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Somos felices cuando descansamos y confiamos en las manos de nuestro Señor

En la actualidad en todo el mundo las personas están en busca de la felicidad, quieren ser felices encontrando la pareja de su vida, quieren ser felices por medio del dinero y las posesiones materiales, quieren ser felices teniendo éxito y reconocimiento, quieren ser felices alcanzando sus metas, pero lamentablemente podemos ver en la sociedad que muchas personas tienen todo eso, y aun así, su corazón está lleno de infelicidad y de amargura, a tal grado que caen en depresión y en una vida sin sentido.

Pero ¿Cuál es el concepto que el mundo tiene de la felicidad? Reflexionemos en estos dos conceptos:

PRIMER CONCEPTO: la felicidad es un estado de ánimo donde la persona se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno, pero ¿Qué es lo que ha deseado esa persona? ¿A qué se refiere con algo bueno? ¿Será realmente bueno ante los ojos de Dios?.

SEGUNDO CONCEPTO: La felicidad es una emoción que se produce en una persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada  o haber logrado lo que se propuso .Pero ¿Esas metas y logros, estarán dentro de la voluntad de Dios?

Pero lastimosamente por estos conceptos de felicidad que no toman en cuenta lo que es agradable al Señor ni su voluntad es que hay muchas personas que creen ser felices haciendo lo malo y viviendo en pecado:

  • Un hombre puede sentirse feliz de haber logrado conquistar a una mujer que no es su esposa y también una mujer puede sentirse feliz de haber conquistado a un hombre que no es su esposo.
  • Un ladrón podría sentirse muy feliz de haber robado algo de gran valor a sus víctimas.
  • Una pareja podria sentirse muy feliz de haber resuelto su problema de embarazo por medio de un aborto.

Por lo tanto es necesario que como cristianos conozcamos el concepto Bíblico de felicidad, es decir esa felicidad que viene de Dios, y ese concepto está relacionado con una palabra que encontramos en el texto que hemos leído: “..DICHOSO el hombre que confía en él” en el original la palabra dichoso es “ÉSHER” la cual su concepto es de alguien que es feliz por conocer a Dios, por ser guiado por él , por disfrutar de sus bendiciones, por caminar en sus caminos y por vivir una vida agradable a Dios y honesta delante de los hombres y ser gobernado por la voluntad del Señor.

Podemos darnos cuenta entonces que la felicidad verdadera está relacionada directamente con nuestro Dios, con su voluntad y con lo que es agradable a él.

Es por eso que esta mañana vamos a reflexionar sobre algunos hábitos que los cristianos deben tener para poder disfrutar de esa verdadera felicidad que solamente nuestro Dios puede darnos.

¿Que es un hábito? Se refiere a una conducta o acción que es repetida de manera constante por una persona. Es decir, es algo que se convierte en parte de nuestra vida diaria. VEAMOS CUÁLES SON ALGUNOS DE ESOS HÁBITOS:

  1. I) PROCURAR ESTAR EN SIEMPRE EN COMUNIÓN CON DIOS (JUAN 15:5) Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Tenemos que comprender que la felicidad verdadera lejos de Dios no existe, no es posible, si verdaderamente queremos disfrutar de la felicidad y la paz que el Señor da tenemos que estar en comunión con él por medio de la oración y la lectura y el estudio de su palabra.

Para ser verdaderamente felices necesitamos buscar siempre la comunión con nuestro Dios pues cuando le buscamos podemos:

  • Conocer su voluntad (Salmos 143:10) Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
  • Ser guiados por él (Salmos 5:8) Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino.
  • Poner nuestras cargas en las manos del Señor (Salmos 55:22) Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
  1. II) PROCURAR TENER UN CORAZÓN LIMPIO CONFESANDO NUESTROS PECADOS AL SEÑOR (SALMOS 32:3-5) Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. 4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano 5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

Tenemos que comprender que no podemos disfrutar la verdadera felicidad que nuestro Dios da si en nuestra vida tenemos pecados escondidos, es decir que en lugar de arrepentirnos, lo que estamos haciendo es tratar de ocultarlos, tratar que no se vean, que nadie los note, a pesar que esto está destruyendo la paz y el gozo de nuestro corazón y que posiblemente nos esta robando la armonia de nuestra familia o destruyendo nuestro matrimonio.

