
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12-2-
Este pasaje nos recuerda que la iglesia está llamada a no conformarse con los moldes del mundo, sino a ser transformada, renovando su entendimiento conforme a la voluntad de Dios. Cuando la iglesia se enfoca en la transformación espiritual y no en las métricas de éxito que el mundo valora, se vuelve nuevamente un canal de paz y refugio para las almas.
Cada congregación y cada creyente están invitados a revisar su camino, a buscar una renovación profunda que nos devuelva a esa esencia original: un lugar donde la Paz de Cristo sea palpable, donde el afán del mundo no distorsione el mensaje, y donde cada persona encuentre consuelo, dirección y verdadera felicidad en el Señor.
No se trata de señalar ni ofender, sino de invitar a una reflexión genuina sobre el rol de la iglesia en estos tiempos. Es un llamado desde el corazón, para que, como cuerpo de Cristo, volvamos a la pureza del Evangelio y a la voluntad perfecta de Dios, agradable y llena de propósito.
Así, cada congregación y creyente se convierten en instrumentos de esa Paz que sobrepasa todo entendimiento, reflejando la gracia y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo.