Vida fortalecida en la fe y consagrada en valores espirituales, no habrá porque albergar algún tipo de duda sobre Dios. El verdadero cristiano resulta incansable misionero, pues, anda pregonando la Palabra de Dios al considerar la fe y valores espirituales. Conocer la Palabra, permitirá accionar convencidos de la influencia y el poder divino en la vida de cualquier creyente.
El creyente bien formado, representa el principal defensor del mensaje apostólico a transmitir a la comunidad cristiana. Cada hombre considerado cristiano, deberá predicar las enseñanzas plasmadas en escritos doctrinales y enunciados con enormes riquezas en la Sagrada Escritura.
Somos escogidos para trillar el caminar en absoluta obediencia y dignos discípulos del Padre. La fe fortalecida y vida consagrada en valores espirituales, más nada requerimos para demostrar esfuerzos encaminados a sustentar éxitos al acercarnos de manera noble y con respuestas sencillas, aunque todas nacidas de la profundidad del interior.
El crecimiento espiritual diariamente, permitirá entender la unidad existente entre Dios y el hombre.
Los valores espirituales vienen anunciar el compromiso a mantener gran gozo, bajo mandatos claros y firmes. Permanecemos guardados en el amor y el poder divino,
cuidará de cuantos males. La presencia confiada de Dios, fortalecerá plenamente y ayudará a vivir al cristiano en sólida misión pastoral. El hombre amparado en los asuntos
de Dios, sabrá esperar el tiempo necesario sin desmayar.
La decisión a seguir será personal mediante crecimiento en la fe y entregado en completa consagración que ofrezca vida acogida en responsabilidad cristiana. La fe y los valores espirituales, afirman siempre, la misión de responsabilidad del hombre en la tierra.
¿Llevas Tu vida confiada en Dios?