Saúl es un hombre imperfecto, lleno de defectos y aparentemente tímido. Después que Saúl recibe la infusión del Espíritu Santo en su vida, cuando Samuel lo quiere presentar ante el pueblo de Israel, Saúl está escondido detrás de las maletas, detrás de algunas cosas que estaban allí en almacenaje porque tenía temor de presentarse ante esta gran multitud de personas.
Lo cual indica algo, de que Saúl por sí solo no hubiera podido sido capaz de desempeñar la tarea tan grande que Dios tenía para él. Era como sacar a alguien del total anonimato y ponerlo de momento en el ojo nacional, y era un salto demasiado grande que sólo podía ser atravesado precisamente por medio de ese Espíritu de Dios que estaba dentro de él.
Vemos que es interesante que, aunque el Espíritu Santo está en nuestra vida cuando recibimos esa infusión, entonces es como que ahora tenemos que aprender cómo usar y manejar, y desarrollar esa Presencia que está dentro de nosotros. Yo lo compararía digamos con aprender a montar bicicleta. Ese primer en que el niño o la persona cuando está a montar bicicleta que finalmente puede mantenerse erguido y mantener la bicicleta corriendo, pero después de ese momento tiene entonces la persona a que comenzar a usarlo más y a desarrollar las destrezas, y aprender a doblar a derecha, izquierda, guiar la bicicleta, pedalear más rápidamente, hacer cosas más atrevidas.
El Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl al escuchar estas palabras.
1 Samuel 11:6
Es decir, ya la persona aprendió a mantenerse erguida pero entonces, necesita ir desarrollando más y más la capacidad. Así sucede cuando el Espíritu Santo viene sobre nuestra vida que entonces, es como una fuerza que quiere aprender a expresarse por medio de nosotros y tenemos que cooperar con ella dándole oportunidades.
En este caso en su primer comparecencia pública, Saúl todavía no está acostumbrado a qué hacer con este poder que está moviéndose adentro de él y se siente totalmente deslumbrado e intimidado por esa presencia de toda la nación alrededor de él, y lo que hace es que se esconde. Entonces lo que tiene que hacer es comenzar a moverse con soltura en esa nueva modalidad del Espíritu Santo, porque él es un rey que tendrá que hacer decisiones que afectarán a toda la nación, y sobre todo tendrá que ser un guerrero, un líder militar que conciba estrategias y que inspire al pueblo que está intimidado por estos grupos enemigos, que están controlando y oprimiendo a Israel, y Dios lo ha levantado como un guerrero que traiga liberación a su pueblo, y por eso él necesita ese Poder de Dios dentro de él.
Vemos interesantemente que, una vez que Saúl tiene ese primer momento así como de titubeo, más adelante Dios comienza a hacer algo en su vida, y en el capítulo 11 de Primero de Samuel, vemos que como que Dios comienza a activar las cosas. Y eso es lo que pasa, que como Dios se está moviendo en la vida de una persona, el mundo alrededor de él o de ella comienza como a conspirar para poder poner en manifestación el Poder de Dios. Cosas comienzan a suceder a nuestro alrededor que nos animan a ir hacia adelante.
Y por eso es que tenemos que estar observando. Cuando Dios nos visita con Su Poder ¿qué va a pasar? porque va a haber oportunidades. Y en este caso lo que sucede es que, uno de estos grupos poderosos, los amonitas, llega a Israel y amenazan al pueblo. Y dice en el capítulo 11 que este hombre, Naas, amonita, le ordena a los hebreos que: «Todos los hombres de la nación se corten el ojo derecho.» Esto se da en Galaad, una región bien importante de Israel, «se tienen que sacar el ojo derecho, sino van a ser destruidos.»
Y claro, esto llena de consternación y de amargura a estos hombres de Galaad, y ellos comienzan a como esperar a ver si Dios hace algo y si va a surgir como un paladín, algún líder militar que los va a sacar de este aprieto.
Cuando Saúl oye lo que sucede de que Israel está en este gran aprieto mire lo que sucede. En el capítulo 11 versículo 5 dice: «Y he aquí Saúl que venía del campo tras los bueyes, y dijo Saúl: ¿qué tiene el pueblo que llora? y le contaron las palabras de los hombres de Jabes. Y el versículo 6 dice que: «Y al oír Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino con gran poder sobre él de nuevo.» En ese momento de Saúl recibir esta noticia, el Espíritu del Señor cae sobre él y activa esas dotaciones.
Y dice: «Él se encendió en ira en gran manera, y tomando un par de bueyes los cortó en trozos, los envió por todo el territorio de Israel, y dijo: así se hará con quien con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel.» En otras palabras el Señor le deja ver a Saúl lo que está pasando y entra el Poder de Dios sobre Saúl, y él experimenta, es una ira santa, es una explosión de liderazgo que se da dentro de él, y él llama a todo el pueblo y amenaza a todos los que no quieran unirse a él y a Samuel, es interesante, porque la autoridad y el Poder de Dios reside en Samuel como líder espiritual.
Es interesante que el poder civil y militar tienen que unirse al poder espiritual para tener verdadera efectividad, y Saúl por ahora reconoce eso. Entonces Dios le da autoridad, cambia el temperamento del hombre tímido que hace unas horas se había escondido tras el bagaje y que no quería aparecer en público, ahora se llena de autoridad, se llena de poder y da una orden de que todos tienen que unirse para crear un gran ejército que venza a estos amonitas que están amenazando al pueblo de Israel.
Qué interesante. Vemos ahí una ilustración muy específica de lo que Samuel le había prometido a Saúl: «El Espíritu del Señor viene sobre ti y te va a dar poder así que haz lo que te venga a la mano.» Saúl tiene por primera vez la oportunidad de hacer algo como líder y el Espíritu de Dios le da ese arrojo y esa fe para creer, y entonces él hace lo que tiene que hacer.
Y nos enseña también que, nosotros tenemos que creer que, cuando vengan estas situaciones a nuestra vida, cuando vengan pruebas, dificultades, oportunidades tenemos que decirle: Espíritu de Dios lléname. Dame la sabiduría, dame la autoridad, dame el poder, dame la iniciativa, dame la capacidad analítica y creer que Dios lo va a hacer, y que va a activar ese poder.
El hecho de que el Espíritu Santo de Dios haya venido sobre nosotros una vez no quiere decir que no tengamos que pedir esa nueva unción, fresa unción, tenemos que estar siempre buscando fresca unción. En este caso la fresca unción de Dios vino en ese momento y Saúl fue capacitado para hacer lo que tenía que hacer con gran éxito como vemos más adelante. Que el Señor les bendiga y continuaremos con este fascinante estudio acerca de la vida llena del Espíritu Santo.
Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!»
Hechos 3:6