INTRODUCCIÓN
Todo el que está vivo quiere la bendición de Dios; aun el hombre más malvado. Sabemos que por la gracia general o común Dios hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos (Mt. 5:45), como creador del hombre y de todo lo que existe, les da a los pecadores una familia hermosa, vivienda, vehículos, viajes, dinero, salud, negocios, empleos y sobre todo el precioso don de la vida, pero no les da la salvación; porque para ser salvo es imprescindible aceptar a Cristo como salvador personal y el pecador quiere la salvación, sin arrepentirse de sus pecados y obedecer al evangelio. Opta por tener una religión como excusa para tranquilizar su conciencia manchada que tiene profunda necesidad de Cristo.
En el caso del cristiano, ha sido llamado a tener un pacto con Dios en Cristo Jesús, al ser limpio con su sangre purísima es signatario de las cláusulas de bendición del nuevo pacto que se fundamentan en las fieles promesas de Dios. Sabemos que en todo pacto hay dos aspectos: el lado divino y el lado humano. El lado divino; comprende la responsabilidad de Dios de cumplir fielmente con las bendiciones del evangelio, y el lado humano; comprende el compromiso del hombre de obedecer la voz de su palabra y tener un corazón dispuesto para recibir todas las bendiciones del nuevo pacto. La bendición que viene de Dios trae contentamiento y regocijo al corazón del creyente, le llena de esperanza y lo inspira para vivir una vida victoriosa en Cristo Jesús. Como la visión de los principios escriturales del Reino de Dios es fundamental en todos los ámbitos de la vida de fe, detallo a continuación varios principios que nos darán mas claridad de cómo llegar a nuestro destino profético en el nuevo año.
Principio #1 OBEDIENCIA A DIOS EN SU PALABRA
El Señor Jesucristo declaró: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Jn. 14:15). Reitera: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama” (Jn. 14:21). Vuelve y asevera: “El que me ama, mi palabra guardará… El que no me ama no guarda mis palabras” (Jn. 14:23).
La obediencia del hombre es un principio fundamental del Reino de Dios, y se manifiesta en diferentes aspectos de la vida diaria. En el amor a Dios; en la práctica de los deberes cristianos, tales como la oración, el ayuno, lectura y estudio de la Biblia, profunda devoción, la obediencia congregacional, la fidelidad en el pago de los diezmos y en el dar con gozo de manera generosa las ofrendas. Vivir una vida santa, llena de integridad, a fin de guardarse sin mancha del mundo, para Dios. Someter nuestras emociones y sentimientos, impulsos y pasiones al Espíritu Santo, y cuidar nuestra vida espiritual de los lazos, trampas, engaños, fantasías y tentaciones de satanás. Amar a la familia, porque el que no ama a su familia, no ama al Señor.
Obedecer es fundamental para que un cristiano sea bendecido, pero no es lo único que hay que tener en cuenta. También hay que tener un buen plan, visión clara, que se fundamente en los principios de la palabra de Dios y haya sido corregido por el Espíritu Santo. Luego hay que accionar (que es la demostración de la fe). Mente y determinación positiva (la actitud de una mente equipada que aísla la negatividad). Perseverancia, que trata de constancia y estabilidad. La valentía, virtud que nos aleja de nuestros temores, y por último, un corazón extendido para alcanzar nuestro destino profético marcado.
Principio #2 TENER UN BUEN PLAN
El apóstol Pablo dice a los efesios: Que la multiforme sabiduría de Dios, ahora ha sido dada a conocer a principados y potestades por medio de la iglesia, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor (Ef. 3:10-11). Significa que la multiforme sabiduría de Dios en la iglesia responde al propósito eterno en Cristo Jesús. Lo que define claramente que Dios primero planeó y diseñó, lo que luego aplicó en el mundo visible. La historia de la salvación es un proyecto planeado por Dios desde antes de la fundación del mundo. De esta manera él inspira los planes que hacen los justos para levantar obras de excelencia para su gloria. Tenemos el caso del rey Salomón que para construir el templo a Jehová Dios, primero concibió un plan, hizo pacto con Hiram, rey de los fenicios, para que le supliera madera del Líbano que en ese entonces era un parque nacional. Salomón hizo un censo de todos los hombres extranjeros en Israel (153,600), señaló 70 mil para llevar cargos, 80 mil canteros en la montaña y 3,600 como capataces. Pidió a Hiram que le concediera el apoyo de sus servidores para ayudar a cortar la madera de cedro y ciprés que él le pagaría justamente, y le enviará un hombre hábil y entendido para trabajar el arte en metales y madera, el cual fue Hiram-Abi, quien era hijo de un fenicio y una mujer de la tribu de Dan (2C. 2:1-18).
Cuando el rey Artajerjes I notó la tristeza de Nehemías, este le dijo que pides, después de Nehemías contarle de la destrucción de Jerusalén. Luego de orar a Jehová pidió: Ser enviado a Judá, a reedificar a Jerusalén. Señaló el tiempo del viaje. Pidió cartas selladas con el anillo del rey, para los gobernadores de la zona de Judea. Para el guardabosque del rey para la provisión de madera. El rey también envió saldados y capitanes al servicio de Nehemías. (Ne. 2:1-8). Significa que en oración Dios le dio a Nehemías un plan para ser ejecutado. Hay muchos ejemplos en la Biblia de la orquestación de un plan, sin un plan no hay destino ni realización.
