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Solo con la visita de Dios seremos libres

En la película Field of Dreams, el personaje principal, protagonizado por Kevin Costner, escuchaba una voz que le decía: si lo construyes, van a venir.  La decisión de construir el parque de pelota era una, muy crucial.  Esta película no está basada en la vida real, pero causó tanto impacto en la nación americana, que hace unos meses, celebraron en ese mismo maizal que aparece en las escenas, un juego de pelota de las Grandes Ligas para celebrar el momento histórico de esa película.

Este hombre oye esa voz, que en la película era la voz de Dios, que le decía: si lo construyes, van a venir.  Y él tiene que decidir entre el maizal y construir un sueño ilógico.  Ellos vivían del maizal, ese era su negocio.  Ahora tenía que destruir aquello que era lo que le producía dinero, simplemente, porque había oído una voz que más nadie había escuchado, y construir este parque de pelota, pensando que los espíritus de los grandes jugadores iban a llegar allí a jugar.  El hombre, en un estado de fe, construye un estado de pelota, y la gente comienza a llegar; y llega el momento que, aunque no todo el mundo oyó la voz, mucha gente pudo ver a los peloteros jugar.  Solo él oyó la voz, pero todos pudieron ver a la gente que llegó a aquel lugar.

La pregunta para nosotros es, si construimos algo, ¿quién va a llegar, quién va a venir?  Puede que construyas un templo y llegue gente, pero la pregunta es si llegará Dios.

¿Qué tú construyes en tu vida que hace que Dios llegue?  Si lo construyes, llega.  Pero hay gente que construye cosas donde Él no llega, pero llega gente.  La iglesia construye para que llegue gente; la obsesión es que llegue más gente.  Y sí, tenemos que ganarnos a las personas para Cristo, ¿pero quién es quien se las gana?  Es el Espíritu el que convence de pecado, de justicia y de juicio.  Queremos que la gente llegue, pero si tú no llegas, no hay problema; el que tiene que llegar es Dios.  Y la pregunta, entonces, es cómo tenemos que construir para que Dios llegue.

En Éxodo 40, vemos el momento crucial donde Dios cumple su palabra con el pueblo de Israel, cuando los saca de Egipto.  Dios saca al pueblo de Israel de Egipto, específicamente, para habitar en medio de ellos.  La razón por la que Dios sacó y prosperó al pueblo de Israel fue para que ellos tuvieran el dinero para construir un tabernáculo donde Él pudiera habitar en medio de ellos.  Así que, Dios nunca quiso permanecer en el monte.  Dios no quería que la experiencia del pueblo fuera únicamente en el monte, con miedo, con temor; en aquel momento, era la demostración del poder de Dios; en el monte, Dios demostraba quién Él es, y dijo: fui yo quien te sacó, quien te libró.  Aquello fue para mostrarle al pueblo lo que es el poder de la gracia.  Ellos no hicieron nada para llegar hasta allí; Él los sacó, los libró, y ahora pedía obediencia, y si le obedecían, los multiplicaría, los haría tesoro especial, haría de ellos una nación santa, algo totalmente diferente.  Pero la experiencia del monte no era la experiencia final que Dios quería.  La experiencia que Dios quería era la de habitar en medio del pueblo.

Es impresionante cómo un Dios tan trascendental entra en la vida del hombre e interrumpe desde su eternidad nuestro tiempo, para manifestarse a nosotros.  Siempre una especie mayor o superior tiene que iniciar la comunicación con una inferior.  Nunca vas a ver una ballena que salga a la orilla porque quiere hablar con un hombre.  Una especie menor nunca busca comunicación con una especie mayor.  Es el hombre el que ha buscado comunicarse con las ballenas; el hombre se adapta a la ballena para entenderla porque la ballena no puede adaptarse al hombre para entenderlo.  El hombre se puede sumergir en el agua y estar cierto tiempo, nadar con la ballena y tratar de entenderla; pero nunca una ballena puede salir del agua para tratar de convivir con los hombres.  Porque la ballena es una especie menor que el hombre.

Nosotros somos una especie menor, y toda nuestra comunicación con Dios proviene de una sola razón: Él se quiere comunicar con nosotros.

Tú no puedes entrar en la atmósfera de Dios, si Él no se mete primero en la tuya.  Tú no puedes encontrar a Dios, si Él no quiere ser encontrado, si Él no te busca primero.  Lo encontraste porque Él se metió en tu problema, y cuando lo ves es que tu vida cambia para siempre.

Es Dios siempre quien inicia la conexión contigo y se reduce para que tú te puedas relacionar con Él.  Esa siempre fue la idea de Dios.  Él siempre quiso estar en medio del pueblo.

Luego Jehová habló a Moisés, diciendo: En el primer día del mes primero harás levantar el tabernáculo, el tabernáculo de reunión; y pondrás en él el arca del testimonio, y la cubrirás con el velo.”  Éxodo 40:1-3

33 Finalmente erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra.

34 Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. 35 Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba. 36 Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas; 37 pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba. 38 Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas.”  Éxodo 40:33-38  

Hubo un momento donde Dios decide habitar con su pueblo.  Construyeron el tabernáculo de la forma correcta, y si tú lo construyes de la forma correcta, Él va a aparecer.

Construye tu vida de manera tal que Dios aparezca y habite contigo.

Una de las cosas más raras de la gente es que piensan que la experiencia con Dios se trata de volverse más profesional, experto, profundo; sin darse cuenta que no hay tal cosa como tú tratar de llegar al cielo, si el cielo no llega a la tierra.  Tienen la fórmula al revés.  Cuando la gente habla de cosas profundas, son cosas que ellos ni entienden ni viven.  Y es preferible entender algo, que ir a la iglesia y salir confundido.  Quieren hacer la cosa tan complicada, y Dios nunca ha sido complicado; siempre ha sido exigente, siempre ha demandado, pero siempre ha querido bajarse a nuestro nivel porque es la única manera de subirnos.

Cuando le trajeron a la mujer encontrada en el acto de adulterio, lo primero que hizo Jesús fue arrodillarse, bajarse a su nivel.  Jesús no se quedó de pie para levantar a aquella mujer.  Los que se quedan de pie son los religiosos, que hacen un estándar muy algo para que la gente no suba.  Jesús se baja a su nivel para poder, entonces, levantarla al nivel donde él estaba.

La presencia de Dios sí exige de ti ciertas cosas, pero es porque hay un ser mayor, que es el Dios Todopoderoso, que quiere comunicarse contigo; y si tú construyes el lugar correcto donde Él pueda habitar, Él va a aparecer, y lo va a llenar todo.

Que Dios llene toda tu vida, que llene tu casa, tu negocio, tu trabajo, tus hijos.  Si tú construyes tus hijos bien, Dios los va a llenar; si construyes tu casa bien, Dios la va a llenar; si construyes el negocio como debes hacerlo, Dios va a aparecer, lo va a llenar, y todos podrán ver la gloria de Dios sobre aquello que tú has construido para que Él llegue.

Eso es lo que vemos con Moisés.  Todo lo que Dios había hecho era para Él poder habitar entre el pueblo.  En el Sinaí, la gente tenía miedo; pero en el tabernáculo, no.  Todo lo contrario.  En el tabernáculo, la gente tenía paz, protección, dirección, seguridad; sabían que, si la nube se levantaba, entonces, se tenían que mover.  En todas sus jornadas, no había un tiempo de confusión.  Sabían para dónde tenían que caminar.  Y qué maravilloso cuando tú construyes las cosas correctas en tu vida, de manera tal que Dios realmente aparezca.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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