El fruto del Espíritu es la naturaleza divina (amor, longanimidad, bondad, etc.) que se convierte en mi naturaleza cuando muero al pecado.
¿Cuáles son los frutos del Espíritu?
Algunos de los frutos del Espíritu se describen en Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe.”
El fruto del Espíritu es esencialmente lo opuesto al pecado y el egoísmo. El fruto del Espíritu es la vida de Cristo, es naturaleza divina. Es la nueva y agradable vida que se vuelve parte de mi naturaleza cuando, en obediencia al Espíritu, me dejo ser limpiado y muero al pecado. El fruto del Espíritu es el resultado de andar en el Espíritu. (Gálatas 5:16-26)
¿Cómo obtenemos el fruto del Espíritu?
“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” Juan 12:24.
Para que este trigo o fruto crezca, algo debe de morir. Pero cuando muere, la nueva vida comienza obtenemos más y más de los frutos del Espíritu cuando ponemos a la muerte nuestra naturaleza pecaminosa mediante la obediencia al Espíritu – a través de andar en el Espíritu.
Por ejemplo, la bondad es uno de los frutos del Espíritu. Nosotros queremos mostrar bondad a nuestra familia, amigos y a todos aquellos que conocemos a lo largo de nuestro camino; pero suele pasar que algo no sale de acuerdo a lo que yo pensé, o alguien dice algo de cierta manera, y percibo lo opuesto a la bondad dentro de mí. Algo desagradable quiere salir, esto es mi naturaleza pecaminosa o “carne” y ¡ Esto es lo que necesita morir, para obtener el precioso fruto de la bondad!
“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría… Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro…” Colosenses 3:5,12-13
Obteniendo el fruto del Espíritu: Un proceso de toda la vida.
Obtener el fruto del Espíritu es un proceso continuo: Algo en mí debe de morir, para dar lugar a la naturaleza divina. Entre más yo “muera”, más podré recibir pensamientos buenos, acciones y palabras, y asi llegar a ser más y más justo y santo. (2 Pedro 1:3-9)
Lo mismo aplica al amor, gozo, paz, paciencia, y los otros frutos del Espíritu. Esto es un trabajo de por vida. Siempre hay más naturaleza divina por la cual trabajar. Necesitamos tener este anhelo y deseo ardiente constante en nuestros corazones, “¡Necesito ganar más de los frutos del Espíritu!” “¡Necesito estar lleno de la naturaleza divina!”
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” Romanos 6:22