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Se buscan Josías para un avivamiento

Corría el año 640 a.C.cuando un infante de apenas 8 años de edad subió al trono de Jerusalén para gobernar el Reino del Sur, Judá. Hijo de su padre Amón y nieto de su abuelo Manasés (ambos fueron reyes perversos que ‘hicieron lo malo ante los ojos de Jehová’ haciendo que la nación se corrompiera adorando dioses falsos y practicando toda clase de cosas prohibidas por la Ley de Moisés). Josías, cuyo nombre procede del hebreo יאשיהו y significa «al que Dios ayuda», hizo todo lo contrario: Devolvió a Judá su devoción por Dios, transformó el país corrompido moralmente y lo convirtió en uno devoto por Jehová el Señor; todo esto con la ayuda de su madre Jedida, la profetiza Hilda y el sacerdote Hilcías (2ª Reyes 22:1-20). Josías reinó 31 años en Jerusalén y fue el décimo sexto monarca del reino sureño. Durante su gobierno hubo paz en toda la región como resultado de su genuina conversión a Dios y las reformas que impulsó a lo largo de su liderazgo.

Pero, ¿qué es lo que ocurría en Jerusalén y las aldeas cercanas que Josías tuvo que combatir? Algo que los expertos llaman ‘sincretismo religioso’, es decir, la unión (mezcla) de ritos paganos y liturgia sagrada, así como ideas puras e ideologías retorcidas. El sincretismo se había apoderado de la nación judía, así lo habían querido Manasés y Amón, y tal deplorable situación heredó el niño rey:

EL CONTEXTO HISTÓRICO

  • Cuartos construidos para ejercer la prostitución sagrada
  • Objetos consagrados al dios Baal
  • Estatuas de la diosa Asera por todos lados
  • Altar para sacrificar hijos vivos quemados en fuego en honor al dios Moloc
  • Mujeres violentadas sexualmente en honor al dios Quemos
  • Sacerdotes del dios Astarté ministrando en el culto a Yahvé
  • Culto al sol, la luna y las estrellas
  • Adoración al zodíaco
  • Adivinos, hechiceras, espiritistas y mediums
  • Caballos y carros de combate consagrados al sol

Todo lo que acabas de leer y mucho más eran las prácticas paganas que los israelitas ejercían en el Templo de Jehová y en distintos puntos de la ‘ciudad santa’. Estas prácticas fueron mezcladas con actos litúrgicos sagrados donde incluso los sacerdotes de Jehová los ministraban. Pero en el 622 a.C., teniendo el rey Josías 18 años de edad encontró una copia del libro de Deuteronomio abandonada en el interior del Templo (resulta que hace décadas que los escritos sagrados habían sido olvidados, nadie los leía). El sacerdote Hilcías, encargado de la remodelación del edificio, lo encontró y de inmediato se lo trajo al rey para que lo leyera. El poder de la lectura de la Palabra produjo en el joven soberano una conversión tan radical como las reformas que luego se suscitarían… ¡su corazón se encendió en celo por Jehová! Josías se dio cuenta que la nación no lograba prosperar porque ‘estaban en pecado delante de Dios’. Entonces comenzó una reforma espiritual profunda para erradicar del país toda la porquería que 2ª Reyes capítulo 23 describe con maestría (recomiendo leer el capítulo completo).

LA REFORMA DE JOSÍAS
El autor e historiador bíblico Larry D. Powers nos ofrece abundante información respecto a lo que el rey hizo para extirpar las costumbres malévolas que estaban clavadas en el corazón de la nación:

  • El primer paso dado por la reforma de Josías fue llamar a una asamblea nacional para renovar el pacto de Judá con el Señor (2ª Reyes 23:1-3).
  • El siguiente paso de Josías fue eliminar la idolatría. Estos versículos describen vívidamente el horror y la degradación en que había caído Judá. Ídolos en el templo (vv. 4-6), sacerdotes idólatras (vv. 5-8), la práctica de la sodomía y la prostitución en el templo (v. 7), la astrología (v. 5), y los sacrificios rituales de niños (v. 10); eran solo una parte de las maldades que Manases y Amón propagaron. Josías se dispuso a acabar con todo esto (sacrificando para ello todo vínculo con su familia paterna).
  • El tercer paso del rey fue profanar y demoler el altar de Jeroboam (vv. 15-16), antiguo rey de Israel que fue el primer monarca en desviarse de las costumbres sagradas, y cuyas enseñanzas corruptas influyeron por siglos a la nación (1ª Reyes 12). También destruyó todos los templos paganos en el país y ejecutó (eliminó) a los sacerdotes que ejercían cultos distintos a los de Jehová (vv. 19-20).
  • Pero Josías no solo erradicó las cosas malas, también estableció cosas buenas. Restableció la Pascua de una forma que ningún otro rey de Judá (reino del Sur) o Israel (reino del Norte) había hecho antes.

