“13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. 15 Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.” Mateo 16:14-20
Más que saber qué hacer, es necesario que la iglesia entienda quiénes somos. La meta de Jesús no fue enseñar un programa, no fue enseñar una actividad, un currículo, una doctrina, una religión; la meta de Jesús fue transformar al hombre, y que el hombre pudiera saber para qué fue llamado, cuál es su destino, cuál es la relación que debe tener con Dios; porque el día que un hombre está seguro de quién es y está totalmente definido por la palabra de Dios, entonces, es cuando puede caminar en el máximo potencial.
A través de toda la vida, la misma iglesia a veces comete el error de enfocarse en lo que puede hacer, en lo que tiene que hacer; por eso tenemos mucha gente que sabe hacer iglesia, pero tienen pocos resultados de iglesia, simplemente, porque la vida de una persona no es transformada por lo que hace, sino cuando conoce quién es. Por eso es que tienes que estar claro que tú eres un hijo de Dios, lavado por la sangre del Cordero de Dios. Tú no eres un pecador, no eres cualquier cosa, no eres una vieja criatura, sino una nueva creación, un hijo de Dios transformado por el poder de Dios, y nada ni nadie puede o debería definirte a ti basado en tu experiencia, en lo que viviste.
En estos versos, vemos que la vida de Pedro comienza a cambiar al definir correctamente quién era Aquel que estaba al lado de él. El mismo Jesús, en un momento dado, les pregunta a sus discípulos: ¿quién dice la gente que yo soy? Esto, no para tomar esa opinión como una conclusión para definir quién él era, sino para llevar a sus discípulos a mirar la realidad de la revelación de quién era con quien ellos andaban. Por lo tanto, lo que él quería era ver quién estaba influenciando la vida de sus discípulos. Los discípulos sabían quién decían los otros que él era, pero ahora Jesús comienza a preguntar algo más profundo: ¿quién dicen ustedes que yo soy? Ya sabían lo que opinaba el mundo, los demás; pero ¿y ellos? Ante esa pregunta, ahora llega un momento de revelación en la vida del apóstol Pedro.
Este momento de revelación en la vida de Pedro, ha sido objeto de controversia a través de los tiempos porque la iglesia católica ha estructurado toda su iglesia y sus doctrinas hablando acerca de Pedro como la piedra angular; pero tenemos que ver todo esto en el contexto de lo que verdaderamente Cristo quiso decir. Se ha tomado este verso para decir que tú puedes atar y desatar cualquier cosa; pero hay que verlo en el contexto correcto. Si pensamos que Pedro es la roca sobre la que se edifica la iglesia, tenemos que pensar que esa roca era débil porque unos capítulos más adelante, niega al Maestro, se derrumba, entra en depresión; cuando comienza la presión de lo que Jesús estaba viviendo, este hombre estaba huyendo. Aquel que dijo que iba a defender al Señor, que tomaría su lugar, tiene este momento de revelación y de repente, unos pocos capítulos más adelante, vemos un Pedro que no parece la roca que Cristo dijo que él era porque en realidad él no era la roca; la roca era la revelación que él acababa de recibir sobre la cual Pedro y toda la iglesia se edificaría. Esto lo que te da es esperanza de que no es tu humanidad lo que determina tu potencial, sino la revelación de quién es Cristo en tu vida lo que hace que tú puedas sostenerte en cada momento.
Pedro no fue el estándar naturalmente apropiado porque vemos su vulnerabilidad en medio de las presiones, dificultades y situaciones; pero una vez más: es lo que te da la posibilidad de que Dios te pueda usar. Porque Dios puede usar a alguien vulnerable ante las presiones, si esa persona sabe dónde refugiarse y dónde encontrar la revelación divina.