Una de los factores importantes en cuanto a un nido de un águila, es su ubicación. El nido es puesto en las alturas con el propósito de proteger y adiestrar a los aguiluchos. Pero hay águilas que, en ocasiones, escogen lugares bajos para construir su nido; y la única razón por la que un águila cede altura es para estar más cerca del agua, por una razón práctica: Las águilas, entre otras cosas, cazan peces; o sea, se ubican cerca de un cuerpo de agua para asegurar su subsistencia.
Hay personas que enfocan toda su vida en buscar lugares altos, pero los buscan lejos del agua y, eventualmente, quedan desnutridos, espiritualmente hablando. El agua representa la palabra de Dios y, cuando tomamos decisiones que nos alejan de nuestro estanque, eventualmente, sufrimos grandes consecuencias. Estas no necesariamente se sienten al instante, pero, con el tiempo, las fuerzas comienzan a faltar.
Por otro lado, cuando un águila escoge la copa de un árbol para construir allí su nido, hay varios factores que toma en cuenta a la hora de escoger el árbol correcto. Uno de ellos es el tamaño, ya que necesita que sea lo suficientemente espacioso. Además, tiene que escoger un árbol que sea lo suficientemente alto y verde, que sea un árbol vivo, nunca árboles secos. Las ramas de un árbol seco, ceden fácilmente; mientras que el verdor del árbol le asegura que ese árbol tiene la fortaleza para sostener ese nido, a través de los tiempos.
Lamentablemente, muchas veces, como cristianos, no buscamos la ubicación correcta de nuestras vidas y, sin darnos cuenta, nos ubicamos en lugares incorrectos, en lugares donde no hay fortaleza ni seguridad, lugares donde cualquier tormenta, cualquier problema, puede abatir aquello que hemos estado construyendo por tanto tiempo.
Si algo debe aprender el cristiano en la época que estamos viviendo es que no hay nada en la vida, naturalmente, que esté seguro para siempre. Si algo nos han enseñado estos pasados años de crisis económica, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica, es que aquello que se pensaba que era seguro, no está tan seguro. Jesús dijo claramente que no hagamos tesoros en la tierra. No puedes poner tu confianza en unos ahorros, en un plan de retiro. Tu seguridad del futuro viene de la economía del reino de los cielos. Cristo dijo que hagamos tesoro en el cielo, porque allá el orín no corrompe, y el ladrón no puede entrar.
La economía del cielo es inconmovible y, cuando el tesoro está puesto en el mundo espiritual, cuando está puesto en los valores espirituales y morales, entonces, podemos permanecer, en medio de las tormentas.
La palabra nos habla de un hombre que construyó su casa en la arena, mientras que otro construyó la suya sobre la roca. Llegada la tormenta, la casa que estaba en la arena fue derrumbada, mientras que la casa que estaba sobre la roca permaneció. El estar sobre la roca no evita la tormenta, pero, cuando viene la tormenta, la casa permanece, no necesariamente porque haya sido construida con mejores materiales, sino porque el fundamento sobre el cual fue construida esa casa, es uno que permanece a pesar de la tormenta.
Toma las decisiones correctas en tu vida, para ubicar tu vida emocional, tu vida espiritual, tu vida financiera. No te ubiques en aquellas cosas que no tienen seguridad. Ubícate en las cosas espirituales, en aquellas cosas que sí tienen valor. Quizás hoy no ves el resultado de tus decisiones, pero, dentro de un tiempo, lo vas a ver. Tu vida va a cambiar, y vas a permanecer.
Servirle al Señor no te ha evitado problemas, pero, cuando han llegado los problemas, no has perdido la cabeza, y has estado firme, sabiendo que Dios te va a dar la victoria.