Voz del Tabernáculo

Quebrantando el vaso para Dios

VOZ DEL TABERNÁCULO

En Marcos 14-3-9, encontramos un acto de amor, entrega y devoción profunda. Una mujer, cuyo nombre no se menciona en este relato, entra en la casa de Simón el leproso en Betania y, sin temor a la crítica ni a las miradas de los demás, toma un vaso de alabastro con perfume de nardo puro, lo rompe y lo derrama sobre la cabeza de Jesús.

Este perfume no era cualquier fragancia; era de mucho precio, lo que indica que representaba algo de gran valor, quizás su tesoro más preciado. Pero ella no titubeó en derramarlo completamente sobre el Maestro. En este acto, podemos ver tres grandes enseñanzas. Una entrega sin reservas

Una entrega sin reservasa. La mujer rompe el vaso de alabastro. No lo destapa con cuidado ni intenta verter sólo una parte del perfume, sino que lo quiebra. Esto simboliza una entrega total, sin reservas. Cuando venimos a Jesús, no podemos traerle solo una parte de nuestro corazón, debemos entregarnos por completo, sin temor a perder lo que tenemos.

Un sacrificio que tiene un olor grato
El perfume de nardo puro llenó la casa con su fragancia. De la misma manera, cuando nos entregamos en adoración genuina y rendimos nuestra vida a Dios, esa entrega se convierte en un olor grato delante de Él (2 Corintios 2-15). Nuestra vida debe ser un perfume que inunda nuestro entorno con la presencia de Dios.

Una adoración que trasciende el tiempo
Algunos de los que estaban allí se indignaron, diciendo que ese perfume podría haberse vendido para ayudar a los pobres. Pero Jesús defendió a la mujer y dijo:

«De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.» (Marcos 14:9)

Su adoración trascendió el momento y quedó registrada en la historia como un ejemplo de entrega y amor hacia Dios.

¿Estamos dispuestos a romper nuestro «vaso de alabastro»?
Dios no busca sacrificios materiales, sino corazones dispuestos a quebrantarse ante Su presencia. Que podamos rendirnos por completo, dejando a un lado el temor y las opiniones ajenas, para adorar al Señor con todo lo que somos y tenemos.

Que nuestra vida sea un perfume derramado a los pies de Jesús.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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