La fe debe ser definida, específica; encerrar en sí una petición inequívoca y precisa de las cosas por las cuales rogamos. Hemos de tener mucho más que una creencia abstracta en la capacidad y la voluntad de Dios para obrar a favor nuestro. Nuestras peticiones deben ser específicas y definidas, esperando recibir las cosas por las cuales pedimos.
Siempre que la fe y la petición son definidas, también lo será la respuesta: “lo que diga le será hecho”. La garantía es ilimitada, tanto en calidad como en cantidad.
La fe y la oración seleccionan las cosas que se han de pedir, determinando por lo tanto lo que Dios ha de hacer. Cristo suplirá exacta y completamente, todas las demandas de la oración de fe. Si presentamos la petición ante Dios en forma clara, específica y definida, Dios la cumplirá, exactamente de acuerdo con los términos presentados.
Fuente:
E. M. Bounds