Testimonios

Sembrando la esperanza del Evangelio en Puerto Rico

Annie Armstrong proveen apoyo a los misioneros que sirven a nombre de los bautistas del sur por toda América del Norte. Con una meta de $70 millones, la ofrenda de este año se titula «Enviando Esperanza.» Jorge y Rebeca Santiago son los misioneros de la Semana de Oración de la Junta de Misiones Norteamericanas. Cuando salió de Puerto Rico siendo un joven, la familia de Jorge Santiago lo envió a los Estados Unidos en un esfuerzo desesperado por desconectarlo del consumo y venta de drogas.

«Nunca pensé que iba a regresar a Comerío,» dijo Santiago acerca de su pueblo natal., «y no quería regresar.»

En el 2007, Santiago dejó una comunidad que luchaba económicamente, cuya gente batallaba contra la desesperanza. Santiago no sabía entonces que Dios estaba escribiendo una historia mucho mayor que la él hubiera imaginado.

Adelantando el tiempo 12 años — en el 2019 Santiago es uno de los misioneros en la Semana de Oración de la Ofrenda de Resurrección Annie Armstrong, y ministra en su pueblo natal.

Vive y sirve entre hombres y mujeres que sobrevivieron el peor desastre natural que ha sufrido Puerto Rico y lucha contra la misma desesperación que le llevó al abuso de las drogas.

Sin embargo, antes que Santiago se convirtiera en misionero, Dios tuvo que llevarlo a través de su propia tormenta personal.

Cuando recién se mudó a los Estados Unidos, el nuevo escenario de Washington, D.C., solamente le dio nuevas oportunidades para continuar en el mismo sendero fútil.

«Era la misma persona con el mismo problema,» recuerda Santiago, «pero podía encubrir mi adicción al trabajar. Conocí al mismo tipo de gente con la que me reunía en Puerto Rico y comencé a hacer cosas desafortunadas.»

Uno de los nuevos amigos de Santiago lo involucró en la venta de contrabando, y uno de sus compradores resultó ser un policía encubierto. Lo rondaba la amenaza de pasar 30 años en prisión.

«Estaba fumando un cigarro en frente de mi apartamento después de esa situación,» recuerda Santiago, «y recuerdo que estaba meditando sobre mi vida y pensando ‘¿cómo llegué hasta aquí?'»

Su familia lo había criado con buenos valores, pero las drogas lo llevaron por un sendero solitario hacia un destino que nunca pensó llegar. Mientras repasaba su vida ese día, Dios comenzó a obrar.

«Corrí a mi cuarto, me puse de rodillas y clamé a Dios, ‘Si tú salvas mi vida de ir a la cárcel, te la doy para siempre, y te serviré para siempre. Nunca regresaré a esta vida,'» dijo Santiago.

Unas semanas después, recibió las noticias de que su caso había sido milagrosamente descartado. Santiago le entregó su vida a Cristo en la Primera Iglesia Bautista de Groveton, Va., y las cosas comenzaron a cambiar. Conoció a su esposa Rebeca y aceptó el llamado al ministerio.

Cuando viajaba a ver a su familia en Comerío, no podía evitar notar lo poco que había cambiado su barrio. La necesidad económica y el desánimo espiritual seguían permeando la ciudad. Cuando recuerda su vida pasada, Santiago no recuerda que alguien le haya dicho, «Jesús es la respuesta.»

Ver y entender esa necesidad llevó a Santiago y a su familia a comenzar una nueva iglesia. Hay menos de 80 iglesias bautistas del sur en la isla, cuya población se acerca a los 3.3 millones de habitantes, lo cual significa que hay una iglesia por cada 42,000 residentes aproximadamente.

Mientras preparaba el terreno para la nueva iglesia, Santiago regresó a su ciudad natal cuando llegó una de las peores tormentas que hayan golpeado al Caribe — el huracán María.

El huracán azotó la isla unos meses después que Santiago se mudara a Puerto Rico con su familia, y un desastre que muchos hubieran visto como devastador, en el ministerio de Santiago aceleró el proceso de alcanzar a sus vecinos.

Sin contar con electricidad, las tareas simples de la vida diaria tales como lavar la ropa se volvieron extremadamente difíciles. Después que llegó la ayuda enviada por las familias en los Estados Unidos y Send Relief, la rama de compasión de la Junta de Misiones Norteamericana y que su esposa recibiera fondos para comprar lavadoras y un generados eléctrico, comenzaron una lavandería hechiza. Le dieron la bienvenida a la gente y lavaban su ropa gratuitamente.

Después de unos meses, Santiago leyó Marcos 1 donde Cristo fue a otro pueblo para predicar el Evangelio después de sanar a los enfermos. Se dio cuenta que, aunque la ayuda física era algo bueno, también necesitaba comenzar a predicar las Buenas Nuevas.

«Dios me habló a través de su Palabra, diciendo que, ‘Es bueno servir a la gente, … pero la razón por la cual estás aquí es el Evangelio,»‘ dijo Santiago.

El 12 de noviembre del 2017 Santiago predicó el Evangelio después de haber servido una comida caliente a sus vecinos y nunca dejó de hacerlo. Así nació la iglesia One Church Comerío. En marzo del 2018, Santiago celebró el primer bautismo en uno de sus servicios de alabanza.

Dios ha continuado moviéndose a través de One Church, permitiéndoles asegurar un edificio propio y convirtiéndose en un elemento fijo de la comunidad debido al servicio que la iglesia otorga a los vecinos y la fidelidad de predicar el Evangelio.

Las necesidades físicas y espirituales siguen siendo enormes, y las donaciones para la Ofrenda de Resurrección ayudan a que el ministerio de Santiago sea posible.

Fuente:
cbnnews

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