APLICACIÓN
Pero… ¿cómo el pueblo escogido llegó a tan bajas costumbres como las mencionadas arriba? ¿Por qué mezclaron lo sagrado con lo pagano? ¿En qué rayos estaban pensando cuando quemaron a sus hijos vivos en el fuego? ¿Acaso no era una nación santa, apartada para Dios?

La respuesta a estas preguntas es sencilla aunque a no todos guste: Cuando una nación deja de lado el manual de vida que Dios les otorgó ─la Biblia─ y es reemplazado por “modas superfluas”, “filosofías carentes de principios y valores”, “pensamientos vanguardistas” y enseñanzas de “líderes espirituales progresistas” no es extraño que esto ocurra.

CRISTIANISMO LIGHT
Si bien hoy las prácticas paganas del Judá del Antiguo Testamento no se ejercen literalmente, hay otras que sí se practican y definen muy bien al ‘cristiano de hoy’, dichas prácticas son producto de una mescolanza de ideas que pululan en las enseñanzas que por esta época son tan frecuentes (y que cautivan a miles de adeptos que gustosos las oyen e idolatran a sus exponentes).

A continuación algunas de esas prácticas que los feligreses actuales viven y defienden con orgullo ‘casi santo’: 1) Buscan una verdad que les sirva a ellos, no al resto; 2) Les interesa ver la vida desde su propio punto de vista, no según la Biblia; 3) Creen en la tolerancia sexual, la “inclusividad”, aunque no sepan muy bien qué implica esta palabra; 4) Abogan por el amor abierto…, “si hay amor entonces es bueno”; 5) Creen en el “vive y deja vivir”, no permitiendo que sus líderes espirituales “se entrometan en sus vidas privadas”; 6) No se comprometen al 100% con Dios, la iglesia o su pastor porque “primero soy yo, después mi pareja, luego mis hijos, mi familia, mi trabajo, mis estudios, mi mascota y después, si tengo tiempo lo demás”; 7) Les gustan las respuestas prácticas por lo que prefieren sermones que hablen de prosperidad, bendición, cielos abiertos y toda clase de “cosas buenas”; 8) Sus sentimientos les gobiernan, por lo que “servirán a Dios” dependiendo si ese día se levantaron ‘de buenas’; 9) Cuestionan todo lo que diga su pastor ─aunque esto no es del todo malo─, pero lo hacen con el afán de refutar y no tanto en buscar una verdad; 10) Desean ser espirituales “solo los domingos”, el resto de la semana se olvidan de ser cristianos…, si acaso lo fueron alguna ves.

Pero, ¿serán todos así? No, afirmarlo sería irresponsable. Yo creo que “todavía quedan en Israel 7.000 rodillas que no se han doblado ante Baal”; aún quedan cristianos apegados a la Biblia, amantes de la verdad, que buscan la santidad y la justicia; hombres y mujeres de Dios que no transan los principios escriturales así les toque defenderlos con sus propias vidas. Estos cristianos son los Josías de nuestros tiempos, capaces de dejarse influenciar por la Palabra a tal punto de convertirse de sus malos caminos, Josías que deciden reformar su corazón sacando de allí lo mundano, lo ideológicamente incorrecto, lo teológicamente corrupto, lo doctrinalmente errado y establecer los patrones del Espíritu Santo, aquellos que dicen a lo malo, malo y a lo bueno, bueno. Josías que no temen enfrentarse a líderes espirituales que predican discursos chuecos, Josías que prefieren perder popularidad pero no la aprobación de Dios, alejándose de los corruptos y acercándose a los justos. Esos Josías son los que busca Dios, socios que le ayuden a encender en América Latina la llama del avivamiento pentecostal, un avivamiento que echa fuera toda enseñanza, postura, ideología y enunciado que va en contra “de lo que hemos creído desde el principio”.

FINALMENTE…
Me pregunto, ¿será que alguno de mis lectores se identifica con Josías? Yo sí, y mucho. He tenido que pagar el precio de mantener firmes mis convicciones ‘radicales-intolerantes-retrógradas’ (calificativos con los que he sido ‘tildado’ por miembros de nuestra fe) a fin de que el evangelio puro, la sana doctrina, el mensaje de la salvación llegue a los hombres ‘tal y como quiere Dios’, sin acomodos, parcialidades, recortes e interpretaciones seudo-teológicas como hoy está sucediendo.

¡Que nos ayude el Dios al que servimos! Para que al igual que Josías podamos erradicar toda práctica pagana de nuestras vidas en primer lugar (derribando los altares paganos que aún tenemos en nuestro interior), para luego hacerlo en nuestras iglesias, sociedades y países ayudando así a instaurar el Reino de Dios acá en tierra, porque solo así “tendremos paz en el lugar donde Jehová nos mandó a vivir”.

Fuente:
Gabriel Gil

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