“ Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” Mateo 13:24
En esta parábola, el dueño del campo estaba dormido; En otras palabras, lo que está pasando no es responsabilidad de nadie; Y todos nos dormimos en algún aspecto. No podemos estar pendientes a todo; No somos perfectos, algo se nos va a escapar. Cuando hay cizaña en nuestra vida, tenemos que aceptar que hay algo que no verificamos correctamente. Algo no hicimos bien, dimos un espacio. Trata de vivir lo menos dormido posible; No te duermas con tu esposa, con tu esposo, con tus hijos, con tu empresa; Mira donde están, chequea con quién hablan. Tus hijos pueden pensar que eres controlador, pero no es eso; Es que tú no vas a permitir que nadie ponga mala semilla en sus vidas. Pero tenemos que aceptar que, de vez en cuando, nos dormimos.
Tenemos que aceptar que tenemos un enemigo, y que nuestro enemigo no es Dios. En los problemas, ante injusticias, al primero que culpamos es a Dios. Lo primero que dicen estos servidores es: ¿No sembraste buena semilla? ¿Qué te pasó? Es como la gente que te dice: Tú vas a la iglesia, y perdiste el trabajo; Tú que oras y ofrendas, mira lo que te está pasando. ¿Qué tú vas a pensar? La gente lo primero que piensa es: Mi enemigo es Dios. Tu enemigo no es Dios; pero tenemos un enemigo. No hay tal cosa como prosperar y progresar y caerle bien a todo el mundo; Todos tenemos alguien a quien le perturba y busca la manera de perseguirte, pero Dios no tiene que ver nada con eso; Es gente envidiosa, pero tú no puedes permitir que traigan confusión a tu vida porque, si traen confusión, tú vas a arrancar y serás el responsable de botar tu cosecha; No puedes echarle la culpa a Dios. Dios no es tu enemigo. Hay un enemigo, hay gente en esta vida que quiere verte mal. Trata de estar bien con todos, y no vas a poder. Hay alguien que tú tienes que identificar; Tienes que saber: Un enemigo hizo esto, pero no fue Dios. Dios es justo; Cuando tu enemigo te hace injusticia, Dios se encarga de hacer justicia en tu vida.
El señor del campo tenía una confianza bien grande. Dijo: Tranquilos, mi cosecha viene; Porque tenía una buena semilla. Si la semilla es buena, la cosecha es segura. Puede que, por un momento, tus hijos se confundan, pero si tu semilla es buena, tu cosecha es segura. Puede que estén oyendo a malas amistades, pero si tu semilla es buena, tu cosecha es segura. Puede que el negocio te vaya mal por un momento, pero si tu semilla es buena, tu cosecha es segura. Asegúrate de sembrar buena semilla dondequiera que vayas, en la vida de todo el mundo, en tu familia, en tu hogar, en tu trabajo, en tu empresa; Que todo lo que tú hagas, lo hagas con excelencia. No siempre hay justicia en el mundo natural, pero si tu semilla es buena, tu cosecha es segura. No importa lo que la gente haga o diga, si tu semilla es buena, tu cosecha es segura. Aprende a vivir por el principio de la semilla; No todo lo que hagas, es una semilla: Todo lo que pongas es una semilla. Si siembras, Dios tiene que traer una grande cosecha. No permitas que la confusión te quite la esperanza; Si tu semilla es buena, tu cosecha es segura; El enemigo no puede hacer nada en tu contra, no te puede quitar; Tus hijos no se van a perder, tu empresa, tu vida no se tienen que perder. Si tú has sembrado buena semilla, no debe haber confusión en tu vida. Si tu semilla es buena, tu cosecha es segura. Vuélvete un sembrador en todas partes; Siembra tu tiempo, tu amor, tu talento, finanzas; Todo, con excelencia, es buena semilla.
Dice el señor de este campo: Voy a traer expertos segadores en el tiempo de la cosecha. Y, más adelante, Jesús dice que los segadores son los ángeles. Dios tiene ángeles asignados para traer tu cosecha. En ocasiones, se te meten pensamientos en la cabeza; Cuando el enemigo no puede destruir tu cosecha, lo que quiere poner es confusión. Como sabes, el huracán María destruyó el templo de nuestra iglesia; Hubo personas que se burlaron y, por momentos, nos cuestionamos para qué hacer lo que hacemos, consideramos no reconstruir. Pero, de nuestro edificio en ruinas, salieron sillas que decidimos donar a otras iglesias. Pudimos haberlas vendido, pero sembramos, sabiendo que, si nuestra semilla es buena, nuestra cosecha es segura. En cuanto tuvimos señal, comenzamos a recibir decenas de mensajes, de todas partes del mundo; hasta de África, del Revdo. Ayo; Argentina, Perú, Guatemala, Brasil, El Salvador; Todos diciendo: Estamos con ustedes; Lo que necesiten, hágannos saber; ¿A qué cuenta de banco enviamos ofrendas?; Dígannos qué hacemos, si quieren que vayamos. Una que nos conmovió, dijo: Ustedes han sembrado en las naciones; Las naciones sembrarán en Puerto Rico, ahora. Los primeros tres meses después del huracán, comenzaron a llegar ofrendas de todas partes del mundo; Una cosa impresionante. Dios tiene ángeles, para traerte la cosecha, en medio de tu confusión. Levanta tus manos y comienza a llamar esos ángeles, hoy; Pídele a Dios: Trae los ángeles que traen mi cosecha. Hay un ángel que le va hablar a tu hijo, a tu hija, a tu esposo; Va a hablar en tu empresa. Dios tiene ángeles a tu favor.