Voz del Tabernáculo

Somos Salvos de la Ira, No por Mérito, Sino por Sangre

No es Dios quien ha fallado, somos nosotros. Nuestra inclinación natural es hacia el pecado, hacia la autosuficiencia, hacia la búsqueda de nuestra propia gloria. Somos rápidos para hablar de justicia cuando se trata de los demás, pero lentos para reconocer nuestra propia injusticia. Nos cuesta aceptar que no hay nada en nosotros que merezca el favor de Dios, y que incluso nuestras mejores obras están manchadas por orgullo, desobediencia y egoísmo y envidia.

Pero aquí brilla la luz del evangelio: Cristo no murió por los justos, sino por los pecadores.
Y como dice Romanos 5-9, si ya hemos sido justificados por su sangre, ¿cuánto más no seremos salvos de la ira de Dios?

La ira de Dios no es un capricho, es la respuesta santa a la injusticia. Y esa ira que merecíamos, fue absorbida por Jesús en la cruz. Él fue nuestro sustituto, cargó con lo que nos correspondía a nosotros, y nos vistió con Su justicia.

ES MI ORACIÓN
Señor, reconocemos que muchas veces hemos buscado nuestra propia gloria y no la tuya. Nos hemos alejado por nuestra dureza de corazón. Pero hoy correremos hacia tu gracia. Gracias por la sangre de Jesús que me justifica y mos libra de tu justa ira. Que nunca nos olvidemos de este regalo inmerecido. ! Amén. En el nombre de Jesús.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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