Articulos

Relación por las promesas

En la Biblia, hay varias manifestaciones de la presencia de Dios. Dios visitaba a Adán en las tardes. Adán trabajaba todo el día y, cuando cesaba, Dios llegaba para hablar con Él. Lo que Adán oía era una voz, cuando el día bajaba. Vivimos tan automático, tan estresados, que no dejamos que Dios nos hable; la primera experiencia que tuvo Adán fue escuchar la voz de Dios, pero tenía que hacerlo en la tarde, cuando no había interrupción. Hoy es tan difícil recibir la Palabra en la iglesia, todo por las interrupciones de la tecnología, las notificaciones de tu celular. Tú tienes que tener una experiencia personal con el Señor, que se meta en tu interior, en tu vida; y eso solo pasa cuando tú eres capaz de dejar las interrupciones a un lado y permitir que Él te hable. Pero queremos una relación con Dios, sin dejar las interrupciones a un lado; vivimos con todas las interrupciones, nos acostumbramos a ellas, y perdemos nuestra verdadera relación con Él.

Cuando miramos la transición de Dios en su relación con el hombre, nos encontramos con Abraham. La manera en que Dios se relacionó con él, es una muy peculiar; y es una de las maneras en que Dios se va a relacionar contigo. Desde Génesis 12, Abraham tiene una experiencia con las promesas de Dios. Su primer encuentro con Dios no fue un sueño; él tuvo después visiones y se encontró con ángeles, pero en Génesis 12 oyó una voz, recibió una instrucción: Deja la casa de tu padre, y muévete a una tierra que yo te voy a mostrar; y te voy a prosperar, a bendecir, te voy a dar un gran nombre. A través de toda la vida de Abraham, lo que vemos es un hombre que se mueve a través de las promesas de Dios. Esas promesas están disponibles para ti hoy; y, si algo debe darte seguridad de la presencia de Dios en tu vida, son sus promesas. Tienes que creer en ellas, actuar en su Palabra, vivir por lo que Él ha prometido; tienes que saber que Él ha prometido y su promesa es fiel para tu vida, a pesar de toda circunstancia que estés viviendo; tienes que tenerlas grabadas en tu interior. Cuando a tu alrededor no ves nada más que complicaciones, cuando las cosas no parecen ser, pareces loco caminando por la vida, pero la gente no entiende que es que tú estás agarrado, tomado por una promesa de Dios. Hay algo que se metió en tu interior, una voz; Pablo decía: Trato de asir aquello que me agarró primero. Esa es una experiencia con la presencia de Dios; cuando Él te agarra a ti primero, cuando algo se te mete por dentro, cuando hay una palabra que Dios te habla a ti –ya sea en un culto, en un momento de oración – se te mete en tu interior, dentro de ti, y tú comienzas a caminar como Abraham, como vagabundo, como extranjero, sin saber a dónde; lo único que sabes es que Dios va a llevarte a algún lugar. Hay algo dentro de ti que te dice que Dios te dio una promesa, algo que te ha marcado, algo a lo que no puedes renunciar.

Uno de los problemas por el que muchos viven en depresión es que no hay algo dentro de ellos que les haya agarrado, que les haga levantarse todas las mañanas, salir a trabajar, a luchar. Tienes que entender que no se trata de tener un sueño, una meta, sino de confiar en las promesas de Dios para tu vida, y saber que, aunque camines por tierra extranjera, y no sepas lo que está pasando, hay una promesa de parte de Dios para ti que te dice que vas a llegar al lugar que Dios tiene preparado para tu vida, y allí te vas a encontrar con Él.

Le pido a Dios que tengas una experiencia con Él, que algo agarre tu interior. Esto no se trata meramente de ser cristiano, sino de que esto se te mete en tu interior, y no puedes ser el mismo nunca más. Cuando cometes un error, ya no es igual, tu consciencia no es la misma, y Dios te persigue, te busca. Después que esto se te mete en tu interior, no hay manera que nadie te lo quite. Lo puedes negar, pero dondequiera que vayas, seguirás siendo lo que Dios dijo que eres porque esa es su promesa para tu vida; Pedro trató de negar a Cristo, pero cada vez que abría la boca se daban cuenta que hablaba igual que él.

Esto te tiene que tomar a ti primero; esa fue la experiencia de Abraham. Todos los momentos de la vida de Abraham, sus encuentros con Dios, eran acerca de la promesa. Dios le salía al encuentro para decirle: Te voy a dar un hijo; te prometí esto. Y una de las formas que Dios va a operar contigo es demostrándote sus promesas para tu vida; los encuentros que vas a tener con Dios, serán basados en sus promesas. Dios te sale hoy al encuentro y te dice: Yo te prometí. Y sus promesas son fieles a tu vida.

En Génesis 28, se nos habla acerca del nieto de Abraham, y su encuentro con Dios. Jacob lleva toda su vida peleando. Todo lo que tiene, lo tuvo que pelear. Desde el vientre de su madre se peleaba con su hermano gemelo, Esaú. Quizás, hoy, tú sientes que todo lo que has alcanzado lo has peleado; piensas que a otros todo les llega. Jacob llevaba toda su vida peleando; Dios dice que Jacob es el bendecido, pero nace segundo. Y qué triste es cuando tú sabes que Dios te dio algo a ti, pero otro llega primero. Jacob peleó y luchó, y un día tuvo un encuentro con Dios. 

“15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.” Génesis 28:15

Jacob viene caminando, lleno de problemas. Acaba de engañar a su papá porque quería la bendición que le correspondía a su hermano; y, ahora que tiene lo que quería, tiene que salir corriendo, huyendo. Jacob es la segunda persona en la Biblia a quien Dios le dice: Yo voy a caminar contigo. Dios no le prometió de esta manera su presencia a Abraham; pero sí a Isaac, y a Jacob. A Isaac, en el momento de hambre, cuando le dice que no baje a Egipto; a Jacob, cuando está en dificultades, diferentes a las de Isaac, pero Dios le dice: Yo voy a estar contigo. Es poderoso saber que, aun cuando tú te metes en problemas, cuando cometes errores, hay una voz del cielo que te va a encontrar en tus momentos de mayor frustración, y te va a decir: Yo estoy contigo. Cuando te metes en problemas, muchos te dejan, pero en tus peores momentos, oye la voz del cielo que te dice: Yo estoy contigo.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba