Dónde están Sus promesas, Su fidelidad, dónde está Su amor que supuestamente es tan invencible en nuestras vidas?.
En este caso yo me pregunto si Marta y María no tuvieron dudas acerca de Jesús, Su amor, Su poder cuando el Señor decide quedarse dos días más después que ellas le mandan este urgente mensaje «ven y socórrenos, Lázaro se está muriendo.» Y el Señor tranquilito se queda allí dos días más tomándose unas vacaciones y esperando a que se sazone y se madure bien el momento trágico que están viviendo estas dos hermanas.
Pero vemos que hay un propósito en ello. Dios nunca hace las cosas sin un propósito y eso tenemos que marcarlo en nuestras vidas. Dios nos ama como dice aquí que Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro. Nunca dudemos de Su amor. Dios tiene poder; nunca dudemos de Su poder. Lo que Dios es sí es complejo y Él a veces tiene planes para nosotros que son mucho mejores que a veces los planes que nosotros tenemos para nosotros mismos.
Y a veces francamente lo que nosotros pensamos que era una pérdida resulta ser la plataforma para una bendición increíble. Y muchas veces lo que consideramos una pérdida que aquí en la Tierra nunca sabremos que no fue una pérdida, cuando lleguemos al cielo veremos por ejemplo que ese trabajo que nosotros pensábamos ¡wow!, es el trabajo perfecto para mi vida resulta que quizás era, si lo hubiéramos tenido hubiera sido la plataforma para la destrucción de nuestra vida, la pérdida de nuestro matrimonio o de nuestra salud, o esa persona con quien pensábamos que íbamos a ser felices y que llenaba todos nuestros requisitos quizás no hubiera sido el esposo, la esposa que nosotros pensábamos que iba a ser.
Y Dios tenía otro plan mejor para nosotros. Y esa persona que quizá no era nuestra primera escogencia y con la cual terminamos casándonos resulta ser exactamente lo que era para nuestro bien. Es por eso que no podemos ponerle trabas a Dios, no podemos obligarlo a que haga lo que nosotros queremos que Él haga.
Yo creo que la carta primordial que el cristiano se juega con respecto a Dios y a sus respuestas es la de creer que Dios es soberano, que Él sabe lo que hace, y que aunque no parezca que Él está haciendo lo que Él ha prometido hacer tenemos que confiar. Tenemos que decir: Señor, hágase Tu Voluntad y no la mía. Tú sabes lo que mejor me conviene aunque no es lo que yo creo que tiene que pasar pero yo voy a confiar que Tú sabes lo que es mejor.
Y en este caso vemos que el Señor al detener Su llegada estaba preparando algo mucho más sublime para Lázaro, Marta y María. ¿Qué cosa?, que hoy todavía 2.000 años después se habla de ese maravilloso milagro. Lázaro, Marta y María jamás se imaginaron que iban a llegar a ser tres personajes amados y venerados, y celebrados por incontables generaciones a través de los siglos por ese milagro. Mírenos a nosotros hoy en el siglo XXI hablando de Marta, María y de Lázaro. Y que uno de los mayores milagros que el Señor hizo en su carrera terrenal fueron ellos la plataforma para ese gran despliegue de la Gloria de Jesús y Su deidad, y Su poder aún sobre la muerte.
Dios usó a Marta, María y a Lázaro como vasos de gloria y de honra para su Hijo. Yo estoy seguro que si ellos hubieran entendido cuál era el final que Dios tenía destinado para ellos hubieran dicho amén Señor hazlo, no, no hay problema. Porque a la larga el amor de Dios se iba a dejar manifestar.
Yo creo hermanos que nosotros tenemos que cultivar esa conciencia absolutamente clara de que tenemos un Dios que no se equivoca. Todo lo que pasa en nuestra vida, las luces verdes, amarillas, rojas como decíamos o ninguna luz, detras de eso hay un Dios que sabe lo que hace. Él tiene sus recetas para cada comida que nos sirve y aunque sea un poquito amarga, un poquito salada o sin sabor, insípida no importa, el Señor sabe que es para nuestro bien.
A veces Dios nos da un manjar tremendo sobre la mesa, a veces nos da maná, una comida sencillita. A veces no pone nada sobre la mesa y simplemente por fé tenemos que recibir su sostenimiento pero sea lo que sea es lo mejor para nuestras vidas. Lo que Dios escoge siempre es lo mejor para nuestras vidas. Lo que Dios escoge siempre es lo mejor y tenemos que creer eso, tenemos que aferrarnos a ello, tenemos que celebrarlo por fé y decir siempre: Señor hágase siempre Tu Voluntad porque Tu Voluntad es mucho mejor que la mía.
Que Dios te bendiga y sigamos minando y sacando enseñanzas de este maravilloso pasaje. Se despide de ustedes su amigo y hermano en Cristo Jesús el Pastor Roberto Miranda, Dios le bendiga.