Peter Drucker, el gurú del management dijo: “Los buenos empleados no renuncian a sus trabajos, se alejan de sus malos jefes”. ¿A qué se refería? Una verdad innegable: Los colaboradores, voluntarios, trabajadores o ejecutivos de cualquier organización se quedarán o se irán ─en la mayoría de los casos─ por el líder que tienen en frente, y la iglesia no es la excepción… muchos buenos líderes han abandonado denominaciones, fundaciones, ministerios, proyectos eclesiales porque ¡el que estaba al frente no supo retenerlos! Y de esto Jesús sabía mucho, él supo hacerse de un grupo de voluntarios a los que prometió convertirlos en “pescadores de hombres”, y estos lo entendieron a tal punto que se quedaron con su Señor hasta el fin (salvo en la crucifixión donde lo dejaron, pero luego volvieron, pero eso es tema para otra exposición), llegando incluso a morir en la cárcel, cortados por la mitad a filo de espada, crucificados cabeza abajo o sumergidos en aceite hirviendo.
Si quieres que ‘tus mejores’ colaboradores se queden trabajando contigo debes pensar en los siguientes 12 puntos. ¿Será que los estás tratando a la altura que ellos se merecen?
12 RAZONES POR LAS QUE TUS COLABORADORES RENUNCIAN
1. SOBRECARGA. Nada cansa más a los buenos colaboradores que el exceso de carga laboral. Claro que es tentador ‘sacarle el jugo’ a los buenos trabajadores porque sabes que ellos ‘pueden dar más’, pero presionarlos demasiado los hace sentir explotados, sobre todo cuando sus salarios son bajos o peor aún, cuando trabajan voluntariamente ‘por amor a Dios y la Obra’. Se cuidadoso en eso, no sea que te excedas en darle demasiado trabajo a quienes por amor decidieron colaborarte en tus proyectos.
2. NO RECONOCER SUS LOGROS. Los buenos líderes saben “demostrar” su aprecio por sus buenos colaboradores, lo hacen de manera visible. Una palmadita en la espalda, un gracias, un regalo en el día de su cumpleaños, una llamada telefónica para felicitarlo, un reconocimiento público delante de sus compañeros suele ser a veces más estimulante que un aumento de sueldo. Aprende a ser un maestro de la felicitación, si no sabes hacerlo (porque así te criaron o así aprendiste con tus antiguos jefes), observa a los líderes de nivel 5, ellos siempre lo hacen. A la larga los colaboradores que no ven en sus líderes un reconocimiento hacia ellos abandonan, y lo hacen enojados y a la vez tristes.
3. UNA POBRE RELACIÓN JEFE-EMPLEADO. Los buenos colaboradores detestan a aquellos líderes que no son capaces de invertir en una buena relación con ellos: Una salida a comer juntos, visitar de vez en cuando a la familia, preguntar por la salud de la esposa o el hijo que estuvo en el hospital. Los colaboradores son humanos y como tal sus emociones están a flor de piel, así sean personas de edad madura. Las compañías inteligentes son aquellas que saben balancear a sus ejecutivos entre la profesionalidad y la humanidad, la empatía de los líderes entonces debe ser trabajada a fin de que los colaboradores encuentren en ellos a jefes cercanos, y no autómatas que solo están enfocados en metas organizacionales.
4. NO HONRAR TU PALABRA. La sociedad de hoy cada vez es más ‘mentirosa’. La gente miente sin escrúpulos, sin temor, lo hace como algo natural. Los colaboradores leales se decepcionan cuando sus líderes mienten o al menos, no cumplen lo prometido. Un comportamiento así por parte de las jefaturas lo único que producirá es el desprecio de sus cercanos, y eso incluye a quienes trabajan como sus colaboradores. Lo mejor entonces es honrar lo que se ha dicho, esto incluye las promesas de aumento de sueldo, de subir de posición, de mejores condiciones laborales; retractarse repercutirá en una profunda tristeza de los empleados. Y otra cosa, los líderes que saben retener a los buenos colaboradores son aquellos que “no hablan de ellos a sus espaldas” pues a fin de cuentas, todo se sabe.
5. POR PROMOVER A LAS PERSONAS INCORRECTAS. No hay nada que frustre más a los buenos colaboradores cuando ven con sus propios ojos que compañeros que no merecen subir a ciertos puestos suben, cuando personas con menos aptitud y actitud que ellos son invitados a dar seminarios, charlas o se adjudican beneficios por los que el colaborador fiel luchó por años. Muchas veces las jefaturas caen en la trampa del amiguismo o devolver favores, y esto desgasta la imagen del líder y produce grietas en la confianza de sus cercanos. Los líderes que promueven a sus amigos, familiares o protegidos (sin que éstos tengan los méritos) a niveles jerárquicos son reprobados en silencio por toda su Organización.
6. EL EFECTO TECHO. Los buenos colaboradores tienen algo en común (ya sea que trabajen en una organización cristiana o en una empresa secular), son apasionados y tienen hambre de crecer. Pero cuando el líder no les permite abrir sus alas, cuando les restringen impidiéndoles que sean creativos, cuando les exigen que estén enfocados 200% en su trabajo, a la larga el colaborador ‘se hastía’ porque se siente asfixiado. ¡Permíteles a tus colaboradores ensanchar sus tiendas! Si los invitan a predicar, enseñar, escribir o cualquier otro trabajo fuera de tu hacienda, déjalo, a la larga él lo agradecerá. Sé un promotor no un obstaculizador.
7. PORQUE NO SABES DESARROLLAR LAS HABILIDADES DE TUS COLABORADORES. Los buenos líderes son aquellos que han aprendido a potenciar las capacidades, habilidades, destrezas de sus colaboradores; reconocen en ellos virtudes y las trabajan: Los entrenan, los mandan a seminarios a capacitarse, los mueven a diferentes puestos, les dan plataforma, los llaman aparte y corrigen sus puntos débiles con el único fin de que en la siguiente oportunidad ‘brillen con luz propia’. Como líder debes ser un coach de tus colaboradores, encontrar sus fortalezas y ayudarlos a hacerse más fuertes, si no lo haces se aburrirán y emigrarán.
8. POR NO SER UN IMPULSOR DE LA CREATIVIDAD. Los colaboradores buenos son aquellos que buscan mejorar todo lo que tocan, son observadores compulsivos y desean que la organización mejore (su deseo es genuino). Escúchalos con buena gana y ‘suéltalos’, permíteles que hagan, que exploren, que prueben, que construyan, que creen programas, proyectos, academias; si les quitas la habilidad de innovar porque te sientes cómodo con el status quo harás que odien sus trabajos, y de paso a ti. Encerrar el deseo innato de tus colaboradores de mejorar la organización no solo limita al equipo, te limita a ti. Por eso, siéntate con ellos y pregúntales, ¿cómo podemos mejorar esto? De seguro una lluvia de ideas vendrá como resultado de una conversación sincera.
9. POR NO DEJARLOS CORRER. Los buenos colaboradores son como caballos finos de carrera; si los mantienes en el establo o trotando a media velocidad harás que se atrofien, ellos están diseñados para volar incluso más alto que tú. Déjalos que vuelen, ¿cómo? Ponles metas exhorbitantes para que se mantengan excitados de emoción. Cuando las personas inteligentes (capaces, creativas) se la pasan haciendo trabajos monótonos (o de poca monta) se deprimen y comienzan a buscar “nuevos pastos para correr a todo galope”.