Principio #3 ACCIÓN BIEN ENFOCADA
El rey Salomón construyó el templo como lo había planeado y diseñado (2Cr. 3:1-17); y Nehemías construyó los muros de la ciudad de Jerusalén, y la poderosa mano de Dios estuvo con él (Ne. 3:1-32). El rey Salomón y Nehemías, le pusieron acción bien enfocada a sus poderosos planes en Dios; es necesario poner acción a la visión de Dios. El pensador cristiano dice: “Los soñadores mandan a otros para responder a la solución de necesidades, pero los visionarios van ellos mismos, para aplicar las soluciones a los problemas del momento”. Hay acciones emocionales, desenfocadas y locas que no obedecen a un plan, allí solo hay caos, inoperancia y ausencia de producción, Todo lo desenfocado termina siendo abortado. Pero la acción bien enfocada es productiva, provechosa, demostrativa que vivimos en el principio de la fe que es la acción viva. El creer sin acción, es llamada fe muerta por Santiago (Stg. 2:26). La acción resultante en bendiciones es la que está fundada en Cristo Jesús, “expresión de fe viva y activa” (Stg. 2:21-22).
Principio #4 MENTE Y DETERMINACIÓN POSITIVA
El cristiano tiene una mente renovada, Pablo escribe a los efesios diciendo: “y renovaos en el espíritu de vuestra mente” (Ef. 4:23). Además, proclama, “mas nosotros tenemos la mente de Cristo”
(1Co. 2:16). Pero también todo el que ha sido regenerado tiene una mente correcta. El gadareno: Estaba a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio (Lc. 8:35). Los cristianos estamos llamados a ser positivos, sin nada que ver con la filosofía positivista, que se concentra en la confianza en sí mismo. En tanto, que los cristianos tenemos nuestra fe y confianza en Dios, creyendo que todo lo que nos proponemos puede ser alcanzado en Cristo Jesús. Siempre lo que creemos es posible cuando somos orientados por la voz de Dios; como le dijo el ángel Gabriel a María de Nazaret “porque nada hay imposible para Dios” (Lc. 1:37). Jeremías dice: ni hay nada, que sea difícil para ti (Je.32:17). Lo positivo es la mejor parte de la vida y la realidad (donde también existe lo negativo), pero lo negativo es la peor parte en la mirada inmediata del hombre, muchas veces lo motoriza en busca de ver sus sueños hechos realidad. La fe cristiana, es una fe positiva, aunque hay muchos cristianos negativos para su propio mal. Mente y determinación positiva, es el camino de la bendición de Dios en Cristo Jesús. Esa es la verdad que está por encima de la realidad.
Principio #5 PERSEVERANCIA
Perseverar en lo que pretendemos lograr, la Biblia honra a los perseverantes (Mt. 24:13; Col. 4:2 y Ef. 6:18), y reprocha a los inconstantes (Stg. 2:8). Un carácter cultivado por el Espíritu Santo, nos permitirá la templanza suficiente para enfrentar situaciones adversas de todo tipo, y mantenernos firmes en procura de alcanzar nuestro destino profético. Lucha por lo que te has propuesto; sed constante, no dejes que ninguna circunstancia malogre lo que planeaste alcanzar.
Principio #6 VALENTÍA
Se traduce del término hebreo Chazaq, que significa ser fuerte, valeroso, hombría, fortaleza, firme, fortificado y poderoso. Jehová le dijo a Josué: “Esfuérzate y sé valiente” (1:6), “Esfuérzate y sé muy valiente” (1:7), “Que te esfuerces y seas valiente” (1:9), “Solamente que te esfuerces y seas valiente” (1:18). La nobleza del principio de repetición manifiesta el interés de Dios de que pongamos mucha atención a estas escrituras escogidas.
Jesús licenció el valor espiritual de la valentía cuando dijo: “Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí” (Mt. 10:38); Pablo dice a Timoteo: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2Ti. 1:7). Significa que la valentía es un principio fuerte en la Biblia, y es honrado por Dios. En tanto, que la cobardía tiene reproche en el Reino, se traduce en temor que detiene, y no permite el avance del creyente. El llamado de Dios a su pueblo es de tener, valentía, determinación y coraje para enfrentar los problemas de la vida diaria e ir en procura de la bendición.
Principio #7 UN CORAZÓN EXTENDIDO PARA ALCANZAR NUESTRO DESTINO PROFÉTICO
El hombre de baja autoestima y de corazón apocado se descarta así mismo en el camino, no tiene la fuerza de los vencedores, porque es de corazón, reducido, estrecho y limitado, es el que se derrota a sí mismo, se descarta y se arrumba; pasan los años y sigue en lo mismo, en nada, sin ninguna producción.
En cambio Dios presenta sus credenciales en la historia de la salvación, de cómo hombres y mujeres tuvieron fe para hacer proezas, fueron levantados por Dios con un corazón ensanchado, extendido, amplio, con dimensiones para lo sobrenatural, y ellos están en el salón de la fama de los héroes de la fe de Hebreos 11, como un ejemplo ideal para hombres y mujeres de cada generación.
REFLEXIÓN FINAL
El Señor nos llama a la sensatez y al buen juicio, a vivir la vida cristiana conforme a los principios de las escrituras sagradas. A dejar atrás la simpleza, impulsos y los caprichos de la inconstancia. Persigamos la bendición de Dios en este nuevo año, viviendo los principios que conducen a un destino de bendición en todo tiempo, como son: la obediencia a Dios en su palabra, tener un buen plan, acción bien enfocada, mente y determinación positiva, perseverancia, valentía, y un corazón ensanchado o extendido para alcanzar el destino marcado. El cristiano tiene el camino de triunfo que Jesús declaró en Juan 14:6. Al pecador le hace bien recibirle como único salvador personal, su sangre purísima sigue viva para limpiar toda mancha de tu conciencia punitiva y llenar tu corazón de la paz de Dios. ¡Recíbele Hoy!