1- Tres pastores que se encontraban reunidos tomando un refresco, se dieron cuenta que sus iglesias tenían el mismo problema. Todas habían sido invadidas por murciélagos. El primer pastor dijo -un día me desesperé y con un rifle de perdigones, les disparé a todos. Pero sólo conseguí abrir hoyos en el techo de la iglesia. El segundo pastor dijo -pues yo los encerré en una jaula, los arrojé con a 100 km. De aquí pero toditos volvieron, el tercer pastor expresó sonriendo –yo si que no tuve ningún problema con ellos, -¿Qué hiciste? Preguntaron los otros dos pastores asombrados a lo que el tercer pastor contestó –pues yo lo bauticé y los admití como miembros de la iglesia ¡jamás los he vuelto a ver!
2- Una hermana estaba hablando mal de otro hermano. El pastor oyéndola, le preguntó ¿hermana porque esta hablando mal de su hermano? La hermana contestó –No pastor, yo solo lo comenté para que oraran por el. El pastor volvió a preguntar ¿Y cuánto están orando por él? –bueno pastor, con la hermana petra que le acabo de contar, son 150.
3- En la escuela Bíblica dominical el maestro preguntó niños ¿A qué le tienen miedo? Jaimito contestó –yo le tengo miedo al malamén. El maestro preguntó a Jaimito – y ¿qué cosa es eso? Jaimito contestó –bueno no estoy seguro pero debe ser terrible porque mi madre cuando termina la oración siempre dice “líbranos del malamén”.
4- Estaba un niño jugando con monedas y se tragó una sin querer. La moneda se le atascó en la garganta. Desesperado y ahogándose el niño dice –llamen al pastor, llamen al pastor. La madre tomó el teléfono y llamó al pastor y éste llegó de inmediato. Sujetando al niño le presionó el estomago y el niño expulso la moneda por la boca. Luego el pastor le pregunto al niño ¿estabas asustado? ¿por eso me llamaste? El niño contesta al pastor –es que mi mami dice que los pastores son buenísimos para sacar dinero.
5- Un día murió un billete de 100 pesos y San Pedro le abrió las puertas y lo recibió en el cielo. Luego llegaron al cielo un billete de 50 y otro de 20 pesos y San Pedro los recibió a ambos. Entonces llegó al cielo un billete de 2,000 mil pesos y San Pedro sin abrirle la puerta le dijo por una ventanita –aquí usted no puede entrar. El billete sorprendido, preguntó ¿por qué no puedo entrar? A lo que San Pedro contestó –porque a usted yo nunca lo he visto en la iglesia.