Todos tenenos la capacidad de sobreponernos a períodos de dolor emocional y situaciones adversas.
Resiliencia es iniciar un nuevo desarrollo después de un tráuma. Es lo que nos ayuda a salir hacia adelante a pesar de momentos difíciles. Es la disposición de sobrepasar las pruebas y seguir adelante con la frente en alto.
Las pruebas, las vicisitudes, los problemas, los inconvenientes, los desiertos, las decepciones, las dificultades, los errores cometidos, los yerros, los desaciertos, los momentos difíciles, las pérdidas irreparables, etc. nos ayudan a ser más fuertes y nos fortalecen para ser mejores seres humanos y seguir avanzando hacia el cumplimiento del propósito eterno de Dios.
Fomentar nuestra autoestima nos seguirá ayudando a ser resiliente. Saber quién soy, de dónde vengo, para qué existo y hacia dónde voy, nos enfoca y direcciona hacia el propósito eterno de Dios.
Soy hijo de Dios, gracias a Jesucristo. Dios me creó a su imagen y semejanza. Estoy en esta tierra para cumplir su propósito, y estaré por siempre en su presencia.
Recuerda: No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejarán ser probados más de lo que podamos resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podamos soportarla. (1 Corintios 10:13). Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)