1 Pedro 3:1-7 Como ya lo hemos mencionado en los dos estudios anteriores el contexto histórico en el cual el apóstol Pedro escribe esta carta es el de una iglesia perseguida, en una época en la cual ser cristiano significaba enfrentarse a muchos problemas y peligros en la sociedad.
Pero esos problemas no se limitaban solamente a las calles sino que también se daban en los hogares donde alguno de los cónyuges recibía el evangelio y se convertía al cristianismo.
Es por eso por lo cual el apóstol Pedro inicia dando un mensaje a los hermanos y hermanas que tenían un esposo inconverso o una esposa inconversa.
Si nos damos cuenta el mensaje para las mujeres es más extenso, 6 versículos, que él mensaje para los hombres, 1 versículo, ¿A que se debe eso? La razón es porque en el tiempo en el cual Pedro escribió la epístola las mujeres no tenían derechos, ni en la sociedad ni en el hogar, no tenían voz ni voto, es decir no podían decidir nada por ellas mismas, en la ley judía eran consideradas como un objeto propiedad del esposo y en la ley romana estaban bajo el dominio absoluto de sus esposos sin ningún derecho.
Es por eso por lo que en esa época que una mujer decidiera cambiar su fe por otra diferente a la de su esposo era algo totalmente impensable, sería algo que le traería con toda seguridad muchos problemas en vida y en su hogar, verdaderamente el que una mujer decidiera hacerse cristiana requería de mucho valor y mucha fe.
REFLEXIÓN 1: Lastimosamente las cosas en la actualidad no han cambiado mucho y las mujeres siguen sufriendo a causa del machismo en la sociedad y en el hogar, aunque la Biblia nos deja bien claro que en Cristo todos somos iguales, todos tenemos el mismo valor delante de Dios (Gálatas 3:26-29)
REFLEXIÓN 2: Nuestro Señor Jesucristo nos dejó bien claro que muchas veces él evangelio causará división y conflicto en nuestros matrimonios y nuestra familia, definitivamente cuando uno de los cónyuges se convierte a Cristo y el otro no quiere nada con el Señor pueden haber muchas dificultades (Mateo 10:34-36)
Veamos cuales son los consejos que el Señor por medio del apóstol Pedro nos da para poder superar las dificultades del matrimonio entre una persona que ha entregado su vida a Cristo y otra por el momento no quiere nada con el Señor:
NOTA IMPORTANTE: Estos consejos no son para enseñarnos como hacer que funcione un matrimonio cuando una persona cristiana decide casarse con una persona inconversa, pues para tal caso la palabra de Dios es clara: NO os unáis en yugo desigual con los incrédulos, estos versículos son para los casos en los cuales ambos cónyuges eran inconversos al momento de casarse pero con el tiempo uno de ellos se convierte al Señor, son consejos de cómo una mujer o un hombre que se han convertido a Cristo pueden impactar con su vida y su testimonio la vida de su cónyuge para que también rinda su vida al Señor.
Veamos cuales son los consejos que nos da la palabra de Dios en el capítulo 3 de la carta del apóstol Pedro:
PRIMERAMENTE VEAMOS QUE NO SE NOS DICE QUE LA ESPOSA DEBE SEPARARSE O ABANDONAR A SU ESPOSO INCONVERSO (1 PEDRO 3:1a)
El apóstol Pedro dice que la mujer cristiana debe sujetarse a su esposo aun siendo inconverso, es decir que da el mismo consejo que el apóstol Pablo da en esos casos (1 Corintios 7:13)
Puede separarse si el esposo inconverso se separa porque no acepta seguir viviendo con ella por ser cristiana y el no quiere nada con el Señor (1 Corintios 7:15)
SEGUNDO, LA ESPOSA CRISTIANA PREDICA DE CRISTO A SU ESPOSO INCONVERSO MÁS CON SUS ACCIONES QUE CON SUS ARGUMENTOS (1 PEDRO 3:1b – 2)
La esposa cristiana puede ganar a Cristo a su esposo inconverso por medio de su conducta, de su manera de ser, reflejando el amor de Cristo en sus acciones y sus actitudes.
No se trata solamente de orar y ayunar, lo cual es importante hacer, sino también de sus actitudes de esposa, pues muchas mujeres están orando y ayunando por que sus esposos se conviertan a Cristo pero sus actitudes son llenas de soberbia, de menosprecio, de burla, de rechazo, etc.
Podemos decir que muchas veces los esposos no tienen problema con el cristianismo de sus esposas sino con las actitudes no cristianas que ellas tienen.
TERCERO, UNA ESPOSA CRISTIANA PARA REFLEJAR A CRISTO EN SU VIDA NO SOLAMENTE DEBE CUIDAR SU EXTERIOR SINO AÚN MÁS SU INTERIOR (1 PEDRO 3:3-6)
Según los historiadores tanto judíos como romanos y griegos afirman que las mujeres pasaban muchas horas arreglándose tanto él cabello como él vestido, ya que sus derechos eran casi nulos o muy limitados para participar en las actividades sociales o los cargos públicos, las mujeres se enfocaban principalmente en cuidar su exterior.
Pero el apóstol Pedro les dice que no solamente se preocupen por cuidar su manera de vestir y sus peinados, sino que también se preocupen por cuidar su corazón, que su mejor ornato es un espíritu afable y apacible.
AFABLE: persona con la cual se puede tener una conversación y trato agradable y cordial.
CUARTO, EL ESPOSO CRISTIANO DEBE TRATAR A SU ESPOSA CON AMOR Y RESPETO (1 PEDRO 3:7)
En el caso del esposo cristiano la palabra de Dios le da un consejo que para aquella época era muy difícil de aceptar: Dale honor a tu esposa y tratarla como a vaso más frágil.
Los valores de Cristo tienen que ser una realidad en el matrimonio cristiano, un hombre no debe solamente llamarse cristiano, sino que sus acciones y actitudes hacia su esposa deben reflejar la presencia de Dios en su vida.
El llamado que hace él vs 7 era para que los esposos cristianos vivieran de una forma completamente diferente a los hombres de la sociedad de aquella época, en la cual las mujeres eran tratadas no con honor sino como objetos, y ese mismo llamado es para los esposos cristianos de la actualidad, no debemos actuar con nuestras esposas de la misma forma que los demás hombres de la sociedad, con violencia, con machismo, sino dando honor a la mujer, y recordando que son coherederas de la gracia del Señor.