Muchas veces pensamos que esos pecados ocultos son pecados de índole sexual, como el adulterio o la fornicación, o la pornografia, pero tenemos saber que tambien muchos cristianos tenemos en nuestro corazón pecados ocultos como el rencor, la envidia, los deseos de venganza, la avaricia, la soberbia y la altanería.

Pero tenemos que comprender que si queremos ser verdaderamente felices tenemos que reconocer esos pecados en nuestra vida, arrepentirnos de ellos, y confesarlos al Señor, es decir sacarlos a la luz, es decir, abrir nuestro corazón para que la luz del Señor ,su amor, su perdón y su misericordia puedan iluminar las cámaras más secretas de nuestro corazón. (2 Corintios 4:6) Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

III) PROCURAR ESTAR EN PAZ CON NUESTRO PRÓJIMO (MATEO 5:22-24) Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. 23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

No podemos tratar de engañarnos creyendo que vamos a poder disfrutar de la felicidad que nuestro Dios nos da sabiendo que hemos ofendido o dañado de alguna manera a nuestro prójimo y no nos hemos reconciliado con él .

Tenemos que comprender que la verdadera felicidad no puede ser egoísta, pensando que si yo me siento bien, no me importa como este mi prójimo, y mucho menos si ese prójimo es alguien de nuestra familia.

No puedo decir “Yo vivo feliz, la amargada es mi esposa” cuando hemos sido nosotros los que con nuestras acciones, con nuestras palabras o con nuestras actitudes hemos dañado su corazón.

Y aplica igual para con otros miembros de nuestra familia, hijos, hijas, hermanos, hermanas, padres, etc. a los cuales posiblemente nosotros hemos de alguna manera ofendido o dañado y creemos que podremos ser felices ignorando el dolor o la tristeza que les hemos causado, pero no es así, es por eso que la palabra de Dios nos llama a hacer lo que dependa de nosotros estar en paz con todos (Romanos 12:18) Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.

Es necesario comprender algo muy importante: PARA PODER SER FELICES, TENEMOS QUE SER VALIENTES, ser valientes para pedir perdón, para reconocer que nos equivocamos, y para perdonar a los que nos han ofendido.

  1. IV) PROCURAR TENER SIEMPRE UN CORAZÓN AGRADECIDO Y CONTENTO (PROVERBIOS 15:15) Todos los días del afligido son difíciles; Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.

Tenemos que comprender bien esto en nuestra vida: NO HAY VERDADERA FELICIDAD SIN AGRADECIMIENTO NI CONTENTAMIENTO, pues alguien que no está agradecido ni se siente satisfecho con lo que Dios le da, no puede ser feliz, siempre vive lleno de amargura, de murmuración, de menosprecio por lo que tiene y de envidia por lo que otros tienen y eso nos roba la paz y la felicidad de nuestra vida.

Pero cuando tenemos un corazón agradecido y contento podemos ser felices con lo que tenemos hoy, podemos verdaderamente reconocer las bendiciones que nuestro Dios nos ha dado.

Estimado hermano o hermana, quizás tú piensas que no puedes ser feliz por todas las cosas que te faltan en tu vida, pero posiblemente la verdad es que no eres feliz PORQUE NO AGRADECES TODAS LAS COSAS QUE DIOS TE HA DADO.

CONCLUSIÓN: Es importante que comprendamos bien, no se trata de vivir buscando la felicidad, sino de comprender que la felicidad de nuestra vida está en Dios, cuando lo buscamos a él y obedecemos su palabra seremos verdaderamente felices, pues él vino a este mundo para darnos vida y vida en abundancia: (Juan 10:10) El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Fuente:
Pastor Oscar Flores | EL SALVADOR

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