
TEXTO: LUCAS 6:20-22 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Si esta mañana nos pidieran hacer una lista de las personas más dichosas y felices en la sociedad, ¿qué escribiríamos?
Seguramente, nuestro listado sería muy diferente al que nuestro Señor Jesús nos presenta en el pasaje que hemos leído.
Tal vez nuestra lista incluiría afirmaciones como: “Felices son los que tienen buenos salarios y empleos estables”, “Felices son los que viven en colonias privadas y seguras”, “Felices los que disfrutan de tres tiempos de buena comida”, “Felices los que no dependen del transporte público, sino que tienen su propio vehículo”, “Felices los que son atractivos y admirados por todos”, “Felices los que tienen dinero para comprar lo que desean”, “Felices los que usan ropa de moda y de las mejores marcas”, etc.
Pero debemos notar que la lista de los bienaventurados que nuestro Señor Jesús nos da es muy distinta a la que haríamos nosotros o cualquier otra persona.
Esto es porque LA MAYORÍA DE PERSONAS VALORAN LAS COSAS SEGÚN LOS ESTÁNDARES DEL MUNDO, pero el Señor nos habla de LOS VALORES DEL REINO DE DIOS, es decir, lo que para Dios es verdaderamente importante en la vida de cada persona.
VEAMOS ENTONCES POR MEDIO DE LA PALABRA DE DIOS ¿QUIENES SON LOS VERDADEROS BIENAVENTURADOS?
I) LOS POBRES, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE DIOS
(VS. 20) Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Primeramente debemos dejar bien claro y comprender que el Señor no está diciendo que la pobreza material sea un requisito para entrar en el Reino de Dios, pues no somos salvos por nuestra condición económica, sino por la fe en Cristo Jesús.
Tampoco está afirmando que todos los ricos se condenarán, ya que hay personas con muchas riquezas que han confiado en Cristo como su Salvador.
Entonces, ¿QUIÉNES SON LOS POBRES A LOS QUE SE REFIERE EL SEÑOR?
Son aquellos que reconocen que no tienen absolutamente nada con qué presentarse delante de Dios para recibir salvación y perdón de pecados (Miqueas 6:6-8) ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7 ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Son aquellos que entienden que NO PUEDEN COMPRAR EL FAVOR DE DIOS, que no hay nada que puedan hacer que los haga merecedores de la salvación (Marcos 8:37) ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Son aquellos que, al reconocer su pobreza espiritual, buscan la misericordia y la gracia de Dios (Lucas 18:13) Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
II) LOS QUE TIENEN HAMBRE, PORQUE SERÁN SACIADOS
(LUCAS 6:21A) “Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados..”
Los que tienen hambre en este contexto son aquellos que RECONOCEN SU NECESIDAD DE DIOS:
Que tienen la humildad de admitir que su matrimonio necesita de Dios.
Que reconocen que su vida personal necesita de Dios.
Que comprenden que su familia necesita de Dios.
Que aceptan que, en su enfermedad, necesitan de Dios.
Que saben que, en sus dificultades económicas, necesitan de Dios.
Que, aun en tiempos de abundancia y tranquilidad, entienden que necesitan de Dios.
Lastimosamente en el mundo podemos encontrar muchas personas que TIENEN MUCHAS NECESIDADES PERO RECHAZAN AL SEÑOR pues piensan que encontrarán algo mejor que pueda saciar su necesidad, por eso buscan ser saciados por medio del dinero, por medio de los bienes materiales, por un empleo, por los negocios, por la diversión y los placeres, etc, pero no se dan cuenta que el hambre en el corazón del hombre ES UN HAMBRE QUE SOLO DIOS PUEDE SACIAR.
REFLEXIÓN: Muchos caminan por la vida como un hombre hambriento en el desierto que, al ver a otro hombre, corrió hacia él pidiendo agua y comida. Pero el otro hombre solamente le ofreció unas corbatas. El hombre hambriento se enojó y desechó la corbata y siguió su camino hasta encontrar un restaurante. Al llegar, el mesero le dijo: “AQUÍ HAY MUCHA COMIDA Y AGUA, PERO NADIE PUEDE ENTRAR SIN CORBATA”. Así están muchos hoy: buscan placer, dinero y posesión, pero no quieren recibir a Jesús. No se dan cuenta de que TODO LO QUE REALMENTE NECESITAN ESTÁ EN ÉL.
III) LOS QUE LLORAN, PORQUE REIRÁN
(LUCAS 6:21 B) “… Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis..”
Seguramente nos podemos preguntar ¿Quién puede ser dichoso por llorar? ¡AQUELLOS QUE LLORAN POR CAUSA DE SU PECADO!, que tienen dolor en su corazón por haber fallado y ofendido a Dios. Estos serán consolados y reirán de alegría.
Hay personas en el mundo que, en lugar de llorar por sus pecados, se jactan de ellos y se burlan de la justicia de Dios (Salmos 73:8-9) Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería. 9 Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra.
Para otros el pecado es una diversión y se deleitan en él (Proverbios 10:23) El hacer maldad es como una diversión al insensato; Mas la sabiduría recrea al hombre de entendimiento.
Pero todos ellos, los que se deleitan en el pecado, los que se jactan de su maldad y se burlan de Dios AL FINAL NO REIRÁN, sino que llorarán en condenación (Mateo 13:41-42) Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Pero aquellos que lloran por sus pecados nunca serán rechazados por el Señor, sino que serán perdonados y experimentarán el gozo de su gracia (Salmos 51:17) Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
IV) LOS QUE SON VITUPERADOS Y DESECHADOS POR CAUSA DEL REINO DE DIOS
(LUCAS 6:22) Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Bienaventurados los cristianos que sin temor de las burlas y del menosprecio, no pasan desapercibidos en el mundo, sino que se dan a conocer como hijos de Dios en medio de la maldad (Filipenses 2:15) para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;
Bienaventurados los que son vituperados y menospreciados por no vivir como el mundo, sino por haber decidido vivir para el Señor.
Bienaventurados los que se atreven a ser la sal de la tierra en lugar de ser azúcar para el mundo, es decir ser agradables para todos,los que eligen ser luz y no seguir en tinieblas (Mateo 5:13-14) Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
CONCLUSIÓN: El verdadero concepto de bienaventuranza según Jesús es completamente diferente al que el mundo promueve. No se trata de riquezas, fama o comodidad, sino de una vida en comunión con Dios, marcada por la humildad, la necesidad espiritual, el arrepentimiento y la fidelidad a Cristo. Aquellos que reconocen su pobreza espiritual, tienen hambre de Dios, lloran por su pecado y soportan persecución por su fe, son los verdaderamente dichosos. Porque en Cristo, sus almas serán saciadas, su tristeza se convertirá en gozo, y su recompensa en el Reino de Dios será eterna.