La fe y la esperanza expresadas en estos versículos nos lleva a reflexionar en una de las escenas más conmovedoras de la Biblia. La mujer con flujo de sangre que tocó el manto de Jesús (Mateo 9-20-22, Marcos 5-25-34, Lucas 8-43-48). Este acto sencillo pero lleno de fe transformó su vida por completo.
Ella no buscó reconocimiento ni siquiera atención; su único anhelo era estar lo suficientemente cerca de Jesús para tocar su manto. Su fe le hizo creer que ese contacto sería suficiente para recibir la sanidad que anhelaba. Y así fue. Jesús mismo afirmó: «Tu fe te ha salvado; vete en paz».
Una fe que nos acerca
Si tan solo… Esta expresión refleja el deseo profundo de una vida que reconoce su necesidad de Dios. A veces, nuestra fe se encuentra en momentos de debilidad, cargada de dudas o incertidumbre, pero basta con un pequeño paso, con una acción sencilla, para experimentar el poder transformador de Cristo.
No importa cuán lejos nos sintamos, Él siempre está cerca. Lo único que Jesús requiere de nosotros es una fe sincera, aunque sea tan pequeña como un grano de mostaza. Él nunca desprecia a los corazones quebrantados ni a los espíritus humildes.
El toque del Maestro
El toque de Jesús no solo trae sanidad física, sino también restauración del alma. En la cita, se describe a alguien que necesita un toque del Maestro, una mirada de su Salvador. Esta necesidad es común a todos: llevamos cargas, luchamos con temores, enfrentamos momentos de desesperación. Pero en Su presencia, encontramos libertad, sanidad y paz.
El borde del manto de Jesús no es solo un símbolo de poder divino; es un recordatorio de que su gracia está al alcance de quienes lo buscan con un corazón genuino.
Jesús, el Salvador que responde. La reflexión concluye recordando el nombre de Jesús. Su nombre es suficiente para calmar tormentas, sanar heridas y traer vida donde hay muerte. No importa cuál sea nuestra necesidad, Él es capaz de suplir, porque su amor y su poder no tienen límites.
Hoy, ¿Qué áreas de mi vida necesitan el toque del Maestro?Estoy dispuesto a acercarme a Él con fe, aunque sea con temor o duda ¿Creo que una mirada de mi Salvador es suficiente para transformar mi situación? Y tú podrías creer !!
Su nombre es Jesús, y Él está dispuesto a obrar en nuestras vidas, si tan solo nos acercamos a ÉL