«Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres (Mateo 4:18-19).»
Cada persona tiene una red de parientes y amistades a su alrededor. Para muchos de nosotros esas redes se extienden hasta nuestro país de origen. Muchos, con frecuencia, se comunican por teléfono. Otros visitan y aun otros mandan dinero a sus familias con frecuencia. Te has fijado, en tu iglesia, ¿cuantas personas puedes tu conocer por medio de una sola persona? Recientemente mi familia y yo nos mudamos a un nuevo ministerio. Para mi hijo, fue un cambio dificultoso. Sin embargo, para mi sorpresa, observe que él conoció a un joven y a través de ese joven pudo él conocer a muchísimos más.
Muchos de las personas que vienen a la iglesia lo hacen a través de una invitación personal. Otra observación es que muchas de las iglesias que están creciendo numéricamente lo hacen a través de los grupos pequeños. Una manera eficaz de alcanzar a gentes para Cristo es descubriendo redes para evangelismo intencional.
Vemos ejemplos bíblicos de esto en Juan 1:35-48. Juan le dijo a dos de sus discípulos, «He aquí el cordero de Dios.» Y, éstos siguieron a Jesús. Uno de los dos discípulos era Andrés quien primero halló a su hermano Simón y le trajo a Jesús. Al día siguiente, Jesús halló a Felipe y le dijo «Sígueme.» Felipe fue y halló a Natanael y le dijo «ven y ve.»
La mujer samaritana también encontró a Jesús. Ella regreso a su ciudad y les dijo, «venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.» Y, el resultado fue que muchos en la ciudad fueron a Jesús por medio de la palabra de la mujer.
Lo importante de notar en estos ejemplos es que en cada uno el propósito era de traer a la persona a Jesús. El peligro es de ignorar la intencionalidad del evangelismo. Cuando esto pasa entonces estas redes se convierten en nada más que un grupo extenso de compañerismo.
Te animo a que hagas una lista de personas que son amigos, parientes y conocidos en tu vecindario. Comienza a descubrir la extensión de estas redes e invítalos a Jesús. Dios quiere hacer cosas extraordinarias en tu vida.