“19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Isaías 43:19
Dios dice que Él está haciendo algo nuevo, pero luego sigue diciendo que otra vez abriría camino en el desierto. Si dice que abriría camino otra vez, es porque ya lo había hecho. ¿Cómo es algo nuevo, si es algo que ya hizo? Tienes que aprender la manera en que Dios opera. A Dios no le sorprenden los problemas que te sorprenden a ti. Dios ha visto problemas una y otra vez a través de toda la historia, y siempre ha traído solución para que su pueblo pueda continuar hacia delante. Dios lo que está diciendo es: Este problema que estás experimentando, ya yo lo he visto, y yo voy a abrir camino otra vez.
No es la primera vez que eres perseguido; ya Dios te libró en otra ocasión y lo hará una vez más. Lo que tú no conoces es el resultado de lo nuevo que Dios va a hacer con esto que te está sorprendiendo a ti, pero que ya Dios ha hecho en el pasado. Dios va a abrir camino, pero lo nuevo que Él va a hacer tú todavía no lo conoces, la pregunta es si tú eres capaz de discernirlo. Porque lo nuevo de Dios se tiene que discernir, percibir, proyectarse a través del espíritu, a través de tu fe. No te das cuenta de las cosas que Dios quiere hacer en tu vida, y te enfocas en aquellas que tú piensas que debieron haber ocurrido, que debieron haber funcionado y no funcionaron, y que por alguna razón piensas que es el final de tu vida, de tu trayecto, de tu esperanza, de tu destino. Cuestionas las cosas que te sorprenden y marcan tu corazón. Pero esto puede tener un efecto en tu alma y en tu corazón.
Marta, frente a la tumba de Lázaro, comenzó a cuestionar cosas que muchas veces nosotros cuestionamos: Si hubieras estado aquí, esto no hubiera pasado; si amaras a mi hermano como dices, hubieras estado aquí y él no hubiera muerto. Cristo le dijo: Tu hermano va a resucitar. Y ella piensa que él hablaba del tiempo postrero. Pero Jesús dice: Yo soy la resurrección y la vida. El problema de esta mujer es el mismo de muchos de nosotros: Vivimos nuestra vida en el pasado o en el futuro, pero no en lo que Dios quiere hacer en este momento. Es verdad que Cristo pudo haber evitado que Lázaro muriera, pero iba a recibir más gloria si Lázaro se levantaba después de muerto. Eso era algo nuevo y que aquel pueblo necesitaba ver para lo que Dios iba a hacer en esa temporada. No era la primera vez que se levantaba a alguien de los muertos; en el Antiguo Testamento, hubo milagros de resurrección. Por eso es que a Dios no le sorprenden los problemas que a ti te sorprenden; Él tiene una solución ya para cada uno de ellos. Lo que tú tienes que percibir es qué Él va a sacar detrás de este problema, y qué es lo nuevo que Él quiere hacer en tu vida durante esta temporada.
“39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” Hebreos 10:39
Lo único que te previene de volverte loco es la fe que tú tienes en medio de las crisis. Tu fe es lo que te mantiene cuerdo, lo que mantiene tu alma estable, es lo que te da la oportunidad de manejar y controlar tus emociones y de guardarte para poder alcanzar lo que Dios tiene para ti, y para no retroceder, para no volver atrás, sabiendo que el futuro que Dios tiene para ti es más grande que lo que tú has vivido. Y lo que tú estás viviendo no podrá detener aquellas cosas que Él va a hacer en tu vida. El efecto que tienen los problemas muchas veces en tu vida, es la limitación mental que tú permites que tengan en ti, simplemente por lo que has vivido. Declara que tú no eres de los que retrocede; tu alma no se va a perder, tu destino no se va a perder, tu familia no se va a perder; ustedes van hacia delante, y lo único que te da seguridad es la fe, que preserva tu alma en medio de la crisis. No te has vuelto loco, por la fe que tienes de que tienes un futuro maravilloso, y que algo nuevo Dios va a hacer en tu vida y la de los tuyos.
Jesús llega al pórtico de Betesda, lugar donde estaban los enfermos porque de tiempo en tiempo descendía un ángel y movía las aguas de aquel estanque, y el que entraba quedaba completamente sano. Y hubo un hombre al que Jesús preguntó cuánto tiempo llevaba allí, y su respuesta fue: Nadie me ayuda. Aquel hombre veía cómo cada vez que el ángel movía las aguas, alguien más recibía el milagro. Aquello, lejos de inspirarle a acercarse más, cada vez su alma retrocedía más. Lo grande es que Jesús llegó allí y no movió el estanque para que aquel hombre fuera sanado. Jesús no necesita mover el estanque para que tú seas sanado. Jesús movió el alma de aquel hombre.
Dios no tiene que quitar la pandemia para prosperarte. Aun en medio de la pandemia, cuando otros retroceden, si tu alma está viva, en fe, en vez de alejarte, te vas a acercar. Hay quienes, en estos tiempos, han caído en trampas y su alma ha retrocedido. Júzgate a ti mismo. Hay quienes dicen que en la pandemia han aprendido cuáles son las cosas importantes; la pregunta es si nunca las supiste. Y sí, la familia es importante, la salud es vital, pero no pienses que trabajar y soñar son ahora menos importantes. Lo que la pandemia te debe decir es que siempre fue importante que trabajaras, sin descuidar a la familia. Lo que la pandemia te debe decir es que ahora tienes que tener fe para hacer todo lo que se requiere de ti, pero no retroceder. Si las aguas no se mueven, que tu alma no retroceda. Jesús no movió las aguas para que aquel hombre fuera sanado; lo que hizo fue mover el espíritu de aquel hombre, para que comenzara a caminar y alcanzara aquello por lo que estaba en aquel lugar. Aquel hombre siguió allí año tras año, lo que nos dice que quería ser sano. Pero año tras año, su alma iba en retroceso. Cayó en lo que muchos caen: Nadie me ayuda. Tú tienes que entender que nadie te tiene que ayudar. Esa no es excusa. Muévete a lo que Dios tiene para ti.
Vemos un gran contraste con la mujer de flujo de sangre. Había pagado para que le ayudaran, y le iba peor. Ella pudiera haber estado todavía más frustrada que el paralítico de Betesda. Él solo pedía ayuda y no gastaba nada, mientras que ella gastaba buscando ayuda y le iba peor. Pero aquella mujer comoquiera seguía buscando; porque hay gente que aún en medio de las tragedias su alma no retrocede. Ella oyó que Jesús estaba allí, y dijo: Si toco el borde del manto del Maestro, quedaré sana. No sabemos de dónde sacó eso, pero eso fue lo que se le ocurrió. Pudo pensar que si ya había tratado todo, aquello tampoco funcionaría. Pero persiguió a Jesús. La maltrataron, la empujaron, pero ella siguió hasta tocar el borde del manto del Maestro y quedar completamente sana. Qué mentalidad tan poderosa, qué perseverancia de espíritu el no permitir que el haber gastado todo y le fuera peor hiciera que su alma retrocediera, sino todo lo contrario. En medio de toda crisis, siempre hay un nuevo punto de partida para ti.