10. LA MALA PAGA. Uno de los males endémicos de las organizaciones cristiano-evangélicas es el mal pago financiero a sus colaboradores (de echo muchos ni siquiera reciben remuneración). Las compañías inteligentes entendieron hace décadas que si quieren conseguir productos de calidad deben tener mano obra de calidad y esta se obtiene ––aunque parece de sentido común–– al pagarles más (aunque debemos ser justos, el pagar más no significa necesariamente un mejor trabajo, pero eso es materia para otro artículo). No obstante la iglesia, las denominaciones, las fundaciones, las organizaciones cristiano-evangélicas tienen la tendencia a pagar mal a sus ejecutivos, y lo que es peor, “les exigen un trabajo de maravilla pero sin brindarles el reconocimiento financiero necesario para que los colaboradores se sientan dignos”, a la larga muchos terminan abandonando porque ‘deben proveer para sus familias’. Un CEO me dijo en cierta ocasión: “Si pagas bien tienes derecho a exigir bien, si pagas mal lo mejor que puedes hacer es tragarte tus exigencias y pedirle a tu colaborador que haga su mejor esfuerzo, pero hazlo con humildad”.
11. FALTA DE INSPIRACIÓN. Franklin Iriarte, pastor de ITC (Iglesia en tu Ciudad, Quillota, Chile) y director del Colegio Cristiano dijo: “Los líderes que trascienden son los que inspiran con visiones grandes… tienen claro el porqué. El porqué es el círculo dorado de la inspiración… si lo subes al bus de tu PORQUE entonces tendrás gente leal. David tenía los mejores hombres a su lado porque los inspiraba con tareas imposibles… “quiero agua del pozo de Belén”, les dijo, y eso fue suficiente para que ellos le trajeran agua a pesar de que eso les significó ir hasta el campamento de sus enemigos. ¡Los líderes inspiran!
12. POR TU IDIOTEZ. Aunque suene fuerte (ese es el propósito) muchos buenos colaboradores desertan de sus trabajos porque sus líderes tienen un carácter difícil de soportar: enojones, con cambios de ánimo bruscos, poco comunicativos o malos comunicadores, taciturnos, irritables, pesados, parcos, prepotentes. El carácter del líder es crucial para retener colaboradores o ahuyentarlos. Un jefe-director-supervisor ‘con un genio de los mil demonios’ hará que su liderazgo sea poco confiable, eso fue lo que le pasó al apóstol Pablo. Era un académico brillante, un comunicador efectivo, un misionero excelso, pero su carácter (demasiado fuerte) le pasó malas jugadas. ¿Quién en su sano juicio querrá trabajar con alguien así? Quizá por eso Marco, el sobrino de Bernabé, abandonó la misión.
ESTIMADO LIDER ORGANIZACIONAL (obispo, director, pastor, superintendente, administrador, etc.)
Usted fue llamado a formar equipos de excelencia para la gloria de Dios y para el establecimiento del Reino, para ello ha sido dotado con el don de liderazgo, pero mientras no sepa mantener a sus colaboradores contentos nunca podrá alcanzar el 100% de éxito en sus proyectos, ellos (sus colaboradores) son su fuerza motriz; si bien usted tiene el nombramiento (el puesto-jefatura-dirección), sus colaboradores harán posible que sus proyectos se realicen.
- Bill Hybels dijo: “Un colaborador motivado rinde 25% más que uno desmotivado”.
- Mientras que Ron Jenson mencionó: “Lo mejor que podemos hacer como líderes organizacionales es cuidar de nuestros trabajadores, al hacerlo tendremos más oportunidad de conquistar cualquier empresa que nos propongamos”.
- Por último, John Maxwell sentenció: “El trabajo en equipo hace que el sueño funcione, pero una visión se convierte en pesadilla cuando el líder tiene un gran sueño y un mal equipo. Adivine quién es el responsable de tener un mal equipo”.
─ Jesús les dijo: ¡¿Y ustedes también se quieren ir?! ─ Señor, ¿adónde iremos si solo tú tienes palabras de vida eterna? respondieron sus discípulos.