
En Apocalipsis 2-1-5, el Señor dirige un mensaje a la iglesia de Éfeso, una comunidad de creyentes que se distinguía por su perseverancia, paciencia y fidelidad en la obra de Dios. Sin embargo, Jesús les hace una advertencia crucial: habían dejado su primer amor. Esta advertencia nos recuerda que es posible ser constantes en el servicio a Dios y, al mismo tiempo, perder la pasión con la que comenzamos nuestra caminata de fe.
Es fácil caer en la rutina espiritual. Oramos, leemos la Biblia, servimos en la iglesia, pero si no cuidamos nuestra relación con Dios, estas prácticas pueden volverse mecánicas. Dios no solo busca nuestra fidelidad en las obras, sino un corazón apasionado y entregado.
Cómo evitar caer en la rutina
Recordar de dónde hemos caído.Jesús le dice a la iglesia de Éfeso: «Recuerda, por tanto, de dónde has caído…» (Ap. 2-5). A veces, el desgaste espiritual ocurre lentamente. Recordar cómo fue nuestra relación con Dios al principio nos ayuda a darnos cuenta de si hemos perdido el fervor. ¿Cómo era nuestro tiempo de oración antes? ¿Cómo respondemos a la voz de Dios con gozo y disposición.
Renovar nuestra comunión con Dios
No basta con hacer las cosas correctamente si nuestro corazón está distante. La comunión con Dios no debe ser un hábito vacío, sino un encuentro genuino con Su presencia. Pasemos tiempo en oración, no solo pidiendo, sino adorando y escuchando Su voz.
Volver a hacer las primeras obras
Jesús exhorta: «…haz las primeras obras» (Ap. 2-5). Volver a las primeras obras significa recuperar la esencia de nuestra fe: el amor por la Palabra, la adoración sincera, la búsqueda de la presencia de Dios con gozo y entrega total.
No permitir que el servicio sustituya la relación
Es posible trabajar para Dios sin estar en sintonía con Él. La iglesia de Éfeso hacía muchas cosas bien, pero había perdido la pasión del primer amor. No podemos permitir que la rutina de nuestras actividades cristianas reemplace la intimidad con Dios.
Mantener un corazón agradecido y sensible
La gratitud mantiene el fuego del primer amor encendido. Recordar lo que Dios ha hecho en nuestra vida y renovar nuestro asombro por Su gracia nos ayuda a no caer en la monotonía.
Dios nos llama a vivir una relación vibrante y apasionada con Él. No se trata solo de hacer lo correcto, sino de hacerlo con amor y devoción. Hoy es un buen día para examinar nuestro corazón y pedirle al Señor que renueve en nosotros el primer amor, ese fuego que nos llevó a buscarle con todo nuestro ser.Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente.» (Salmo 51-12) Recibe toda Gloria, Gracia y Paz.