Lucas 15:8-10. Cada uno de nosotros tenemos que reconocer que nuestra familia es una bendición de Dios, y tenemos que comprender que la familia es uno de los blancos principales que satanás ataca.
La palabra de Dios nos enseña que los objetivos de satanás son hurtar, matar y destruir, y esas tres cosas son las que el enemigo hace en contra de las familias, pues cuando las familias están divididas, cuando las familias están en conflicto, también la iglesia es afectada, también la iglesia es debilitada.
Posiblemente algunos de nosotros estamos perdiendo nuestro matrimonio, o posiblemente estamos perdiendo a nuestros hijos, o estamos perdiendo la relación con nuestros padres, ¿Vamos a dejarlos perder? ¿Qué necesitamos hacer para recuperar a nuestra familia?
Veamos lo que nos enseña la palabra de Dios en los textos que hemos leído, en los cuales nos muestran a una mujer que había perdido una moneda, una dracma, lo cual representa el salario de un día de trabajo y todo lo que hizo para encontrarla y recuperarla.
Apliquemos el texto a nuestra vida y veamos que necesitamos hacer para recuperar nuestra familia:
PRIMERAMENTE, TENEMOS QUE RECONOCER LO QUE HEMOS PERDIDO (VS 8)
Esa mujer tenía diez dracmas, pero se dio cuenta que había perdido una dracma, se dio cuenta que había perdido una de sus monedas y le dio importancia a encontrarla, para ella esa moneda era algo de valor, representaba un día completo de trabajo.
Ella no dijo: No importa que se pierda una, me quedan nueve, para que me voy a esforzar y preocupar en buscarla si me quedan más monedas. Pero ella le dio importancia a la moneda perdida,
Muchas esposas se sienten tranquilas porque tienen sus hijos y dejan perder su matrimonio, también hay hijos que se sienten felices con su mamá, la apoyan, la ayudan, pero dejan perder a su padre, lo menosprecian, no le ayudan, y eso no debe ser así.
Lastimosamente en muchas familias cristianas lo que se ha perdido o lo que se está perdiendo no son monedas, sino algo mucho más valioso: Nuestros hijos, nuestras hijas, nuestra pareja y ni siquiera nos hemos fijado, ni siquiera nos hemos dado cuenta de que los estamos perdiendo, porque tenemos el corazón endurecido lleno de indiferencia y soberbia porque pensamos que nunca en la vida vamos a necesitar de esa persona, pero ¡la vida cambia!
PARA RECUPARAR NUESTRA FAMILIA: NECESITAMOS LA LUZ DEL SEÑOR EN NUESTRA VIDA (LUCAS 15:8b)
En la oscuridad esa mujer no podría encontrar la dracma que había perdido, ella encendió la luz.
Nosotros necesitamos la luz del Señor iluminando nuestra vida para que podamos ver lo que quizás no hemos visto o no nos hemos dado cuenta:
Nuestras malas actitudes para con nuestra pareja.
Nuestras actitudes de indiferencia para con nuestros hijos.
Las palabras hirientes que decimos sin pensar el daño que causamos
La soberbia y prepotencia con la que tratamos a nuestra familia.
Necesitamos la luz del Señor para darnos cuenta lo lejos que están nuestros hijos de nosotros, lo fría que se ha vuelto nuestra relación con ellos, la tristeza que tienen en su corazón por la manera como los tratamos.
Necesitamos la luz del Señor para reconocer lo dañado que esta nuestro matrimonio, el enfriamiento que hay en nuestra relación, para darnos cuenta la rutina que esta destruyendo nuestro hogar.
Que necesitamos para que la luz del Señor nos ilumine (Efesios 5:14) tenemos que despertar, tenemos que darnos reconocer los problemas, no podemos ser indiferentes, tenemos que despertar y pedirle al Señor que nos permita ver lo que esta dañando nuestra familia, pero NO SOLO PARA VERLO, SINO PARA CORREGIRLO.
PARA RECUPERAR NUESTRA FAMILIA TENEMOS QUE LIMPIAR Y ORDENAR NUESTRA VIDA (LUCAS 15:8c)
La mujer que había perdido la dracma sabia que en medio del desorden y la suciedad no podría recuperar su moneda perdida, por eso se puso a barrer la casa, es decir a limpiar y a ordenar para encontrar su moneda perdida.
Si queremos verdaderamente recuperar nuestro hogar, nuestro matrimonio, si queremos recuperar la relación con nuestros hijos, tenemos que limpiar nuestro corazón, tenemos que limpiar el corazón de resentimientos, de rencores, de amargura, de soberbia.
Tenemos que limpiar el camino para que nuestra familia se pueda acercar a nosotros, tenemos que limpiar el camino para que nuestros hijos vuelvan a tener confianza de acercarse a nosotros a compartir tiempo con nosotros, limpiar el camino para acercarnos nuevamente a nuestra pareja (Isaías 57:14)
Pero también tenemos que ordenar, pues muchas veces estamos perdiendo nuestra familia porque tenemos mal nuestras prioridades, le estamos dando más valor al trabajo, al negocio, a los amigos, al deporte, a las redes sociales, que, a nuestra familia, que a nuestra pareja.
Tenemos que tener como prioridad en nuestra familia el tiempo para Dios, para adorar en familia. (Josué 24:15)
PARA RECUPERAR NUESTRA FAMILIA TENEMOS QUE HACER TODO LO QUE PODAMOS (LUCAS 15:8d)
Es triste que muchas parejas toman siempre la solución más cómoda, la que requiere menos esfuerzo, la más fácil, deciden separarse, deciden dejar perder su matrimonio, deciden dividir su familia.
Pero ¿ya considero todo lo que eso implica? ¿Ya pensó en el dolor de sus hijos de separarse de su padre? ¿Ya pensó como va a sacar adelante a sus hijos usted sola? ¿Ya pensó cómo será su vida sin su familia? ¿Ya considero como puede llegar a enredar su vida después?
Vale la pena tomar la decisión que la mujer de la historia hizo para recuperar ¡UNA MONEDA! Limpio, busco diligentemente hasta encontrarla, es decir no se rindió, no la dio por perdida, la busco hasta encontrarla.
¿Está seguro o está segura de que ya hizo todo lo que podía hacer para recuperar su familia? ¿Ya oro, ya ayuno por su familia, ya pidió consejería, ya le dio tiempo a Dios que obrara?
NO DEJES PERDER TU FAMILIA, pelea la batalla, esfuérzate y se valiente y lo que no puedas hacer, DIOS LO HARA POR TI.
