“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Mateo 6:24
En el texto original, la palabra riquezas representa el nombre del dios del dinero. Pero más que las riquezas, cuando Dios dice que no se puede servir a 2 señores, no se refiere únicamente las riquezas como tal, sino el sistema del mundo para obtener las riquezas. Así que, cuando Jesús dice que no pueden servir a 2 señores, no se refiere al dinero como tal, sino al sistema del mundo a través del cual se alcanzan las riquezas. Dios quiere que tú entiendas que tienes que salirte del sistema y de la atadura del sistema natural para producir finanzas.
Cuando dependes del sistema natural, tratas de crear un sistema de seguridad, de confianza. El sistema del mundo quiere que tú dependas de él; el banco quiere que dependas de él para la casa, el gobierno quiere que dependas de él para ciertos beneficios, para el seguro social; pero ningún gobierno realmente es tan bueno para hacerse cargo exitosamente de la gente; tampoco los bancos. El mercadeo va dirigido a alcanzar tu confianza en el sistema, y lamentablemente, muchos ponen su seguridad y confianza en él.
El sistema y el dinero son un terrible amo o señor sobre tu vida, pero el dinero es tremendo sirviente en tu vida. El sistema del mundo es cruel, pero cuando tú estás sobre el sistema, entonces, el dinero es buen sirviente para tu vida. Así que, tienes que cambiar tu posición en el reino de Dios, dejar de ser esclavo del sistema natural de las finanzas, y comenzar a gobernar sobre ese sistema, sirviéndole a Dios a través de los principios espirituales.
En Lucas 18, Jesús se encuentra con el joven rico, a quien le dice que cuán difícil es que un rico entre al reino de los cielos, que más fácil sería entrar un camello por el ojo de una aguja. En aquellos tiempos, en las ciudades fortificadas se cerraban las grandes puertas a cierta hora, y se dejaba abierta solo una pequeña puerta dentro de la puerta grande, a la que se conocía como el ojo de la aguja. Si eras comerciante y llegabas con tu camello después que la puerta grande estaba cerrada, para entrar a la ciudad, tenías que descargar y pasar el camello arrodillado por la puerta, y luego montar una vez más la carga al otro lado. Y eso no es algo imposible, pero es difícil. Otras versiones dicen que es una referencia a una soga en los barcos que, en aquellos tiempos, había que hacer el lazo y pasar por un pequeño hueco la soga grande para anclar al barco; lo que tampoco era fácil. Entonces, lo que Jesús estaba diciendo es que era complicado, pero no imposible.
En Lucas 18, lo que vemos es la amonestación de Jesús a un hombre que no estaba dispuesto a hacer lo que Jesús le pidió para recibir lo que quería recibir de Jesús. El joven dice querer la clase de vida que Jesús tiene, y Jesús le dice: El sistema que tú conoces no te produce la clase de vida que yo tengo; si quieres la clase de vida que yo tengo, tienes que hacer lo que yo hice, déjalo todo y sígueme; porque la clase de vida que yo tengo no viene por el sistema al que tú está acostumbrado. Jesús estaba hablando de un rico religioso, aquel era un líder en la sinagoga. Así que, cuando Jesús habla de lo difícil que es que un rico entre en el reino de los cielos, habla de un religioso que era rico, que había obtenido sus riquezas cumpliendo con la ley. Según Josué 1:8, cuando cumples con la ley, el resultado es prosperar. Y este joven había cumplido con la ley. Este joven religioso había prosperado bajo la ley, pero ahora quiere algo que la ley no provee, y que él ve en Jesús; es otro nivel de abundancia. Y Jesús le dice que tiene que dejar de depender del sistema por el cual estaba acostumbrado a vivir, y depender del sistema por el cual Jesús vivía; y eso es difícil porque, cuando estás acostumbrado a producir de una manera, y te cambian las cosas, todo se te complica.
El joven rico quería la vida que Jesús tenía, pero quería seguir viviendo a la manera en que él había obtenido las riquezas que tenía; pero no funciona así, no se producen los mismos resultados. Jesús nunca dijo que era imposible, sino que era difícil. En Lucas 19, el capítulo siguiente, hay un rico que sí entró al reino, Zaqueo. Un hombre rico que, cuando llega Jesús a la casa, dice: Voy a dar todo lo que tengo, voy a pagar con intereses si he robado algo. En otras palabras, dijo: Voy a arreglar mi vida económica. Y Jesús dijo: Llegó la salvación a esta casa. Así que, un hombre que arregla su relación con las finanzas, Jesús dice: Este se salvó. Mientras que, aquel que era religioso, pero no estuvo dispuesto a entrar en el sistema de Dios, no entró al reino. En ningún momento vemos que Jesús le diga a Zaqueo que eso era lo que tenía que hacer. Jesús no le dijo a Zaqueo que tuviera que dar, porque Zaqueo nunca preguntó; Jesús se invitó a la casa de Zaqueo, y algo vio Zaqueo con Jesús que le llevó a entender que lo que estaba mal en su vida eran las finanzas; y espontáneamente cambió. El joven rico sí preguntó qué tenía que hacer, pero cuando Jesús respondió, al joven no le gustó aquella respuesta. Es mejor aquel que reacciona espontáneamente, viendo lo bueno que ha sido Dios en su vida, la misericordia tan grande de Dios, y realiza que tiene que cambiar toda su vida, incluyendo las finanzas. Vemos un rico no entra al sistema del reino de Dios, y otro que sí. Así que no es imposible, pero es difícil. De la misma manera, romper con el sistema del mundo no es fácil, pero tampoco es imposible.