DIOS TENÍA UN GRAN PLAN para Abraham, lo escogió para que por medio de él saliera una gran nación y que de su descendencia viniera el Redentor del mundo, pero también por medio de él mostrar obras que fueran de su agrado, las que nos encaminarían, a ser amigos de Dios. A Jesús se le nombra hijo de Abraham (Mateo 1:1), nosotros al haber creído en Él nos convertimos en hijos de Abraham por la fe y lo que tenemos que hacer, es hacer sus obras. Por eso, cuando los judíos en la discusión que tenían con el Señor Jesús en Juan 8:39 le afirmaron que eran descendientes de Abraham (ya que descendían de él según la carne, genéticamente), consideraban que eso los convertía en sus hijos, pero el Señor les respondió: “Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham”; por eso la importancia de conocer las obras de Abraham e ir evolucionando y alcanzarlas para a ser llamados, hijos de Abraham.
Una de las obras de Abraham fue la persona con quien se casó. En Génesis 12:13 cuando tuvo que descender a Egipto por causa del hambre que había en la tierra, le dice a su esposa: “Di que eres mi hermana”. La explicación de por qué le pide que diga eso, se encuentra en Génesis 20:12, donde aclara “que Sara es hija de su padre, pero no hija de su madre”. Esto deja ver que Abraham y Sara eran hijos del mismo padre y al ponerlo en el plano espiritual, recibimos una gran enseñanza: Toda persona soltera que ha recibido en su corazón a Jesús como su Salvador, debe buscar a su “media naranja” dentro del rebaño de los nacidos de nuevo en la iglesia, de los que son hijos del Padre de los espíritus, porque al no hacerlo de esta manera, se cae en un yugo desigual. El apóstol Pablo da un consejo respecto a quien quiere casarse, se puede casar con cualquiera, pero que sea en el Señor (1 Corintios 7:39). Al hacerlo en yugo desigual se estaría uniendo a la luz con las tinieblas, la rectitud con el desorden, se estaría tratando de vincular el templo de Dios (el creyente) con el templo de ídolos (el inconverso).
La palabra hebrea con la que Abraham describe a Sara como su hermana es la H269 Ajot, esta palabra se encuentra en el libro de Cantares en varios capítulos y esto nos traslada al plano de la iglesia en relación con su amado, con Cristo. En Cantares 4:9 (RVA1989), el amado describe que fue prendido su corazón por su hermana (Ajot), su esposa, por el gesto de sus ojos. Al describirla como su hermana, nos está indicando que es de su misma naturaleza, como cuando Dios tomó una costilla del hombre y formó una mujer y al presentársela este dijo: “Esta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (ver Génesis 2:23). Al declarar el amado que su amada es su hermana, está diciendo que son uno y al tener esta cualidad puede convertirse en esposa. Y unido a esto, de acuerdo con la palabra de Dios, los ojos que agradan al Señor son aquellos que se apartan de todo lo que es inicuo y de las obras malas, los que tienen misericordia de los necesitados; acciones que la identifica con el corazón de su amado. Los hijos de Abraham deben de agradar el corazón de Cristo, el amado.
Siguiendo con la relación del amado con su iglesia, en Cantares 5:2 el amado toca a su puerta y le pide que le abra, reconociéndola como hermana mía (Ajot), amiga mía, paloma mía, perfecta mía; describiendo los niveles de amor en que la amada (iglesia) debe perfeccionarse; pero el primer nivel, es “hermana”. El amado toca a la puerta en medio de la noche, en un momento que tiene necesidad y la amada está dormida, aunque su corazón velaba, en su acomodamiento se tarda en abrir la puerta y al levantarse para abrir, su amado se había retirado y aunque lo buscó, no lo halló; lo llamó y no le respondió. Los hijos de Abraham deben tener cuidado de no acomodarse, porque en esa condición se puede impedir atender el llamado del Señor. Algo similar les paso a Pedro, Juan y Jacobo en el huerto de Getsemaní, allí, el Señor les pidió que velaran con Él por la aflicción que estaba pasando, pero ellos no pudieron, porque se durmieron (Mateo 26:38-45).
Otra obra de los hijos de Abraham está descrita en Cantares 8:8. Ahí, se utiliza la palabra “hermana” (Ajot), refiriéndose a una hermana menor, donde los hijos de Abraham que son maduros, los hermanos mayores, están preocupados porque su hermana menor no está preparada para ser pedida en matrimonio, ni ha llegado a la madurez necesaria para poderse casar, de tal manera, que están considerando edificarla o reforzarla, de acuerdo a la necesidad que ella tenga. En la iglesia de Cristo existen hermanos mayores que deben proteger a aquellos que aman al Señor, pero no han alcanzado la estatura adecuada, similar a lo que Abraham hizo con su pariente Lot, quien, aunque se había separado de él y se había establecido en Sodoma donde lo tomaron como cautivo, lo fue a rescatar. Los hijos de Abraham velan por los jóvenes espirituales que deben alcanzar madurez para ser parte de la amada. Amén